¿y si lo volvemos a intentar?

Capítulo 1. ¡¡¿Qué hiciste Caleb?!!

CALEB. 

¡¡Al fin!! Mi día terminó. Que cansancio, lo que menos quiero es llegar a casa, ahí me espera Zoe con su amor.  

Tocan la puerta de mi oficina. ¿Quién será a esta hora?  

—Adelante —digo con desánimo.  

No creo que alguien me vaya a matar, no he hecho nada malo, ¿o si?. En esta semana no he estado con mujeres ajenas, así que no considero que sean los marido de mis amantes.  

La puerta se abre y sonrío al ver quien es; Sandra, mi bella y hermosa secretaria.  

—Querido jefe, ¿le molesta que lo venga a ver a estar hora que está a punto de irse? —la miro de pies a cabeza. Saboreo mis labios, definitivamente esa lencería le queda muy bien.  

Mi pene ha despertado y ya quiere salirse de mi pantalón para meterse a otro lado.  

—Claro que no, encantado de la vida por tu visita —me da una sonrisa coqueta.  

Camina hasta mi escritorio, esa caminata sexy me hace excita más. Me pongo de pie y me acerco a ella.  

—¿Dime que quieres? —hice una pregunta sin sentido, pero me encanta que digan esa palabra.  

—Jefe, quiero que me folle —la agarro de su muñeca y la acerco a mí.  

—Repítelo que no te oí.  

— ¡¡Quiero qué me follé!! —la beso y muerdo sus labios.  

Corto el beso y me pongo detrás de ella. Pego su cabeza contra el escritorio, dándome una bella vista de su hermoso trasero.  

Saco mi billetera y saco un condón, lo abro rápidamente y me lo pongo. Hago a un lado el pequeño trozo de tela y de un solo me introduzco en ella; ese gemido me trajo de nuevo el ánimo.  

ZOE. 

—Buenas noches, mi amor —le doy un beso a mi hijo, lo arropó y salgo de su habitación. Voy a la sala y espero a Caleb.  

Las horas pasan y él no llega. Me preocupo mucho por él, aunque talvez está con otra mujer.  

Caleb únicamente se casó conmigo por obligación, no por amor. Aquella noche que bebimos de más, me termine entregándome a él, y en aquella borrachera concebí a Andrés.  

En esto 5 años de matrimonio él solo me toca cuando está borracho, solo en ese momento me ve como mujer... no, ni en ese momento me ve como mujer, porque al final siempre me llama por el nombre de otra. Han sido poca las veces que él me ha tocado, ¿cómo lo sé?, pues, he anotado los nombre de sus amantes cada vez que él me toca y en total son veinte.  

Limpio mis lágrimas. Sé que algún día lograré que me ame, yo lo amo desde que soy una niña y no pierdo la esperanza. 

Tanto los padres de Caleb y los míos son amigos, y cuando se enteraron de que Caleb era el padre del bebé que crecía en mi vientre lo obligaron a casarse conmigo.  

Mentiría si digiera que no estaba feliz por el matrimonio y por el embarazo, ese siempre fue mi sueño: ser la esposa de Caleb, y la madre de sus hijos. Mi felicidad era notoria. Sin embargo, Caleb no compartía la misma emoción que yo, para él fue la peor noticia, incluso llego a la boda borracho. En muestra luna de miel me pasé sola todas las noches, porque Caleb iba a buscar a otras mujeres.  

Por el problema de sus amantes siempre hemos discutido, pero al final yo siempre le termino hablando y le perdono su infidelidad; Caleb se ha llevado toda mi dignidad.  

Escucho la puerta abrirse, veo el reloj, hoy llego más temprano. Como es viernes pensé que hoy llegaría a las 12 pm. Me pongo de pie para recibirlo.  

—Buenas noches, amor —le doy una sonrisa.  

—Hola —me mira de reojo— ¿Andrés ya está dormido?  

—Sí. Él te estaba esperando para cenar, sin embargo, no llegaste.  

—Si vas a comenzar con tus peleas, mejor vete —mi corazón duele, a pesar de que siempre se ha portado mal conmigo, mi corazón no se acostumbra a su frialdad e indiferencia.  

—No quiero pelear. Solo lo digo porque casi no pasas tiempo con nosotros y, Andrés y yo te necesitamos —me mira. Puedo ver todo su desagrado por mí.  

—Tengo sueño. Dame permiso que estorbas mi camino —un nudo se forma en mi garganta.  

Me apartó y me pasa rozando... No puedo contener las lágrimas.  

—Caleb —lo llamo con mi voz entrecortada—, ¿no vas a cenar?  

— No —responde sin mirarme.  

