Me ducho después de hacer algo de deporte y salgo rápido para cambiarme por la ropa para la cita, estoy muy nervioso por lo que he organizado y espero que a ella no le parezca excesivo pero es como lo siento.
Llaman a la puerta de mi cuarto mientras me estoy poniendo la camisa, y cuando termino la abro para ver a mi padre. Jamás lo he visto tan feliz y me doy cuenta que mi madre es la que hacía desgraciados a todos los de la casa, sé que suena mal siendo mi madre, pero ella no ha traído jamás nada bueno y ahora que está lejos es que puedo verlo.
- ¿Necesitas algo?- mi padre asiente antes de sentarse en una de las sillas de mi cuarto.
- ¿Puedo quitarte cinco minutos?- ahora soy yo quien asiente.- Sé que no he sido un buen padre, sé que para ti y para Eleanor vuestro padre ha sido él mío, y lo entiendo, yo fui un cobarde que no supo sobre ponerse a tu madre, fui un débil que siempre se dejó controlar por miedo a que le hiciese daño a Eleanor.- mi padre suspira.- Prioricé a Eleanor sobre mis dos hijos varones, Lukas ni siquiera me ve como un padre, fui un completo extraño en su vida, jamás lo visité ni lo llamé, y contigo, a pesar de pasar más tiempo contigo es como si jamás lo hubiese estado porque siempre estuve pendiente de que tu madre no intentará las-timarla y dejé que fueras el propio verdugo de tu hermana, dejado que tu madre te diera todo lo que quería y ladeando a Eleanor, haciéndola desdichada.- mi padre suspira.- Fui una mierda y no merezco ser llamado padre, pero espero que algún día ustedes tres puedan llamarme padre con orgullo, igual que mi pequeña nieta me llama abuelo con tanta felicidad.
Me quedo en silencio, mi padre nunca se ha sincerado de tal forma, esto es muy nuevo para mi y aquí, donde las emociones nunca han sido importantes, donde los sentimientos se escondían por temor a ser débil, no sé de que forma reaccionar, esto es muy difícil porque todo o que ha dicho es cierto, incluso lo de Andrómeda, porque fue un padre nefasto y ausente pero ha sido un perfecto abuelo.
- Os amo, a los tres.- se levanta de la silla.- Odio a tu madre pero me dio un regalo hermoso, a ti.- me sonríe.- Amé, amo y ameré toda mi vida a Adriana, igual que amo a los hijos que tuve con ella, pero a ti también, los tres siempre serán mis niños aunque fuera miedoso para cuidaros, siempre os amé.- llora.- Fui a todas vuestras cosas del colegio con vuestro abuelo, pero preferí permanecer oculto.
- Papá.- me acerco a él y lo abrazo.- También te amo.
- Bueno, no te quito más tiempo, me encantaría conocer a la chica que te tiene tan feliz.
- Lo harás.- le sonrío.
Mi padre se va de mi cuarto, dejándome con un extraño sentimiento de alegría, se siente bien que se sincere conmigo, sé que tiene miedo de hacerlo con los dos hijos que tiene con la persona que ama, pero sé que en algún momento lo hará, debe hacerlo, pero también sé que mis hermanos mayores lo aman, solo están dolidos.
Vuelven a llamar a mi puerta, ¿otra vez mi padre? De todas formas me acerco a abrir la puerta y me sorprendo al ver a Lukas con los ojos rojo, como de haber llorado.
- ¿Lukas?
- Escuché detrás de la puerta.- dice un poco tímido.- No sabía que tu había sufrido de su ausencia igual que nosotros.- resopla.- Siempre creí que eras el privilegiado por ser el hijo de su esposa y no de su amante como Ana y yo.- sonríe algo amargo.- Supongo que yo también tengo que pedir disculpas, te odié por tener lo que jamás tuve, un padre, aunque ahora sé que si lo tuve, siempre estuvo en momentos importantes y siempre me manaba una carta por cumpleaños, cartas que me negaba a leer pero que ahora leeré.- su labio tiembla.- Gracias por no odiarme Brad, gracias por ser mi hermano menor y amar a Ana tanto como lo hice yo.
- Gracias Lukas por ser mi hermano mayor.- digo también llorando.- Que llorones los dos.- digo riendo y provocando su risa.
- Suerte con la chica.
Me lavo la cara para eliminar cualquier rastro de lágrimas y luego salgo de mi casa para ir a recoger a Gala, quien ya me espera en la entrada de su residencia.
- Hola.- me saluda con un beso en los labios.- Te ves muy feliz.
- Estoy feliz.- digo con una enorme sonrisa.- He tenido una corta pero intensa conversación con mi padre y mi hermano mayor y ha solucionado muchas cosas
- Me alegro.- puedo notar un poco de tristeza en sus palabras, supongo que por su propio caso.
- Vamos a nuestra cita.
- Vamos.- me devuelve la sonrisa.
No sé que hice para merecerla, no sé que vio en mi pero sea lo que fuese me alegro mucho, porque personas como Gala, personas que han sufrido pero que todavía lo dan todo, que todavía son capaces de sentir con intensidad a pesar del dolor y las adversidades, quedan pocas, todas acaban rindiéndose, pero ella y mi hermana no, ellas luchan para demostrar que son merecedoras de todo el amor que tengas en ti.
- Me encanta este restaurante.- sonríe acariciando a un cachorro que se ha acercado a nuestra mesa.- Estoy segura de que a tu sobrina y a mi hermana le encantaría.
- Seguro.- le sonrío.- Mi sobrina se volvió loca cuando lo vio y estoy seguro de que tu hermana alucinaría también.
- Si.- me da una mirada brillante.
- Me gustaría conocer a tu abuela y a tu hermana.
- ¿En serio?- asiento ante su sorpresa.- El jueves voy a hacer una videollamada con ellas, ¿te gustaría estar?
- Claro.- le sonrío.- Mi padre quiere conocerte, ¿te vendría bien el viernes?- ella asiente algo nerviosa.- Vamos.
- ¿A dónde?
- Ya lo verás.
Pago la cuenta sin que Gala se de cuenta y tiro de ella hasta el jardín que hay cerca del restaurante, el chico que contraté me ve y de inmediato lanza los fuegos artificiales que Gala mira impresionada, ríe cada vez que uno estalla en miles de colores. Tuve que preguntarle a Gabi si a mi café explosivo le gustaban los fuegos artificiales, quería que todo saliese a la perfección.