¿y si lo volvemos a intentar?

Capítulo 7. Zoe.

ZOE. 

Caleb se portó muy mal hoy día... siempre se porta mal conmigo, pero nunca le había gritado a Andrés, pero hoy no le importo y lo hizo.  

—Mamá, ¿papá está enojado conmigo? — me duele ver a mi hijo triste.  

No sé cómo se enteró Caleb de que Andrés y Luke jugaban en el parque. Creo que gran parte es mi culpa, no le avise que saldría.  

—No Andrés. Tu papá está estresado, pero no está enojado contigo.  

Caleb nunca ha regañado a Andrés. Entiendo que esté celoso de su hijo, sin embargo, él tiene la culpa por no pasar con Andrés.  

—Zoe —alzo mi mirada—, déjame solo con Andrés.  

Andrés agarra mi mano y baja la mirada. Le doy una mirada suplicante a Caleb, él se acerca a Andrés y acaricia su mejilla.  

—Perdóname, no quise alzarte la voz —Andrés alza la mirada.  

—No lo vuelvas a hacer papá.  

—Ya no lo haré, Andrés —el niño abraza a Caleb y él corresponde.  

— Vamos a jugar papá.  

— Está bien.  

Andrés agarra la mano de Caleb y lo lleva a su sección de juguetes. Me pongo de pie y los dejo solos. No quiero que mi presencia moleste a Caleb y no disfrute con Andrés, quiero que mi hijo pase más tiempo con él.  

[***]  

Caleb ha pasado todo en la tarde con Andrés y eso lo ha hecho muy feliz. En este momento lo está haciendo dormir.  

Reviso el mensaje de papá.  

*Ven mañana Zoe, le tengo un regalo a Andrés.  

**Ahí estaré papá.  

*Descansa hija.  

**Igualmente.  

Me pongo de pie y camino hacia mi habitación. Agarro la manija y justo Caleb sale de la habitación de Andrés.  

Mi mirada choca con la de él y rápidamente la desvío, ya que no puedo verlo mucho tiempo a los ojos.  

—Gracias por pasar tiempo con Andrés.  

—Es mi hijo.  

—Lo sé pero...  

—Deja de fastidiar Zoe —él ingresa a su habitación.  

Más dolor acumulado en mi corazón. ¿Será que en algún momento mi corazón no resistirá más y explotara?  

Nunca lo sabré. 

CALEB. 

Me pasé de raya a regañar a Andrés, pero... ¡¡Argh!! Nunca me sentí amenazado por otro hombre, será por qué Zoe nunca me dio motivos.  

Termino de secar mi cabello, y salgo del baño. Camino hacia mi cama y me acuesto.  

Todo va a estar bien, Caleb. Andrés y Zoe te aman, y eso nunca va a cambiar. Sabes muy bien que Zoe nunca te dejará.  

ZOE.  

Un mes después. 

Caleb ha cumplido su palabra: él va a dejar y trae a Andrés del preescolar, también almuerza y pasa más tiempo con Andrés.  

No he visto en persona a Luke desde hace un mes, quiero ver a Dámaris, ella me ha mandado a decir con Andrés que me extraña.  

He hablado con Luke por medio de celular a escondida de Caleb, ya que él lo odia. Él ni siquiera se ha dado la oportunidad de conocerlo; su odio es ilógico.  

Por lo que me dijo Luke, Caleb no deja que se le acerque a Andrés, yo sé que está celoso al fin y al cabo es el padre de Andrés, pero se está portando muy mal. A veces quisiera decirle lo que pienso, pero evito pelear.  

Hoy es la boda de Mayra, yo soy la dama, por lo que me encuentro en este momento en casa de mis suegros.  

Me están maquillando y haciéndome otros arreglo, ya que además de ser la dama de honor soy testigo.  

Tengo puesto un vestido color dorado al cuerpo, me siento incómoda, puesto que no estoy acostumbrada a este tipo, yo soy más de ropa de abuelita.  

—¿Quiero ver a mi bella dama? —escucho la voz de Mayra.  

El rechinar de los tacones se escucha más cerca. Observo a Mayra que esta bellísima.  

—Te ves hermosa Mayra, John se ganó la lotería contigo.  

—Lo sé —reímos—. Zoe, pero tú no quedas atrás, eres una Diosa de la belleza y delicadeza.  

—Oye, no mientas.  

Nunca me he considerado linda, siempre me he considerado una chica común.  

—No miento. Zoe, tú eres divina, no solo eres bella por fuera, también lo eres por dentro y no siempre se encuentra personas, así —le doy una sonrisa y ella acaricia mi mejilla.  

Mayra siempre me ha tratado como su hermana menor. Ella siempre me apoya y me protege, siempre está pendiente de mí y trata de ayudarme en lo que pueda.  

—Me haces sentir tan bien.  

—Me vas a opacar Zoe —hace puchero.  

—Tú eres la que va a deslumbrar a todos.  

—Tienes una cuñada muy guapa... Por cierto, te mandé a hacer unas lentillas.  

