Mis respiraciones son entrecortadas y no absorben el suficiente oxigeno que mis pulmones necesitan, la palabra zombie sigue golpeando mi cabeza sin darme si quiera indicios de tregua.
— Ya no tiene pulso —suelta Kalín luego de varios segundos tratando de detener el sangrado del cuello de la desconocida mujer.
Mi hermano está en el suelo de rodillas, sostiene con bastante pena el cuerpo inerte de la pobre chica que no puede evitar seguir manchando con su propia sangre la ropa de Kalín.
— Aléjate de ella —digo en un penoso suspiro mientras mi hermano me observa sin entender— Kalín ¡suéltala! —los nervios terminan dominando mi cuerpo.
Estoy casi segura de lo que esta pasando, pero en este momento hacer que mi hermano entienda la barbaridad que resuena sin parar en mi cabeza no es para nada una opción factible o conveniente, y aunque lo fuera simplemente las palabras no salen de mi boca.
— Dominique cálmate, no puedo dejarla en el suelo tirada —espeta llamándome por mi nombre completo, cuando no me dice Dom es porque va enserio— no viste lo que acabó de pasar, ¡acaba de morir! Por culpa de un desquiciado, acaso ¿no lo entiendes? —reclama bastante serio mirándome con las cejas un poco fruncidas.
Sin darle tiempo a mi cerebro de formar una justificación o razón coherente para que mi hermano de una vez se aleje del inevitable peligro… de repente la mujer que sostiene en brazos empieza a moverse lentamente de una manera extraña, como si su cuerpo estuviera pasando por una serie de pequeños colapsos, su piel pasó a ser aún mucho más pálida como si aún estuviera muerta, aunque sus movimientos indicaran que no es así.
— Sigue viva —susurra una mujer de la multitud, aliviada es lo menos que debería estar.
Ni siquiera volteo a verla, solo puedo pensar en que si todo esto es lo que vaga por mi mente… ella va a abrir sus ojos y tratará de morder lo primero con pulso que vea. Kalín.
Mi mano derecha aprieta tan fuerte el bate que siento mis palmas arder, pero no me importa, solo espero lista cualquier movimiento brusco que pueda producir la posible infectada.
— No te esfuerces, ya llegará ayuda —le susurra mi preocupado hermano sin darse cuenta de lo que en realidad está pasando en éste momento y lo que quería decir nuestro padre en la desconcertante llamada recibida hace tan solo unos minutos.
En un rápido e inesperado movimiento los ojos de la chica finalmente se abren provocando exclamaciones de asombro y terror al notar el nuevo color que adquirieron sus antiguos orbes celestes, yo solo permanecía atenta para poder proteger a mi hermano.
Kalín con el ceño fruncido y sin saber el porqué de esto intenta alejarse lentamente de la mujer que ahora lo observa y empieza a acercarse.
Suelta un gruñido alertándome justo antes de abalanzarse encima de mi hermano en busca de su cuello como si fuera un animal salvaje.
Cuando mi hermano se inclina hacia atrás como auto reflejo ante el brusco movimiento yo rápidamente levanto mis dos manos aun sujetando mi ahora arma como si fuera a batear en uno de mis partidos, con todas mis fuerzas golpeo su rostro logrando que caiga de espaldas contra el suelo.
La gente solo observa a la mujer que aún con la cara algo desfigurada se levanta como si nada, lista para abalanzarse sobre mí, pero soy más rápida y desde arriba le calzo otro fuerte golpe, apenas se derrumba nuevamente en el suelo vuelvo a propinarle más y más golpes justo en la cabeza con el bate solo pensando en que ella quería comerse a mi hermano, por fin logro detenerme cuando unos brazos me rodean y abrazan por atrás alejándome del cuerpo ahora con la cabeza destrozada en la carretera.
Mi hermano me sostiene tratando de tranquilizar mi alarmado cuerpo, inconscientemente empecé a derramar lágrimas.
— ¿Qué mierda era eso? —pregunta uno de los hombres que aún somete al asesino de la mujer.
— Ella y el —apunto el cuerpo que se encuentra debajo de ellos— son… Zombies —suelto como un suspiro la palabra que no deseaba pronunciar en voz alta, llena de incesante miedo me remuevo entre los brazos de Kalín buscando el calor que emana su cuerpo para poder tranquilizarme y sentirme protegida.
— Denlo vuelta —habla por fin mi hermano con una imponente voz, estoy segura de que su inconsciente al entrar en estado de shock por la situación solo reaccionó para protegerme y estrecharme en él para asegurarse de ello— no acerquen sus manos a su boca y cuidado con sus manos —ordena.
Los dos hombres obedecen sus órdenes y al voltearlo lo sujetan fuertemente de las extremidades para poder examinarlo cuidadosamente.
— Ahí lo mordieron —señalo lentamente su tobillo izquierdo.
Todos concentran su atención ahí primero para luego pasar a todo su cuerpo, por fin veo que notan los rasgos particulares que yo noté al principio.
— Papá dijo ataquen a la cabeza —susurra, pero todos lo escuchan— ¿por eso lo hiciste? —agacha la cabeza para poder mirarme a los ojos.
— Si…, solo uní piezas y lo deduje, mi confirmación fue ella abalanzándose hacia ti como un animal —hablo un poco más tranquila.
— Esperen —da un paso al frente—, ¿su padre sabía que esto pasaría? —pregunta la mujer de hace rato con el ceño fruncido.
— La policía, los hospitales, el gobierno, nuestro padre viajo por trabajo a New York hace unos años, es médico científico, lo convocaron para encontrar una cura para el cáncer —contesta a la defensiva.
El gentío empieza a acercarse a nosotros nerviosos por la situación y talvez enojados porque solo nosotros conocíamos esa información, mi hermano me posiciona atrás de su cuerpo, pero al ver la situación salgo al frente de forma amenazante.
— Hace unos momentos nos llamó en media tranquila cena pos-victoria de béisbol diciendo que todo se salió de control en New York y que en Atlanta y Portland habilitaron centros de refugiados, y ahora que entendimos bien que es lo que pasa, ahí nos vamos —digo con el ceño fruncido apuntándolos con el bate por su repentino y amenazante acercamiento hacia nosotros— y acaben con esa cosa antes de que muerda a alguien más —espeto apuntando al zombie del suelo.