Me despierto por los incesantes gritos entre mi padre y mi madre, son insoportables, no se porque siguen casados si no se soportan ni para tener sexo, realmente no lo entiendo.
Estoy encantado con el hecho de que Eleanor y Andrómeda ya no vivan aquí, mi pequeña sobrina no tiene porque soportar esto y Eleanor no tiene porque soportar más mierda sobre sus hombros, suficiente ha recibido ya en sus veintitrés años de vida, aunque ahora está entre la espada y la pared con su prometido, al que sé que ama pero al que teme decirle la verdad sobre quien es el padre de Andrómeda.
Miro la hora en mi móvil cuando veo que la chica canela pasión me ha contestado, me intrigó de inmediato cuando me abrió el direct y revisé su perfil para darme un orgasmo visual, esa chica es hermosa con todas sus curvas y su tono de piel, me encantaría pasar mi lengua por su cuerpo pero no creo que deba decirle eso cuando la vea en un par de horas.
Salgo de la cama para darme una ducha fría que calme mis sucios pensamientos y para pensar en lo que mi hermana y la chica quieren decirme, con la chica voy a ciegas, lo único que se es que tiene que ver con Blas, y ya no sé nada más. En el caso de mi hermana sé que es para hablar de sus sentimientos sobre Jackson, lo tengo muy claro, la conozco lo suficiente para saber que se trata de que no sabe que hacer con ellos, si en algo nos parecemos es que mi hermana y yo no sabemos tener relaciones, somos un desastre como pareja y acabamos cagando la de alguna forma, pero algo en común además del padre teníamos que tener sino sería aburrido.
- Brandon.- escucho la voz de mi madre en el interior de mi cuarto.
- Estoy en la ducha.- digo con molestia.
Mi madre abre la puerta sin importarle que yo esté desnudo, es más ella mira mi cuerpo y sus ojos se dilatan, eso es asqueroso por lo que opto por taparme con una toalla, ella vuelve a mirarme a la cara con molestia y se cruza de brazos.
- ¿Qué necesitas mamá?- quiero que se vaya.
- ¿Hoy vas a alguna parte?- inquiere con una ceja levantada.
- Si, voy a verme con Eleanor, ¿algún problema?- me giro para ponerme los calzoncillos, no me siento cómodo estando desnudo con ella aquí.
- Intenta que no te vean con ella.- dice con molestia.
- Mamá, no tengo tiempo para tus paranoias, mi hermana es magnífica, una madre ejemplar y una hermana de diez por lo que no me avergüenza que me vean con ella, si tu no quieres ser vista con ella, simplemente no quedes con ella.- ruedo los ojos ya harto de la actitud despectiva de mi madre hacía Eleanor.
Salgo de mi cuarto de baño con ella siguiéndome de cerca, de seguro está molesta porque no he hecho lo que ella quería, estoy harto de ser una más de sus marionetas. Eleanor llegó a odiarme por un tiempo por ser su favorito y es que es normal, mi madre la trata como si fuera un trapo y eso no es justo, ella no tiene la culpa de absolutamente nada.
- No me vuelvas a hablar así.- me ordena.
- Vale mamá, lo siento.- digo sin mirarla mientras agarro la primera camisa que veo en el armario y me la pongo.- ¿Te puedes ir? Quiero cambiarme sin que tu me estés mirando.
- Soy tu madre, puedo hacer lo que quiera.- resoplo cansado, siempre es lo mismo y lo detesto.
- Vale mamá.- respondo cansado, no entiendo como alguien tan pequeño puede acabar tan rápido con mi energía.- No voy a dejar de ver a mi hermana y punto, ahora tu eres mi madre pero yo tengo derecho a la intimidad, y te recuerdo que la casa no es tuya.
Mi madre no contesta al menos no con palabras pero cierra la puerta de mi habitación con un gran portazo que me deja saber lo poco contenta que está con mi respuesta pero es que desde que casi pierdo a Eleanor en Alemania yo no he querido volver a ser su títere, antes me callaba y hacía lo que me decía por temor a cabrearla ahora me da igual, puede hacerme lo que quiera mientras deje en paz de una vez a Eleanor y a Andrómeda.
Termino por ponerme unos pantalones negros y salgo de mi habitación, necesito fumar para calmarme, las conversaciones con mi madre siempre me dejan con ganas de fumar no sé como lo hace pero ella alimenta el vicio que yo comencé, se que es destructivo pero es la única forma de aplacar las ganas que a veces siento por zarandearla.
- Muchacho.- me giro para ver a mi abuelo en su silla de ruedas.- No cabrees a Eliza el tiempo que sigas viviendo aquí.- me advierte.
- Bueno abuelo, no puedo evitarlo si habla de esa forma de quienes me importan.- le contesto molesto.
- A mi también me molesta que habla de Andrómeda y de Eleanor de la forma en que lo hace pero debes callarte por tu propio bien.- su voz dura me sorprende, él siempre suele ser simpático y amable.
- Vale abuelo, me voy, tengo cosas mejores en las que gastar mi tiempo.- le digo para poder salir de la casa de una vez por todas.
- En esa forma de hablar desinteresada sobre el tema te pareces demasiado a Eleanor, esa va a ser vuestra ruina.- niega con tristeza.
- Lo que tu digas.
Bajo las escaleras sin mucho ánimo y sin mirar a ninguno de mis padres que se ignoran, salgo de la casa, odio mi casa, la tensión que siempre se respira en ella. Me alegro de que al menos Andrómeda sea lo suficiente inocente como para notar esto, aunque si que odia a mi madre, suele llamarla la bruja malvada y en esta ocasión no puedo estar más de acuerdo con mi sobrina.
Apago el cigarro lanzandolo contra el suelo y luego pisándolo para asegurarme de que en verdad se apaga, no me gusta el sabor del humo en mi boca por lo que me tomo un chicle de menta que apacigua el mal sabor y el mal olor del tabaco.
Me subo a mi coche y escucho la lenta música que reproduce la radio, no es que la música me guste, me gusta poco y en su mayoría, al igual que Eleanor, escucho las canciones de mi abuela Virginia, ella fue la paz. Cuando ella vivía nadie tenía las narices de levantar la voz, Eleanor y yo éramos felices y tratados igual, una vez que nuestra abuela murió mi abuelo se sumió en el dolor y los golpes comenzaron para Eleanor quien ya desde antes era consciente del odio de mi madre por ella.