Caleb entra a la habitación de Andrés. Me dejo caer al suelo y lloro. Es que soy tan estúpida, él me trata tan mal, pero yo sigo ahí esperando su amor. Es que lo amo tanto que no pierdo la esperanza de ganarme un espacio en su corazón.  

Siempre deseé estar casada con él, pero jamás pensé que mi matrimonio sería así. Desde que nos casamos, dormimos en cama diferente, solo va a mi habitación cuando está borracho.  

Limpio mis lágrimas, me pongo de pie y voy a mi habitación  

CALEB.  

Entro a la habitación de mi hijo. Andrés tiene 4 años y medio; es lo único bueno de mi matrimonio.  

Me acerco a él y acaricio su cabello. No es porque sea mi hijo, pero es muy lindo, en lo guapo salió a mí y en lo tierno, pues..., lo heredó de su madre.  

Aunque casi no pasó tiempo con él, lo adoro, es mi campeón. Le doy un suave beso en su frente y salgo de la habitación y voy a la mía. Me doy una ducha rápida, me pongo mi pijama y me acuesto en mi cama.  

Mi vida no ha sido tan linda desde mi matrimonio con Zoe. Papá me obligó a casarme con ella, ya que los padres de Zoe son socio de la fábrica de perfume, y para el colmo son grandes amigos.  

Zoe es 2 años menor que yo, la conozco desde que es una niña. Ella siempre ha estado detrás de mí rogándome amor, pero nunca le he dado oportunidad.  

Es que por más que la veo no le encuentro nada de atractiva, siempre anda con su cabello lacio y suelto, sus lentes y su ropa de abuelita. Siempre ha sido rara y más con su amor. ¡¡Dios!!, sigo sin entender, ¿quién ama a alguien por tanto tiempo?, y peor si esa persona ni siquiera le muestra amor.  

Desde que me case le he sido infiel, pero ni así me pide el divorcio y nunca lo hará. Su amor por mí es tan grande que aguanta todas las pendejadas que le hago.  

Ni siquiera maldigo esa noche porque sería maldecir a mi hijo, sin tan solo mis padres no me hubiera obligado a casarme con ella, todo sería tan diferente.  

Suelto un suspiro. ¿Cómo fue que acabe de esta manera?, pues... 

Cinco años atrás. 

La música estaba a todo volumen. El trago estaba haciendo efecto en mí.  

—¡¡Fondo!! ¡¡fondo!! ¡¡fondo!! ¡¡fondo!! —gritaban mis amigos. Termine la botella y alce mis manos.  

—¡¡Se los dije!! ¡¡Gane!! —grité eufórico.  

—Eres buenos para tomar, Caleb —dijo Lauro, mi mejor amigo.  

—¡¡Qué bestia, perdí!! —se quejó Edgar, mi otro mejor amigo.  

—Les dije que a mí nadie me gana —alardeaba de mis habilidades con el alcohol. Aunque, en realidad, ya estaba causando efecto en mí, pero no lo iba a aceptar.  

—Oye Caleb, esa no es tu hermana y tu amada Zoe —me molestó Lauro.  

Ellos sabían de la fastidiosa de Zoe. Ellos sabían que estaba perdidamente enamorada de mí, y de su amor tan ridículo y empalagoso.  

—¡¡Lauro!! No me arruines la noche nombrando a Zoe, ya tengo mucho con que esté todo el día metida en mi casa —manifesté con desagrado.  

Zoe se llevaba tan bien con mi hermana mayor, y solo se la pasaba metida en mi casa viéndome todo el día.  

—¡¡Ay, amigo!!, ya quisiera yo tener a una así: que se muera de amor por mí —dijo Edgar en un tono burlón y le dio un sorbo a su bebida.  

—¿Tú crees que es lindo tener a alguien tan fastidiosa?  

—Sí. Además, Zoe no está tan mal. Nada más le das una manita de gato y ¡¡uf!!, estaría buenísima. Pienso que debajo de esa ropa holgada debe de haber algo bien bueno —aseguró Lauro.  

—Ni sé, ni me interesa. Yo solamente quiero que se largue de mi vida la fastidiosa esa —expresé aburrido.  

—Parece que el milagro se te va a cumplir. —declaró Lauro.  

—¡¡Eh!!, ¿qué dices?  

—Pues que a tu amada Zoe un chico está que la coquetea —miré a Zoe... estaba horrible. ¿Quién iba a una discoteca vestida como abuela?  

El chico acomodaba el cabello de Zoe, y ella le sonreía tímidamente.  

—Y creo que a ella no le molesta. Yo de ti le voy rogando a todos los santos y ofreciéndole velas para que Zoe se enamore —manifestó Edgar con un tono divertido. Reí por lo que decía.  

—¡¡Míralo, se ríe de la felicidad!! —se burló Lauro.  

