Capítulo XIV

El destino final del ejercito sería escrito en la ciudad de Daegu, lugar donde el anterior emperador había ido a combatir sin éxito alguno. Desde la noche anterior se habían preparado a las afueras de la ciudad para que al llegar el alba pudieran tomar por sorpresa al ejercito enemigo y así recuperar el territorio. Esa era la primera fase del plan, plan que existía únicamente en la cabeza de los generales y que era más fácil para ellos decirlo que hacerlo.

Uno de los antecedentes más desalentadores fue el hecho de que durante todo su recorrido hasta la ciudad la mayoría, por no decir todas las torres y castillos de vigilancia permanecían vacíos, en mal estado o con uno o dos soldados que permanecían por lealtad más que otra cosa. Muchos de estos soldados fueron reclutados también para acompañar el grupo de campesinos en su batalla final contra los japoneses en la ciudad de Daegu.

Aunque los soldados, incluidos los compañeros de Taehyung permanecían con la moral baja y sin muchas expectativas sobre lo que sucedería en el campo de batalla, Taehyung esperaba con la suma de determinación que le faltaba a casi todos ellos. Desde que había salido de las murallas del palacio la sensación de valor y determinación por sobrevivir le mantenían con la frente en alto, deseando enfrentarse cuanto antes a aquella situación para hacerle cara de una buena vez. Quizá estaba siendo demasiado optimista, o simplemente no quería ver la situación, era más fácil así; convencerse de que en el campo de batalla lo importante no era la estrategia sino saber reaccionar ante la situación. Confiaba en su entrenamiento, pero sobre todo confiaba en que el instinto por sobrevivir sería lo que al final los uniría para luchar en la batalla y así poder ganar.

Tan pronto los caballos de los generales y altos rangos pisaron la ciudad se percataron de que todo lucía aparentemente tranquilo. No había ejercito alguno esperando para recibirlos y atacar. Todos permanecieron alertas en caso de un ataque sorpresa, pero no había ni rastro de un solo bandido si quiera. Solo cuando llegaron a la plaza principal observaron la verdad ante sus ojos.

Un pequeño grupo de hombre salió de entre la bruma en sus caballos, pero estos no eran piratas japoneses, sino hombres coreanos que lucían sus hanbok tradicionales diferenciándolos de aquellos hombres rudos, toscos y tatuados que se acercaban tras ellos a pie. Luciendo ropas típicas de los marinos y algunas armaduras básicas estos estaban armados con espadas, cuchillos y arcos y flechas, listos para el combate. Era una tropa de barbaros con un número igual a la mitad de hombres que venía desde la capital y aunque era una legión de menor tamaño, lucían más intimidantes y peligrosos que el propio ejército del emperador.

La milicia a la que pertenecía Taehyung era incapaz de comprender lo que estaba sucediendo, no comprendían quienes eran los verdaderos enemigos y cómo debían enfrentarse a ellos. Fue el general Song quien se atrevió a tomar la palabra entendiendo lo que estaba ocurriendo.

—¡Traidores! Han traicionado a la nación, al emperador y a los dioses.

—Se equivoca, esto es por la nación, los dioses exigen un nuevo emperador, un nuevo gobierno capaz de garantizar la seguridad de los habitantes— Uno de los hombres coreanos que estaba en la primera línea se atrevió a responder.

—No hay porque preocuparse, esta batalla puede evitarse si nos dejan pasar, a esta hora el emperador debe estar dando su ultimo aliento.

El rostro de los generales se lleno de colera e ira al imaginar que alguien se hubiera atrevido a matar al nuevo emperador, por muy arriesgado que fuera no parecía una idea imposible. Todos en el reino sabían de la enorme oposición que existía contra el heredero tras ser coronado pues era considerado débil e incapaz de manejar al reino por su cuenta. Cuando la idea de aquello le llego a Taehyung la sangre le hirvió por completo y sin que alguno dijera nada más el pelotón avanzo encolerizado contra el batallón opositor y sus aliados japoneses, comenzando a blandir su espada contra todo el que se acercara.

Los hombres de arco y flecha de ambos bandos se habían mantenido en la parte trasera, haciendo ataques de larga distancia procuraban no interferir con aquellos que al frente combatían sobre caballo usando espadas y lanzas, mientras que el ejercito a pie luchaba cuerpo a cuerpo contra los piratas japoneses. En ese momento la adrenalina que Taehyung llevaba acumulada lo obligaba a actuar casi por inercia. Usando todo lo que había aprendido en el entrenamiento movía su espada en ataque y defensa, sin demasiado tiempo para reparar en como lo estaban afrontando sus compañeros solo podía limitarse a analizar rápidamente a su oponente que atacaba de manera implacable, tosco y fuerte en cada batida, pero descuidando su defensa. Un error común en aquellos que se creen superiores en su forma de luchar.

Con una defensa tan baja y con más miedo de morir que de matar Taehyung tomo la valentía para atacar a aquel hombre como lo había hecho tiempo atrás con el emperador: A matar. No había tiempo para la duda, tampoco para fallar, por lo que sin titubear tomó la oportunidad y al distraer a su contrincante con la suma de movimientos certeros uno tras otro, se hallo finalmente dando directamente con el blanco, acabando así con la batalla al clavarle su espada en la espalda, dejando que callera de rodillas en el suelo agonizando hasta morir.

Los ojos de Taehyung contemplaron a la muerte, aquella que el mismo había otorgado y fue entonces cuando finalmente cayo en cuenta de que había sido capaz de matar a una persona.  Eso era la guerra en realidad, el atribuirse cierto poder para acabar con las vidas ajenas. Morir o matar, no hay más opción, se recordó a si mismo para ser capaz de contraatacar al nuevo contrincante que ahora se le presentaba. Igual de implacable permaneció luchando contra este, incapaz de saber si tendría el mismo valor para matarlo, y cuando pensó que no lo lograría uno de los generales a caballo lo decapito frente a él, dando así fin al combate que acabo en masacre de 499 hombres entre ellos coreanos opositores y piratas japones con la presencia de algunos piratas chinos.