Wildflower

Capítulo 2

. . . . . Fecha desconocida

Observo el cielo por la ventana de la biblioteca, rogando que no llegue padre y me obligué a estar en aquella fiesta que ha organizado con el fin de extender el negocio a los países bajos.

Suspiro cuando escucho la puerta ser abierta por padre, quien no tarda en posicionarse tras mío.

—Ya sé que mi deber es estar con usted, pero por primera vez, no me presione. Por favor. —dije lo último como una súplica.

Porque en verdad era una súplica.

—No sé quién te está presionando, pero puedo jurar que no lo haré. —dice una voz gruesa y al escucharla me levanto de inmediato.

Me quedo helada al notar que no es padre, si no otra persona.

No puedo ver el color de sus ojos pues la sombra de la noche no alcanza a iluminar su rostro, pero fuera de eso, noto el traje oscuro que lleva hecho a la medida de su cuerpo, un reloj Graff Diamonds , puedo reconocerlo porque esa marca es la que más le gusta a papá, sus zapatos están relucientes, como si de un espejo se tratase, no pasó desapercibidos los gemelos de oro que lleva en su camisa negra, todo en el deslumbra elegancia.

—Entiendo que mi cuerpo sea llamativo, pero mis ojos están arriba, no abajo. —dice con un toque autoritario.

—S-si… lo siento, es solo que…

—¿Pensabas que era Bruno? —asiento— ¿Por qué?

—Pronto se dará cuenta de mi ausencia, si no es que ya lo hizo. —susurró — Por ello, pensé que era él.

—Pues te has equivocado. Bruno está más concentrado en cerrar el negocio con mi padre, que ha olvidado tu presencia en aquella fiesta. —abro la boca con indignación al escuchar sus palabras— Lamento si eso te ofendió, pero es la verdad.

—No, no tienes que disculparte por decir la verdad, es solo que… decirlo en voz alta se escucha más cruel.

—Entiendo, pero si sirve de consuelo, mi padre también se olvidó de mí, por lo tanto, no encontré nada más divertido que comenzar a divagar.

—Y déjame adivinar, ¿por obra del destino llegaste hasta acá? —digo irónica.

—En realidad, llegué hasta acá porque tu padre dijo algo sobre “está en la biblioteca”.

Comienzo por reír al escuchar cómo intenta imitar el tono autoritario de padre.

—¿Quién dijo el chiste que no me di cuenta?

—Es que… la forma en la que imitas a padre es muy graciosa, no olvidando que tu voz es más gruesa y autoritaria, te escuchas muy gracioso intentando hacerlo como él.

Se recarga en el librero— Bueno, es un gran paso haberte hecho reír. Entonces estoy orgulloso de mi mismo.

—De todos modos, no te adelantes, porque hay una persona que logra sacar lo mejor de mí, y no eres tú.

—¿A no? —asiento— ¿Y cómo se llama esa persona?

—Igor… —me veo interrumpida cuando alguien entra.

—Bianca… ¿Qué hace aquí? —dice poniéndose a la defensiva.

—El solo quería estar un momento a solas, pero he llegado a interrumpirlo…

—Bianca, no me mientas. —dice mirándome fijamente— Señor Rostov, le pediré de la manera más formal que por favor se retire y no comente que ha conocido a la señorita Bianca.

—¿Señorita? Me parece que hace unos segundos atrás, la estaba tratando como tú, y no con el debido respeto que se merece.

—No tengo porque darle explicaciones sobre como la llamo o no, entonces le vuelvo a pedir: Salga y no diga nada.

—Igor… por favor no hagas esto.

—Solo estoy pidiendo que salga, muy bien sabes porque lo hago.

—Si, pero, no estábamos haciendo nada malo. —digo de inmediato— Solo hablábamos.

—Si él los llega a ver, no pensara lo mismo.

—No hable como si no estuviera aquí.

—Lo sé, pero es… genial poder conocer a otra persona fuera de nuestro círculo social. —digo ignorando a la voz que se escuchó.

—Afuera hay personas nuevas que quieren conocerte.

—Pero yo no, y el… el me agrado bastante, por primera vez déjame ser feliz.

—¿Te está pidiendo esto con un por favor, y aun así sigues en tu maldita necedad?

—Hoy, hasta las 11:00 pm, después de eso te quiero ver en la fiesta, no te retrases por favor.

—Lo juro, por mi garrita. —muestro mi meñique.

Suspira. —Por la garrita. —y sin más, se dirige hacia la puerta y antes de salir, me da una mirada que no logro descifrar.

—¿Qué es eso de “por la garrita”?

—Una promesa que no se puede romper. —digo sin quitar la mirada de la puerta.

—¿Y es necesario hacer eso?

—Es como una necesidad hacer eso.

—Entiendo.

—¿Cuál es tu nombre? —digo intrigada.

—Alexander Rostov, y tu eres nada mas y nada menos que, Bianca Argov, hija de uno de los empresarios más importantes en el mundo al igual que en la mafia. —arrugó la nariz— Ha de ser increíble crecer teniendo el mundo bajos tus pies.

—No del todo. Tenerlo todo es sufrir también, ¿no crees?

—No lo sé, que he crecido rodeado de una familia muy amorosa por parte de mi madre.

—¿Aún vive tu madre?

—¿Por qué no debería de estarlo? —pregunta extrañado.

—Pues… la pregunta salió por si sola, de verdad. Lo siento.

—Lo se wabi-sabi.

Ignoro lo último que dijo.

—Porque no te muestras tal y como eres y sales de esa sombra.

—Si lo hago te enamoraras de mí, y lo último que quiero ser es tu perdición.

—No lo serás.

—¿Cómo lo sabes si no me has visto el rostro?

—Es una… ¿una corazonada?

—¿Corazonada? Bien, haré caso a tu “corazonada”, pero antes de eso, cerraras tus ojos y los abrirás cuando yo lo ordene, ¿de acuerdo?

—De acuerdo. —cierro los ojos al pensar que nada malo podría pasar, pero todo parece detenerse en cuanto siento sus labios fusionarse con los míos.

Sus labios encima de los míos.

Me está besando.

¡Oh por dios!

¡M esta besando!

¡He dado mi primer beso!

Mi mente queda en blanco al ser consciente de que mi primer beso me lo ha dado un desconocido.



#613 en Thriller

En el texto hay: infidelidad, odio, amor dolor

Editado: 26.02.2025

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