Wade

Capítulo 19

Elizabeth
— ¿Me vas a seguir ignorando? –Preguntó Wade algo fastidiado. Seguí ignorándolo y me centré en la serie que estaba viendo.– No me jodas, Brooks. Ha pasado tres días. Olvídalo, ¿vale?
Era un imbécil. Un estúpido infeliz. Me mordí la lengua para evitar un vomito verbal. Sí le molestaba que le ignorase, más lo iba a hacer por capullo.
Me estiré más en el sofá tapándome con una manta bastante suave. Echaba de menos a mi gato en estos momentos. Estaría acurrucado conmigo proporcionándome más calor.
Wade tapó mi visión. Se encontraba con los brazos cruzados mientras me miraba esperando alguna reacción mía.
Al ver que no hacía nada, bufó enojado.
— Pareces una niña pequeña, Brooks. Te creí más madura. –Escupió.
— Y yo te creí más inteligente. –Contraataque sin mirarlo. Mis ojos estaban posados en cualquier rincón de la sala, menos en el. Suspiró derrotado. Había intentado muchísimas veces a lo largo de estos tres días hablar conmigo, pero yo no daba mi brazo a torcer.– Obviamente me equivocaba. –Añadí.
Inhaló con fuerza. Estaba sacándolo de sus casillas, pero no me importaba. Yo estaba muchísimo más enfadada que él.
Había echado por la borda mi oportunidad con Aiden. Fue un fracaso, y todo era su culpa.
— No puedes estar enfadada lo que te queda de vida conmigo, nena. – Dijo sentándose a mi lado. Yo estaba tumbada, así que cogió mis pies y los puso encima de sus muslos.– Me equivoqué, está bien. Lo siento. – Admitió en voz baja. Me sorprendió un poco sus disculpas. No parecía el típico hombre que pedía disculpas a todas horas.
— ¿Como sé que estás pidiendo disculpas de corazón? –Le pregunté. Seguía sin poder mirarlo, él en cambio solo me miraba a mi.– No puedo creerte, siendo sincera.
— Deberías creerme porque yo nunca le pido disculpas a nadie. –Confesó, jugueteando con sus manos.
Asentí cerrando los ojos. Estar en esta casa encerrada era muy aburrido. La comida ya se estaba gastando y no teníamos noticias de los demás.
Todo esto era una mierda.
— Te propongo algo. – Dijo con una gran sonrisa. Elevé mi cabeza para mirarlo por primera vez durante de tres días. Asentí con la cabeza para que siguiera hablando.– No tenemos móviles, por lo que Alejandro no te podría llamar. 
Rodeé los ojos al escuchar el nombre que le había puesto a Aiden.
No había caído, pero era cierto. Mi móvil se cayó de mi bolsillo y se quebró. El iPhone de Wade lo había tirado excusándose de que por culpa de el, Edler podría encontrarnos. En resumen, que había muerto al igual que el mio.
— Podemos ir a una cabina y llamar Axel para saber de ellos. –Propuso con una sonrisa.
Tenía muchísima ganas de hablar con Diane, saber que tal le iba. Y quizás, podría conseguir el teléfono de Aiden para poder hablar con él.
Era un plan fantástico.
Asentí con la cabeza entusiasmada. Salté del sofá y corrí hasta la habitación, me vestí y bajé a los cinco minutos.
Sí me daba prisa quizá podría quedar con Aiden hoy mismo.
— ¡Wade, nos vamos! – Grité abriendo la puerta principal. Caminé por el puente y llegué hasta el jardín
Comencé a caminar de mientras que Wade cerraba la casa con su dedo mágico.
Este hombre si que tenía dinero.
Me alcanzó y después de andar unas cuadras encontramos la hermosa cabina.
— Hablaré yo primero con Axel. – Informó metiendo unas cuantas monedas.– No te separes de mi.
Rodeé los ojos. Eché todo mi peso en mi cintura y me apoyé en el cristal de la cabina.
— Axel, ¿cómo va la cosa? –Se escuchó decir a Wade después de unos segundos.– ¿Por qué cojones siguen ahí? ¡No lo entiendo! – Exclamó alarmado.
¿Qué estaba ocurriendo en el chalet? ¿Por qué no habían venido con nosotros?
Pegué mi oído para poder escuchar más. Wade me fulminó con la mirada, le saqué el dedo medio pegándolo al cristal y seguí escuchando.
— Pensaré en algo. –Prometió mirando mi mejilla aplastada. Soltó una risita y siguió hablando.– Iré al centro comercial a comprar unos teléfonos. Sí te llama un número desconocido, cógelo, seré yo. –Indicó.–  ¿Esta Diane por ahí? Es que quieren hablar con ella. –Paso unos cuantos segundos y Wade comenzó a reír.– ¡No me importa una mierda que Diane sea tu chica de los sábados, mierda Axel! Pásame con ella, y dúchate con agua fría. 
Al fin, Wade me permitió entrar en la cabina. Estábamos bastante pegados porque el lugar no era muy grande, pero si con eso podía hablar con Diane todo valía la pena.
Después de unos segundos la voz de Diane me saludó con entusiasmo.
Dios, como la había extrañado.
— ¡Diane! –Grité al igual que ella. Wade rodeó los ojos aburrido.– ¡Adivina a quien me encontré en el supermercado! ¡Sí, a mi bebé! –Afirmé mientras ella comenzaba a chillar como una loca.
Al parecer a Wade le estaba empezando a interesar el tema, porque se puso firme y se acercó más a mi, intentando escuchar lo que decía Diane.
Lo empujé y intenté prestarle atención a mi amiga, pero Wade no estaba muy contento con eso.
— Quiero que me digas el número de Aiden. – Pedí con voz baja intentando que Wade no lo escuchara. Este abrió los ojos sorprendidos y me empujó intentando quitarme el teléfono de mis manos.– ¡Dámelo rápido!.–
Me sabía el teléfono de Aiden. Solo que aveces me confundía con los dos últimos números. Así que era más fácil hablar con Diane, que ella me lo dijera y así todas mis dudas se esfumarían.
— Dame el puto teléfono, Brooks. –Exigió cruzándose de brazos.– Si no me lo das, te lo acabaré quitando. Y no volverás a salir conmigo.
Le saqué el dedo medio mientras apuntaba mentalmente el teléfono.
— ¡Muchas gracias! –Le grité agradecida. Me despedí de Diane y salí de la cabina con Wade a mis espaldas.
Me fulminó con la mirada y no me dejó seguir caminando. Bufé enojada. Ahora podría llamar a Aiden y quedar con él, tener una cita como Dios manda.
— ¡Adivina quien va a tener una súper-mega-ultra cita con su Crush! – Grité emocionada. Wade se cruzó de brazos y me miró mal.
— Tú, no. – Dijo segundos después de cogerme como un saco de patatas. Chillé y patalee como pude, pero este no daba su brazo a torcer. Segundos después, comenzó a caminar hacía la casa.
Derrochando la oportunidad de que yo llamara a Aiden.



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En el texto hay: mentiras, risas, amor

Editado: 13.06.2018

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