Sufro de miopía, fácilmente puedo operarme, pero le tengo terror a las operaciones. No me gusta usar las lentillas porque me cuesta trabajo, ponérmela y sacármela, más fácil es usar lentes.  

—Por qué eres tú la acepto. Sabes que yo amo utilizar mi lente normales.  

—Si, pero ya es hora de que los dejes.  

—No lo sé, tengo que pensarlo.  

A veces usar lentes normales suele ser molestoso.  

—Ya está.  

—Gracias —la chica solo me da una sonrisa—. Al fin se acabó la tortura, voy por la otra —comienzo a ponerme las lentillas.  

—A veces es bueno ponerse linda.  

—Creo que sí —termino de ponerme las lentillas.  

—Vamos —suelta un suspiro—. Hoy seré la señora Barbanera.  

Mayra se ve tan contenta. No sé cómo John le hizo yo para atrapar el corazón indomable de ella, pero ella está feliz y eso es lo único que importa.  

CALEB. 

—  

La tía se ve hermosa —manifiesta, Andrés encantado de ver a Mayra.  

—Sí.  

Mayra es una mujer bella, decidida y elegante. Ni en mis más grandes sueños locos imaginé a Mayra vestida de blanco, ella era una mujer que no cría en los cuentos de amor, y verla tan sonriente y enamorada la hace lucir extraña.  

—Papá, mira a mamá —fijo mi mirada a la madre de mi hijo. Ese vestido muestra toda la hermosa figura que siempre cubre con ropa— ¿Acaso no es hermosa? —mi hijo ver encantado a su madre.  

Esta es la segunda vez que la veo así de arreglada, la primera vez fue para nuestra boda, es lo que medio recuerdo.  

—Sí.  

Frunzo el ceño al ver esa figura masculina besando la mejilla de Zoe.  

¿Qué hace él aquí? 

Zoe coge a la niña entre sus brazos. La niña la abrazo y tanto ella como el tal Luke sonríen mientras hablan.  

—Papá, ¿Puedo ir a ver a Dámaris?  

—Vamos.  

Trato de caminar despacio, ya que lo paso de Andrés son muy cortos. Al llegar tanto Luke con Zoe fijan su mirada en mí.  

—Buenas tardes —le doy una mala mirada a Zoe.  

—Luke, fue un gusto volverte a ver —ella le entrega la niña a su padre—. Dámaris te veo en unos minutos —Zoe se da la vuelta y va con Mayra.  

—Luke, ¿puedo jugar con Dámaris? —le pregunta Andrés.  

—Claro —él suelta a la niña y ella comienza a jugar con Andrés.  

Luke me da una mirada llena de controversia y yo también.  

—Si me disculpas iré a saludar a Mayra —no digo nada.  

Mayra lo invitó; ella lo está haciendo al propósito. Luke saluda a Mayra y no deja de mirar a Zoe, eso me cabrea demasiado.  

—Caleb —escucho la voz de Neptali.  

—Dime.  

—¿Te molesta si me llevo a Andrés y a su amiga?  

—Claro que no —Andrés se va con su abuelo. 


Que bueno que apareció Neptali, camino hacia donde está mi querida hermana mayor.  

—Mayra, necesito hablar contigo.  

—Está bien.  

Nos apartamos un poco.  

—¿Me vas a felicitar? —me mira emocionada.  

—Ya quisieras —expreso con desagrado.  

—¿Entonces que quieres? —me mira con tristeza.  

—¿Tú planeaste todo lo de las fotos? —ella ríe.  

—Ya quisiera planear eso.  

—Entonces como sabías de ellos, porque no me creo que haya sido coincidencia, incluso lo invitaste a tu boda —ella me mira divertida.  

—Caleb, yo ese día llevaba la invitación, al pasar por el parque me pareció ver a Zoe con un otro —trató de calmar mis emociones—. Me regresé para confirmar y definitivamente era ella, reconocí a Luke y me sentí tan feliz por ella, era la primera vez que la veía sonreír con sinceridad, era la primera vez que la veía tan contenta.  

Quiere decirle una cuantas verdaderas a Mayra, pero no quiero hacer escándalo.  

—Si la viste tan feliz, ¿por qué me fuiste con el chisme?  

—Porque a pesar de tus idioteces, te amo, y no quiero que pierdas a tu hijo y a tu mujer. Aunque no quería decirte nada por qué también amo a Zoe, y yo solo quiero felicidad para ella... felicidad que tú no se la das, pero Luke...  

—Cállate —digo entre dientes.  

—Me encuentro entre la espada y la pared Caleb. Mi amor por ti y mi amor por Zoe.  

—Asunta tus problemas, no quiero que te metas entre Zoe y yo.  

—Caleb, deja ese orgullo atrás. Sé que nunca me vas a perdonar que te haya delatado...  

Me doy la vuelta y me voy. Quiero estar solo. Camino hacia la casa, voy hacia mi antigua habitación y dejo caer mi cuerpo en la cama.  

Horas más tardes. 

—¡Caleb! —Abro mis ojos al escuchar la dulce voz de Zoe.  

—¿Qué quieres Zoe?  

—Ya terminó la fiesta, ya es hora de irnos a casa —ella me sonríe con dulzura.  

