X Siempre Mamá

Feliz

Irene

Sentada en el piso viendo cómo los demás siguen su rumbo. Miró con atención mi alrededor. El gris aún seguía dominando como si estuviera actuando dentro de una película de los años cuarenta. De la nada, de nuevo volvió a mi aquella simple pregunta que por años busque respuesta.

 

¿En verdad eres feliz?

 

Mientras crecía, me preguntaba a mi misma si la felicidad debería formar parte de nuestra rutina diaria, quería comprender si la felicidad era una necesidad para cada ser humano. Si era necesario estar feliz para poder sentirse mejor.

 

Recuerdo mi niñez y no fue la mejor etapa de mi vida. La felicidad fue escasa, rara vez nos veíamos como una verdadera familia, así era cuando no había peleas de por medio. Me gustaba disfrutar de esos días cuando veía a mi padre sonreír y a mi madre ser cariñosa conmigo. Esos pequeños gestos me daban la esperanza de que todo podría cambiar y ser diferente. Tenia la ilusión de poder al fin ser feliz. Ya no quería llorar y mi único deseo era poder sonreír todos los días.

 

Aunque corría una y otra vez detrás de la felicidad no la podía alcanzar. Así que me rendí y me quedé con la idea de que ser feliz no era tan importante.

 

Hasta ese día, cuando llegó él.

 

Félix apareció en mi vida en el momento exacto.

 

Recuerdo que no podía evitar sonreír con solo verlo. Félix tenía una hermosa sonrisa que contagiaba alegría.

 

 El amor te hace feliz.

 

 Sostener la mano de Félix me daba seguridad, por fin podía ser yo misma sin esos defectos de por medio que veía en mi todo el tiempo. Por fin encontré a la Irene Aldamar que quería ser en adelante.

 

Por fin me sentía feliz.

 

Pero todo eso ocurrió por un corto tiempo.

 

Después de la separación con Félix. Empecé a ver el mundo de otra manera. Pensé que para estar feliz solo necesitas imitar todo lo que los demás hacen en el mundo. Lo básico, lo normal. Cómo todos, le di más importancia a lo superficial, a lo material. Y fui olvidando lo que realmente debe ser importante en la vida.

 

 Disfrutar del instante.

 

Vivir.

 

¿Quieres ser feliz?

 

No dependas de la cantidad de dinero que tengas, de los estudios que poseas, de los viajes que hagas por el mundo entero o las compras que haz deseado. Todo lo material se pierde con el tiempo y lo único que nos queda al instante de dejar el mundo de los vivos son los momentos que disfrutaste con tus seres queridos, por suerte sus recuerdos aún se quedan con vida dentro de ti, en tu corazón.

 

Hace instantes me reprochaba por no poder compartir más momentos importantes con mis hijos en adelante.

 

Cerré los ojos por un instante y ahí lo recordé.

 

Me estaba mintiendo a mi misma. Si estuve ahí, si pude compartir con ellos momentos especiales. Desde el primer día en que ellos abrieron por primera vez sus ojos al mundo. Yo tuve el privilegio de ser la primera persona con la que compartieron sus primeras experiencias como ser humano.

 

Los sostuve en mis brazos. Les brinde seguridad.

Tuve la dicha de sentir sus fuertes abrazos. Les brinde confianza.

Su primera sonrisa me la dedicaron a mi. Les enseñe la felicidad.

Los escuché decir mamá por primera vez. Les brinde mi apoyo incondicional.

Los vi dar sus primeros pasos, los vi correr y bailar. Los motive a seguir.

Nos reímos juntos.

También lloramos juntos.

Les regale el más puro y verdadero amor que puede existir en el mundo.

 

Ellos me regalaron bellos momentos antes de morir. Y los llevaré conmigo por siempre. Hicimos los más hermosos recuerdos juntos.

 

Pensé que después de la muerte solo debería existir la nada que todo sería olvidado, pero me equivoqué. Los recuerdos no dejan de existir en ti, se quedan guardados en el fondo de tu corazón y al pasar de los años se fortalecen. Y reaparecen en ese instante, para brindarte un pequeño respiro. Un consuelo.

 

Respire hondo, y mire de nuevo mi alrededor, todo lo que veo tiene vida, todo nuestro planeta está vivo. Y a cada instante nos regala pequeños detalles para recordar.

 

¿Alguna vez sentiste, las hojas secas con las plantas de los pies sin temor de que te puedan lastimar?

¿Alguna vez quisiste sentir la fragancia de la flor que parece ser fea a la vista?

¿Alguna vez escuchaste el canto de las aves acompañado del amanecer?

O...

¿ Alguna vez pudiste observar con detalle el arduo trabajo que hacen las hormigas para sobrevivir en este enorme mundo?




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