The Ville

—Que talento te cargas — hablaba impresionada, pero tras un nuevo vistazo cambio de parecer — aunque es algo tétrica tu apariencia.

Algunos angules avanzaban trepando grandes estructuras de piedra, el arguettiss lanzaba telaraña para evitar que estás criaturas se lanzarán sobre ella, pero eran más de los que podía manejar, comenzando a subir sobre ella, intentando alcanzar su punto débil, la espalda. La mujer disparaba contra estás bestias, consiguiendo tirarlas al abrasador suelo, los gritos de dolor hacían reír a la mujer, quien continuaba disparando. Marloc avanzaba tambaleante hasta ella, pero otra bestia voladora se acercaba.

—¡Aléjense! — tomo con fuerza el cuello de la criatura, pero sus tentáculos  lo envolvieron, intentando romper sus huesos, pero un crujido de produjo, al instante los miembros de la criatura cayeron sin fuerzas.

—Bien, tu cubre el aire, yo me encargo de estos insistentes cabezas huecas — se puso de acuerdo la mujer.

—Debemos ir a un lugar seguro — indico el hombre, ella sonrió.

—Nos dirigimos a uno — señaló la puerta.

Estaba sumida en el caos, los angules ya subieron al nivel superior, donde masacraban a los guardias, los viajeros pasaban sus pequeños navíos por el río de lava, pero otros menos afortunados eran raptados por los reptiles voladores o hundidos por el ataque de los angules.

—No te preocupes, accionaran el cierre desde dentro de la villa, para impedir la invasión de esas criaturas — respondió a las dudas que aún no podía realizar su invitado — soy Nadira por cierto, mucho gusto.

—Yo soy Ma.. — por un instante pensó en su anterior nombre, una costumbre al hablar con otro humano, pero la situación le hizo recordar su desafortunada situación — Marloc Bells.

—Bien, se que estarás cansado y adolorido, pero necesitaré tus inusuales habilidades para sobrevivir — ella recargo su rifle, Marloc notó que la mira era anormal, parecía una pupila, ella notó su reacción — si, es un arma muy diferente, fue mejorada por un habitante de este mundo, ese tipo me salvó y termino dándome está arma definitiva.

Marloc puso sentir como el ambiente alrededor de ella cambiaba a uno pesado y cargado de pesar.

—Fue un bastardo — mascullo Nadira continuando disparando.

El arácnido caminaba sobre el río de lava, sin ser afectado por está, incluso volteaba los frágiles navíos, las bestias se encontraban devorando a los guardias y viajeros, ignorando a la bestia de carga de Nadira, apenas cruzaron la puerta cayó una enorme placa de gran grosor, bloqueando la entrada y abandonando a los heridos.

—Bien lo conseguimos, pero ahora tenemos otro problema, el señor de la villa New Life, no le gustará lo sucedido y nos culpara del desastre — le contaba la mujer, mientras limpiaba el rifle.

De inmediato Marloc recordó su cautiverio en manos de Hetros, como fue mutilado sin misericordia, avivando su odio por los habitantes de Perditionen.

—¡No me encerraran! ¡No de nuevo! — bramaba colérico, Nadira miro satisfecha la reacción de Marloc.

—No te preocupes, nadie nos capturará, yo tengo un plan — su maliciosa sonrisa salió a relucir.

Tras avanzar por el oscuro túnel, pasaron el río de lava, logrando dejar atrás los pocos botes que pasaron la entrada, encontrando la luz del final del túnel, no habían visto a ningún otro viajero, ni siquiera a un par de guardias, todo era demasiado extraño, pero Nadira estaba bastante tranquila.

—¿Realmente ella nos seguía? No puedo imaginarla siguiendo las órdenes de un monstruo, su forma de hablar, incluso disfruta mucho matarlos ¿Qué es lo que hará ahora? — se preguntaba repleto de dudas sobre Nadira.

Al salir fueron recibidos por un gran número de guardias plateados, eran más de los que podían manejar, en medio de los feroces monstruos estaba una ser  de múltiples tentáculos como piernas, además de un brazo con una gran pinza, el otro lo mantenía oculto por su holgada manga, vestía un uniforme elegante de color negro y bordes anaranjados, su largo rostro verde oscuro era un exoesqueleto, los bordes de este estaban dañados, por aparentes combates previos, cinco amarillentos ojos resaltaban, pero parecía haber perdido uno en el pasado por su cicatriz, sus dientes negros permanecían expuestos, brindándole una terrorífica apariencia. Muchos cuerpos se encontraban tendidos en el suelo, tiñendo las empedradas calles, Marloc sentía como emanaba un deseo de sangre de este inusual individuo, era claro que si entraba en su rango de alcance no saldría vivo del encuentro.

—Debemos irnos, no ahí forma de librarla — indico el asustado peliblanco.

—Bajen sus armas, soy Nadira, enviada del rey Deferlo y mi palabra es ley — les dejaba en claro, su acompañante quedó sin habla, los guardias susurraban intranquilos, hasta que fueron callados por su alto mando.

—Vaya que eres tan atrevida como dictan los rumores — respondió el ser de aspecto siniestro — pero aquí en el Este no solemos dejar impunes a los tipos como tú.

—Mi inmunidad me permite pase libre y protección sobre todo el reino de Perditionen, ¿O desea ir en contra de su rey? — con ello Marloc supo que ella investigaba si se trataba de una villa rebelde.

—¡Demonios! ¡Necesito deshacerme de ella, es demasiado peligrosa! — pensaba el hombre al saber la clase de amenaza de la que se trataba — si voy a rescatar a Rapan y a Gilp necesito hacerlo solo.

Nadira notó la preocupación de su acompañante y antes de que intentará huir le envolvió el cuello con su brazo como si se tratase de un viejo amigo.

—Ni lo pienses, si no quieres dejar de ser tratado como un invitado no hagas nada estúpido, te aseguro que Reinor no suele tratar bien a los prisioneros — musitó al oído del hombre, la firmeza del agarre y su tono le dejaba en claro el peligro en qué se encontraba — ¿O quieres contarme algo? Eso puede mejorar tu posición enormemente.

—Yo solo deseo proteger a esos niños, no quiero que tengan el trono, ni nada, solo su seguridad — expresó Marloc, buscando una solución pacífica.