Capítulo 4

Era ya de noche, faltaban media hora para las ocho, Jessica aún estaban en su habitación, no había salido en toda la tarde después de aquella extraña conversación con Liam, a ella aun se le era difícil creer que era una chica lobo, más bien no sabía como creer que todo aquello existe y de que están en su pueblo, ahora más que ella era uno de ellos.

La chica se había preparado para salir  a ese lugar, estaba asustada de como sería si primera experiencia transformándose, tenía miedo de que muriera, ahora deseaba que todo esto sea un sueño, o una broma de mal gusto.

Ella suspiró, no debía ser cobarde, pero no podía evitarlo, ahora debía enfrentarse a lo que estaba por venir, no todos los días te muerde un hombre lobo y te conviertes en uno de ellos. Jessica salió de su habitación, bajo los escalones y se dirigió hacia el living en donde su madre veía la tv.

— Madre — Dice la chica y la señora la mira.

— ¿Sucede algo, hija?

— Es que, quiero pedir permiso para salir — Habla la joven.

— Es bueno que salgas para despejar la mente, solo ten cuidado, hay un animal salvaje por la zona y podría lastimarte — Jessica asiente ante lo que dijo su madre.

— Gracias madre, ahora saldré.

La mujer asintió y la chica salió de la casa, ella caminó por la calle, se dirigiría hacia aquella casa abandonada, hace más de cincuenta años que no era habitada y nunca antes se le había acercado alguien. Jessica llegó, se paró frente al portón de metal que se extendía como a tres metros sobre ella, no entendía el porqué era tan algo.

El lugar era sombrío, el bosque que estaban tras él y delante lo hacían ver más terrorífico, sin decir que la casa era como en unas de esas películas de terror. La chica tragó saliva y abrió la reja, entro al lugar y rápidamente sintió una ráfaga de viento, había incluso frío y agradeció de llevar puesto un abrigo.

Liam estaba observándola desde unas de las ventanas de aquel lugar, cuando la chica se paró frente a la puerta él bajo rápido y abrió esta tomando a la chica por sorpresa.

— Hola — Dice él y sonrió de forma macabra.

— Ho-hola, creo que mejor me voy — Ella se dio la vuelta y él la detuvo.

— En diez minutos comenzará la luna llena, por tu bien y de todo este pueblo entra — Jessica entró.

— Esto no podría ser verdad, no podría ser esa casa y tú...

—Jessica, hablaremos después, no tienes tiempo.

Ella no dijo nada, además de que comenzaba a sentirse rara en estos momentos, Liam la llevo hacia la puerta de un sótano, abrió la puerta y en medio de la oscuridad la guió, ella se sorprendía que pudiera ver claramente todo, ya que estaba todo oscuro.

— ¿Cómo puedo ver si está oscuro? — Pregunta la chica.

— Otra de tus cualidades como hombre lobo es esa, puedes ver en la oscuridad claramente — Responde él.

— Ahh — Se queja ella de dolor de pronto, se detiene un momento, la chica había comenzado a sudar.

— Debemos darnos de prisa, se hace tarde.

Liam término de bajar los escalones, luego enciende una luz y Jessica observa a cinco personas encerradas en jaulas grandes, dentro de ellas estaban Erick y Ericka esposando a unos jóvenes quien se veían igual que Jessica, sudando y quejándose.

— Aaah — La joven se dobló al sentir como sus huesos crujían.

— Chicos, vamos encierran a Jess — Dice Liam y mete a la joven en la última jaula.

— ¿Qué me pasa? — Pregunta ella entre lágrimas.

— Ya casi es hora — Musita Ericka y mira por la ventana.

Liam toma las manos de Jessica las esposa de unos de los barrotes de la jaula, luego sale y la encierra, él y los gemelos se apartan y ven el espectáculo.

Los seis lobos, contando a Jessica comienzan a gritar de dolor, la joven se retuerce a igual que los otros cinco, grita tan fuerte que Liam y los otros dos tuvieron que taparse los oídos, el cuerpo de aquellos chicos comenzaban a cambiar, ellos no se transformaban como esos animales, quedaban en sus partes humanas solo que sus orejas se alargaron, sus uñas crecieron a más de cuatro centímetros convirtiéndose en largas garras, su rostro solo quedaban pequeñas facciones de lo que ellos eran antes, su nariz y sus ojos habían medio unido.

Aquellos seis seres sobrenaturales comenzaban a aullar, no tenían pelaje, solo a los hombres les habían crecido un cuero cabelludo en parte de la cara, ellos no estaban en cuatro patas, sus cuerpos aun eran del todo humanos, aunque solo sus rostros, tenían orejas puntiagudas, mandíbulas fuertes y con los dientes afilados vueltos colmillos, no se convertían completamente en lobos porque solo eran betas, sus ojos de color amarillo veían a Liam y a los gemelos como presas a las que debían cazar y comer, Liam se fijaba en Jessica quien rugía y aullaba, se removía con desenfreno, todos lo hacían, todos querían liberarse.

La joven se alzó y quedo enganchada entre el techo de la jaula, aquello sorprendió al vampiro y a sus amigos, la veían anonadados, la chica jalaba con fuerza las esposas que tenía, estas eran de un metal fuerte y de tanto jalar se la quitó, luego ella bajo y callo de rodillas.

— Se quitó las a esposas — Dijo aterrada Ericka.

— Nunca antes eso había pasado, debemos irnos antes de que salga — Dijo Erick.

— Es fuerte — Musito Liam y veía a la chica, esta se ha encachado de las rejas de la jaula y comenzó a mover estas, gruñía y aullaba.

— Aaaaaauuuuuuhhh — Aullaron los lobos.

El lobo que se habían convertido Jessica era más fuerte de lo que ellos crían, la chica logró romper unos de los barrotes de la jaula, luego dos y pudo sacar su cabeza y parte de su cuerpo, eso asustó a Ericka quien cerro sus ojos y con una bola dorada golpeó a Jessica.

— ¿Qué haces? — Le reclama Liam y ve a Jessica tendida en el piso — La mataste.

— No, no puede estar muerta, solo la puse inconsciente — Dice la chica, en eso Jessica vuelve a ponerse de pie y esta vez ruge con fuerza y tira de una patada la puerta de la jaula.