Me encuentro en mi escritorio de madera, frente a una ventana y llueve, llueve más de lo que pensé que llovería. Ya pasaron unos cuantos meses desde que terminó la pesadilla, al menos de forma física, porque en mi cabeza cada vez que intento dormir, aparecen imágenes aterradoras. Si, voy a la psicóloga, igual que el resto. Nos dejaron bien en claro a todos, que deberíamos ir luego de semejantes sucesos. Los ataques de pánico, Bueno, cedieron un poco.
Ahora me enderezo en mi silla, pongo las manos al costado de mi ordenador e intento comenzar a escribir, pero un dolor punzante en mi cabeza aparece como cada vez que intento recordar lo qué pasó. Es entendible, el miedo de estar allí, el saber lo que ocurría dentro, nada de eso es fácil de procesar. Supongo que tampoco lo es para los demás, algunos lo supieron por más tiempo. Pero, sin embargo debo hacer algo, no quiero que lo que sale en los periódicos o sitios web sea lo único que se sepa, quiero que la gente pueda entender en carne propia, lo que sucedía dentro de las paredes del prestigioso instituto Westminster.