—¿Y Andrés?  

—Está en el patio, pero ya tiene sueño —me pongo de pie.  

—Vamos —Zoe se adelanta. Deslizo mi mirada por su cuerpo esbelto, meneo mi cabeza por pensar cosas indebidas.  

Al llegar al patio no veo a nadie además de mi familia a excepción de Mayra que ya se ha de haber ido de luna de miel. Me despido de mis padres, de mis suegros y me voy junto a Zoe y Andrés.  

[***]  

Llevo a Andrés a su habitación. Zoe lo cambia de ropa y lo hace dormir.  

Andrés se queda dormido, beso su frente y junto a Zoe salimos de su habitación.  

—Buenas noches, Caleb —ella entra a su habitación.  

Paso la mano por mi cabello. Me siento estresado, confundido, no sé ni que mismo hacer conmigo.  

Entro a mi habitación, me siento en mi cama. Paso mis dos manos por mi cabello, suelto un suspiro lleno de confusión. Suena las notificaciones de mi celular. Agarro mi celular y abro los mensajes y fotos que Mayra me ha enviado. 


Siento mi sangre borbollar de la rabia al ver todas las fotos donde Zoe y Andrés están junto a Luke y la niña.  

También me envió video de ellos riéndose, bailando y ese Luke se ve que disfrutar estar con Zoe y ella sé ve que también lo hace.  

No te molesto más Caled. 

Es el último mensaje que me envía y se desconecta.  

Tiro el celular en mi cama... Esto ya no me está gustando nada.  

ZOE. 

La boda fue muy bonita, en mi caso me divertí mucho, pero a pesar de ser la boda de Mayra, ella no estaba del todo feliz, razón: Caleb prefirió acostarse a dormir, que estar con ella en su día especial.  

Entro a mi habitación, camino hacia el baño, me desnudo y comienzo a darme una ducha. 


[***] 

Me pongo la bata de baño y salgo. ¡¡Dios!! Me va da algo. Caled está sentado en mi cama.  

—Caled, ¿qué haces aquí? —Él me observa detenidamente.  

—¿Tiene algo de malo estar aquí? —Su voz es ronca y eso me hace sentir rara— No sabía que era prohibido entrar a la habitación de mi esposa.  

¡¡Perdón!! ¿Oí bien? Él no bebió hoy día. ¿Por qué me está llamando "mi esposa"?  

—¿Estás borracho? —pregunto por si la mosca.  

—Me ves borracho.  

—Te ves en tu cinco sentidos, pero es que tú nunca me has llamado esposa, si hasta para tocarme tienes que estar borracho — cierro de un solo mi boca.  

La mirada de Caleb se vuelve oscura y me hace estremecer.  

Nadie te mando a abrir la boca Zoe.  

—Olvida lo que dije —él no deja de mirarme.  

—Desnúdate —lo miro llena de pánico.  

—¡¡¿Qué?!!  

—Que te desnude, Zoe —ordena.  

La verdad siento vergüenza, nunca he estado desnuda frente a Caleb. Cuando tenemos intimidad, él está borracho y es la oscuridad, no se ve nada.  

—¿Por qué lo haría? —río con nerviosismo.  

—Porque eres mi esposa.  

¿Qué le pasa?  

—Si, pero...  

—¿Pero qué? —Él se pone de pie. Trago seco al ver esa mirada que solamente veo cuando está borracho. Mis piernas no reacciona. Él se pone delante de mí—. Responde 


—Bu... bueno e...es... que —me quedo sin palabras cuando veo como su mano va al nudo de mi bata.  

—Solo quiero hacer algo bien —desbarata el nudo.  

¡¡Dios!! Me siento muy avergonzada, siento como las mariposas revolotean en mi estómago a mis 25 años.  

La bata cae al suelo y quedo totalmente desnuda ante él. Lo miro un poco nerviosa, y él me da una sonrisa por primera vez.  

Su tibia mano se posa en mi fría mejilla, mi corazón se acelera demasiado. Su rostro empieza acercarse al mío y siento que mi mundo se detiene cuando sus labios me besan.  

Mis labios le siguen el ritmo de su ardiente beso. Siento su otra mano en mi cintura y de un ágil movimiento me pega a su cuerpo. Siento que me derrito como helado en un día muy soleado.  

Caleb, deja mis labios. Mi respiración está pesada; me siento muy extraña, siento confusión y a la vez felicidad.  

—Caleb.  

—Tú únicamente relájate, que esta noche sabrás lo que realmente es ser mía.  

Me besa apasionadamente. Me toma entre sus brazos y me lleva a la cama. Todavía sigo sin creer que es Caleb. ¿Y si es un sueño? Algunas veces he soñado con Caleb.  

—¿En qué momento me dormí? —él se ríe por lo bajo.  

—¿Sueñas conmigo? —pregunta con un tono divertido.  

—Sí —confieso con timidez.  

Mi corazón está mal, en cualquier momento le puede dar algo por estar latiendo tan rápido.  

—Zoe, voy a ser que todos tus sueños se hagan realidad esta noche.  

Me besa, y yo no me quedo atrás.
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Zoe.




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