—Eso nunca va a pasar, nunca. Zoe, desde niña se fijó en mí y no me ha dejado de querer, porque venga un tipejo a coquetearle, ella no se enamorara de él. Ella me ama y nunca dejará de hacerlo —comenté lleno de seguridad.  

—¡¡Por Dios, ese ego!!  

—¡¡Es la verdad!! —aseguré.  

—¿No consideras que ella se puede enamorar de otro?  

—No lo hará, de eso estoy seguro —ellos se rieron. Miré a Zoe y el tipo se le acercaba más a ella—. Ya vengo, voy a hablar con mi hermana.  

—¡¡Estás celoso!! —exclamó Lauro.  

—¡¡No seas estúpido!! No me ha gustado nunca, ¿por qué me gustaría ahora?  

—Oye, ve rápido a hablar con tu hermana que, las chicas ya vienen —pidió Edgar.  

—Ya vengo —fui donde mi hermana.  

—Caleb, que coincidencia —me dio una sonrisa.  

De coincidencia eso ni ella se lo creía. Estaba seguro de que ella llegó a propósito.  

—Pero de las malas —miré a Zoe y al tipejo. Le di una sonrisa burlona a los dos.  

—¿Qué quieres? ¿Nos ves que estamos ocupadas?  

—Solo quería decirte que si no llego a casa le digas a papá que me quede en casa de Lauro, ya que, ¡¡voy con unas amigas a pasarla bien!! —alce un poco la voz.  

—Bueno, ahora vete —dijo mi hermana. Miré de reojo a Zoe, y ella estaba con la mirada en el suelo. Le dolió lo que dije, y no pude evitar sonreír por mi maldad.  

Caminé hacia mis amigos y escuché lo que mi hermana le dijo a Zoe, porque al propósito alzó la voz.  

—Nos vamos a divertir esta noche. Vamos a pasarla bien rico Zoe, está noche dejarás de ser una niña... —miré rápidamente hacia ellas— Algo me lo dice. ¡¡Salud!! —eso era malo.  

Mayra era capaz de hacer que Zoe se acostara con alguien. ¿Y a mí que me interesa lo que haga o deje de hacer? Me pregunté.  

Seguí mi camino, me senté junto a mis amigos y esperé a que llegarán las chicas.  

Cuando las chicas llegaron comenzó a coquetearle y de vez en cuando miraba de reojo a Zoe. Me encantaba ver su cara de tristeza cuando me veía con mujeres. Quería hacerla sufrir para ver si así dejaba de molestarme.  

Zoe comenzó a tomar y eso me sorprendió, ya que nunca lo había hecho... bueno, nunca me había dado cuenta. 

NARRADOR. 

Después de mucho sexo y trago, Caleb se emborrachó y no podía ni con su vida. El chófer de Lauro lo llevó a su casa, lo dejó en la puerta y como pudo él ingresó sin hacer escándalo, puesto que no quería despertar a su madre.  

Entró a la casa y como la conocía tan bien tambaleándose, comenzó a caminar hacia su habitación. Subió las escaleras, contó el número de las habitaciones, pero choco contra la pared y perdió la cuenta. Él entró a la habitación equivocada.  

Ingresó a la habitación, camino hacia la cama, y dejó caer su cuerpo. Tiro a un lado su mano y sintió algo redondo, al sentir la forma las apretó. Escuchó el pequeño, pero excitante quejido y se acercó.  

—Maldición, huele tan bien —dijo al oler el cuello de Zoe.  

Caleb comenzó a besar el cuello de ella, hasta llegar a sus labios y la beso. La calentura comenzó envolver a Zoe y correspondió al beso. Las cosas se pusieron más ardiente y esa noche terminaron teniendo sexo.  

CALEB. 

La luz invadió mis ojos, maldecía para mis adentros. Abrí los ojos furioso, ya que pensaba que alguien se había osado en abrir la ventana.  

Mis ojos desconocieron la habitación, así que me removí y me di cuenta de que esa no era mi habitación, sino el cuarto de visita.  

Pase la mano por mi cabeza que no dejaba de doler. Me dije a mismo que nunca más tomaría, pero en el fondo sabía que nunca iba a cumplir esa promesa.  

Me senté en la cama y bostecé. Sentí como se movió la sabana, así que gire mi rostro y vi a una chica a mi lado. Ella estaba boca abajo y su cuerpo estaba cubierto por la sabana, su cabello tapaba su rostro, y en ese momento la sangre se me fue a los pies, ya que ese cabello negro y sedoso lo había visto muchas veces.  

Tenía la esperanza de no fuera Zoe. Lentamente, retiré el cabello y quede de piedra al ver su rostro.  

¡¡¿Qué hiciste Caleb?!! ¡¡¿En qué estabas pensado?!! ¡¡¿Cómo pudiste acostarte con Zoe?!!
 




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