Who are you?

Capítulo XII

El alba apenas interrumpía en el oscuro cielo cuando los soldados estaban a las afueras de la fortaleza organizados en varias filas esperando las señales para avanzar.  A diferencia de aquellas veces en el pasado en que los soldados eran despedidos con grandes honores, esta vez no hay tiempo para ese inútil protocolo, sin olvidar que todos habían perdido ya las esperanzas en el enclenque y repentino ejercito que se había armado con un par de campesinos. Ahora los únicos que descansaban eran los difuntos muertos en combate y los restos del difunto rey donde quiera que se hallen. Ahora el reino entero recae sobre los hombros de Min Yoongi, el heredero y joven varón de la familia real, quien tampoco era capaz de convencer a sus súbditos de que podía hacerse responsable por el futuro de la nación. ¿Quién lo diría? Después de haber sido una de las naciones más prosperas estaba al borde del colapso bajo la gran sombra de eventos desafortunados uno tras otro, dándonos a entender que en la vida nada es seguro y mucho menos eterno.

Las botas de cuero parecían bastante incomodas para caminar largos trayectos como lo hacían Taehyung y sus compañeros en ese momento, comenzando a marchar por los largos caminos entre los arrozales casi secos y el sol que al paso de las horas se iba haciendo más y más cálido. La noche anterior y avisados de su partida a la guerra, les habían sido otorgados los verdaderos uniformes que eran bastante diferentes a los de practica que habían usado antes, y ciertamente más aptos para un combate cuerpo a cuerpo.

Este uniforme constaba de la cota de malla y la armadura laminar con algunas influencias mongolas. Una capa pesada de tres cuartos de longitud sobre una prenda interior que se asemeja a un delantal dividido, con pantalones y botas de cuero. Uniforme para las tropas básicas como ellos, mientras que los superiores eran distinguidos por el uso de trajes más elaborados y probablemente más incomodos de llevar.

Taehyung observaba con detalle y curiosidad los rostros y la escena frente a sus ojos, caras serias, miradas caídas y pocas palabras. Todos se habían visto sorprendidos cuando la notica les llego a penas la noche anterior de que debían partir, estos que a diferencia de él no habían podido ver o despedirse de sus familias, y mucho menos prepararse mentalmente para el asunto. Estaban aterrados, a penas habían recibido una espada real que ciertamente era diferente a una de madera, pero aparentemente debía funcionar igual. No era difícil descifrar el tipo de pensamientos que todos estaban teniendo en ese momento, cuando incluso los superiores parecían serios y resignados, sin una pizca de patriotismo alguno solo avanzaban como ganado al matadero.

¿Qué estaba pasando por la cabeza de Taehyung en ese momento? Estaba asustado, al igual que todos tenía inseguridad de los entrenamientos, pero por una razón mucho más fuerte se mantenía firme, con la grande voluntad de regresar triunfante de aquella guerra, aunque esto fuera prácticamente imposible. ¿a que se debía esta sobredosis de fe? Probablemente su promesa hacia Jimin y su abuela de regresar sano, salvo y con un buen cargo, o posiblemente por el hecho de que el mismísimo emperador Min se había encargado personalmente de entrenarlo por su lado para asegurar que él realmente estuviera preparado, no porque le hubiera dado su favor, sino porque en realidad se trataba de “Min Ho” el niño a quien el mismo había bautizado así por su corazón brillante y su amabilidad. ¿Quién fue realmente ese niño para él? Muy seguramente su primer y único amor de juventud, la única referencia que tenía sobre aquellos sentimientos desbordados que llego a sentir en su momento.

Todas sus ideas se esfumaron cuando sus ojos se clavaron en la enorme arboleda que les rodeaba por donde miraran, era el comienzo del espeso bosque al que debían adentrarse, para ello, para no perderse y no perder tiempo esta vez usarían a los caballos, debían esforzarse por perder el menor tiempo posible ya que antes del anochecer debían llegar a Sanseong, Una fortaleza en las montañas que era donde tenían la mayor parte del armamento que se usaría en Daegu y donde un par de soldados de relevo les ayudarían. Así fue como todos, un poco menos decepcionados subieron a los caballos y comenzaron a galopar por el inestable terreno.

Dos horas más tarde llegaron a un lugar para descansar, cerca al bosque el pequeño arrollo daba de beber a los caballos para que recuperaran fuerzas, mientras todos descansaban del sol a la sombra de los árboles. Los superiores estaban repartiendo un poco de provisión cuando una niñita de corta edad se acerco a donde estaban, llorando y de rodillas le rogaba a uno de los jefes por un poco de comida, la pobre estaba vestida con andrajos y su cabello estaba sucio y despeinado, sus manos sucias de lodo y tierra. El hombre la aparto bruscamente usando su pie para sacarla de encima, pateándola a uno centímetros lejos de él.

—Mocosa insolente ¿Qué no ves que estas son provisiones de soldados? Estamos trabajando para salvar a la nación, ¿Cómo te atreves a pedirme nuestra comida? —Exclamo el hombre con voz autoritaria, ignorando que los demás le estaban mirando.

Nadie decía nada, y la niña con la cabeza baja lloraba en silencio, inclinándose en el suelo, con su frente contra este se levanto tímidamente con la intención de irse sin más, casi arrastrándose.

Cuando la situación quedo en el olvido, Taehyung quien había observado aquella injusticia, se levantó y disimuladamente siguió a la niña hasta la entrada de la aldea, esta se veía deteriorada, las personas estaban vestidas con ropas viejas y todos tenían el aspecto de un vagabundo. El castaño se apresuro a la niña y le entrego la comida que había recibido, a lo que esta no dudo en tomar las cosas y nuevamente inclinarse entre lágrimas a los pies de Taehyung.



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Editado: 08.08.2021

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