Wade

Capítulo 8

Elizabeth
Anubis se mantenía en mis brazos sin intención de bajarse.  Temblaba del miedo que le causaba la extraña compañía que tenía.
Seth no se había apartado de mi lado tampoco. Axel también estuvo muy pendiente de mi todo el viaje.
El único que hacía ver como si yo no existiera, era Wade.
Maldito imbécil.
—Si me permiten me gustaría irme a mi habitación a descansar. –Excusó Axel subiendo unas escaleras que estaban justo enfrente de las puertas principales.– Después tendremos una reunión con todos, Wade. –Este último se encogió de hombros.– Tenemos que hablar de las opciones que tenemos ahora que nos hemos expuesto.
—Nos hemos metido en esta guerra por culpa de Ewena. –Escupió fulminandome con la mirada. Estaba harta que me pusiera nombres inexistentes. – ¿Dónde está Adam? 
Unos acelerados pasos retumbó por toda la entrada. Adam bajó las escaleras y empujó a Axel con su hombro y se abalanzó a mi.
—Pensé que te había perdido. –Confesó mientras se enterraba en mi cuello.– No me lo hubiera perdonado en la vida..
—Deberías abrazarme a mi. –Se quejó Wade cruzando sus brazos mientras nos miraba.– Yo la he salvado. Con decirte que hasta el gato sigue vivo.
Anubis que estaba atrapado entre mi pecho y el de Adam, maulló llamando nuestra atención. Este lamió la cara de Adam cuando se hubo alejado, dándole la bienvenida.
—¿En serio voy a tener que aguantar a estos dos? –Nos señaló a mi mascota y a mi, con asco. Por un momento me vi dándole un puñetazo.– Que le den la habitación que este mas lejos. No la quiero cerca mío.
—¿En serio, Wade? –Preguntó Axel que seguía en las escaleras viendo el espectáculo incrédulo.– No seas imbécil. Ella no te ha hecho nada.
—No voy a permitir que la trates así. –Me defendió Seth poniéndose enfrente de Wade, enfrentándolo.– Entiendo que seas un hijo de puta con gente en la que no confías, tío. –Elevó sus manos hasta su pecho, con las palmas mirando hasta el suelo intentando calmarlo.– ¿Te tengo que recordar que ella se metió en todo esto por nuestra culpa? ¡Nosotros estábamos en el bar, y nos buscaban! Ella hizo lo que haría cualquier trabajador.
—Yo no tengo la culpa de que sea una bocazas. –Se encogió de hombros y empezó a subir las escaleras.–
Solté a mi gato en los brazos de Adam y lo seguí hasta las escaleras. Cuando lo alcancé, le toqué el hombro llamando su atención.
Este se dio la vuelta de mala gana. No le agradaba mi compañía, pero a mi tampoco la suya.
Si quería sobrevivir tenía que aguantar a este gilipollas, es cierto.
Pero no iba a permitir que me intentara pisotea día sí y día también.
—Te agradezco que hayas aceptado a ayudarme. –Mis ojos no se movieron de los suyos. Él pudo tomarlo como si estuviera enfrentándolo, pero realmente me daba igual.– No tienes ningún derecho a tratarme así. Eso sí que no te lo voy a permitir. –Mi boca era una línea, ningún sentimiento.–  Si voy a ser una molestia para ti como dices que lo seré, puedo coger a mi gato y largarme de aquí. –Me puse en el mismo escalón que él. Seguía siendo más alto que yo, pero no me dejaría intimidar.– Creeme que tengo las agallas de irme. No tengo porque aguantar tu mierda. –Elevé mis brazos.– Quizás estos chicos que tu llamas 'amigos' sí lo hagan, pero yo no, Wade.
Mi cuerpo tembló al nombrarlo.  Este seguía con el rostro fijo, sin sentimientos alguno. 
Cuando asumí que no me iba a responder, empecé a bajar los escalones que había subido minutos antes.
Wade me agarró el codo con fuerza, volteándome.
—Mi casa, mis reglas. –Dijo simplemente. Al ver mi cara de confusión siguió hablando.– Estos chicos que tu dices son mi familia, y se están poniendo en peligro solo para salvarte el puto culo. ¿Entiendes, nena? –Escupió con asco. Sus ojos llenos de rabia me hizo estremecer. Abrí la boca dispuesta a decir algo, pero de ella no salía nada.– Esto no es ningún cuento de hadas. Aquí la gente que muere, muere y punto. Nadie resucita. Y si alguno de mis hombres muere, será todo culpa tuya.
Forcejee hasta quitarme su agarre. Este me dejó ir, pero sin moverse de su sitio.
Bajé las escaleras con toda la atención sobre mi. Todos me miraban, todos estaban esperando mi movimiento.
Pero ese hombre me había dejado sin habla alguna.
Elizabeth Brooks. ¿Cómo es posible que te dejes ganar por un imbécil de mierda?
—Mientras estés en esta casa, no saldrás de la habitación. Si necesitas ver a alguien, ira al cuarto. Te llevarán comida y todo lo que pidas. –Volvió a hablar Wade. Me congelé al instante. Sus palabras eran gélidas. Eran dagas dispuestas a destruirme.–
—¡No puedes hacer eso! –Se quejó Adam elevando sus manos, frustrado.– ¡A eso no se le puede llamar ayudar! 
—¡Estas loco si crees que te haremos caso, tío! –Seth dio un paso. Estaba enojado, y lo entendía. Quería defenderme sin pedirme nada a cambio. Quería lo mejor para mí.
Wade bajó los pocos escalones que había subido y se acerco amenazadoramente a Seth. Este no retrocedió, no le tenía miedo.
—Quien toma las decisiones aquí, soy yo. –Gruñó, regañandolo.– Deberías agradecerme el hecho de que ella esté aquí. Podría haberla dejado morir. –Meneó la cabeza y rectificó.– ¿Sabes que? Me arrepiento de haberla ayudado. Debería estar muerta, así quizás no nos hubiera dado tantos problemas.
Axel empujó a Wade alejándolo de Seth. Parpadee sorprendida. Wade respiraba con rapidez.
Había mucha tensión en el ambiente.
—Piensa con claridad, hermano. –Aconsejó Axel poniendo su mano en el hombro de Wade.– Tú no eres así. No se repetirá otra vez, te lo prometo.
—Si es por eso... –Comenzó a hablar Seth, pero se calló al ver la mirada amenazante de Wade.– No dejaremos que vuelva a pasar, ya no.
—Yo no haré nada más por ella, quiero dejarlo claro. –Bramó mirandome.– Si llega a haber un ataque, seréis vosotros los que tendréis que protegerla, yo no haré nada. ¿Lo has entendido, nena? Nada. Dejaré que te maten.
Segundos después, subió las escaleras dejándonos a los demás congelados en la entrada.



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En el texto hay: mentiras, risas, amor

Editado: 13.06.2018

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