¿y si lo volvemos a intentar?

Capítulo 9. ¿Cuánto tiempo durará la felicidad de Zoe?

CALEB. 

Me separo de Zoe lentamente para que no se despierte. Después de llorar, ella se quedó dormida en mi pecho. Agarro mi ropa y me la pongo.  

Por el bien de Andrés, intentaré que esté matrimonio funcione.  

¿A quién quieres engañar Caleb?, no solo te preocupa Andrés. 

Ignoro a mis pensamientos. Me acerco a Zoe, siento el impulso de acariciar su mejilla y lo termino haciendo.  

A pesar de que se viste con su ropa de abuelita y sus lentes, Zoe es una mujer muy bella, aunque yo siempre lo he negado. A pesar de ser linda nunca me intereso de una manera romántica, siempre estuvo detrás de mí y eso me fastidiaba mucho. Al final terminó siendo mi esposa y la madre de mi hijo.  

Camino hacia el baño, entro y me doy una ducha.  

Me termino de duchar, me seco y me visto. Zoe sigue durmiendo, camino hacia el escritorio agarro la nota adhesiva y escribo. Me acerco a Zoe y pego la nota en la almohada.  

Ya es tarde y no hemos almorzado, no quiero que se levante a cocinar, así que mejor iré a comprar comida.  

Salgo de la habitación, agarro la llave de mi auto y salgo de la casa. Camino hacia mi auto, ingreso y me voy.  

ZOE 

Abro lentamente mis ojos, busco con mi mano a Caleb... me levanto de un solo al no sentirlo en la cama. Veo a mi alrededor y él no está. Mis ojos se humedecen... él me mintió.  

Limpio mis lágrimas y miró la cosa verde pegada en la almohada. Rápidamente la agarro.  

Salí a comprar algo de comida, ya regreso Zoe. 

Siento un gran alivio en mi corazón. Creo que es normal que desconfíe un poco de él después de todo lo que ha pasado estos 5 años.  

Me pongo de pie, recojo mi ropa y caminó hacia el baño para darme una ducha.  

[***]  

Termino de secar mi cabello y salgo del baño. Arreglo la cama y salgo de la habitación de Caleb. Camino hacia la sala y me siento en el mueble.  

Escucho el sonido del auto de Caleb, rápidamente me pongo de pie y corro hacia la puerta. Caleb ingresa y me abalanzó hacia él para abrazarlo.  

—Te amo demasiado, Caleb —él corresponde a mi abrazo.  

—Pensé que seguías dormida.  

Alzó mi mirada, me pongo de puntilla y lo beso. Escucho el sonido de las fundas y corto el beso.  

—¿Vamos a comer? —él pone su mano en mi mejilla, agarra un mechón de cabello y lo coloca detrás de mi oreja.  

—Vamos.  

[***]  

Le doy el último plato a Caleb para que lo seque. Apagó el grifo y espero a que termine.  

—Listo —él acomoda el plato y se acerca a mí—. Vamos a la habitación —abro mis ojos.  

—¿Quieres hacerlo nuevamente? —él niega, pero se acerca a mi cuello y lo besa.  

—Vamos a descansar, pero si tú quieres hacer otras cosas, yo encantado —que forma de decir las cosas.  

—Voy a pensarlo unos minutos... —me corazón vibra ante su lascivia mirada— Caleb.  

—¿Qué pasó?  

Talvez no sea el momento, pero no quiero que él siga peleado con ella.  

—¿Puedes hacer algo por mí?  

—Depende de lo que me pida —roza sus labios con los míos.  

—¿Puedes arreglar las cosas con Mayra? 

Puedo ver mi reflejo a través de sus ojos que están fijos en mí.  

—Caleb, Mayra te ama demasiado y le duele que te hayas alejado de ella. Yo sé que soy la cul... —Me interrumpe con un beso vehemente.  

—Hablaré con ella cuando regrese de su luna de miel —susurra sobre mis labios.  

—Gracias —nos besamos.  

Busco el borde de su camisa y comienzo a sacarla. Él corta el beso y se quita su camisa dejándome ver su excitante dorso.  

Mi garganta se vuelve a secar al verlo semidesnudo. Él me pega a su cuerpo y no deja mirarme.  

—Eres hermosa Zoe —siento mis mejillas calientes.  

Sigo sin acostumbrarme a este Caleb—. Gracias.  

Caleb me agarra de la cintura y me alza, lleva sus manos a mis nalgas para sostenerme. Rodeo su cuello.  

—No cambies para mal, si vas a cambiar hazlo para bien.  

Mentiría si digiera que confío al cien por ciento en Caleb, dudo un poco de su cambio tan repentino, pero realmente quiero de todo corazón que esto vaya bien.  

—No te preocupes Zoe —me besa.  

Mi cuerpo toca la superficie acolchada. Caled deja mis labios y se desliza hasta mi cuello, miro a mi alrededor, estoy en la sala y en el mueble.  

Llevo mi mano a su cabello y lo acaricio. Los jadeos se me escapa y la fluidez de la excitación humedece mi braga.  

Caleb quita toda mi ropa y la de él, quedándonos completamente desnudo otra vez. Él me besa y siento su deseo y podría jurar que hay sentimientos, pero prefiero no preguntar.  

Él se introduce y me enloquece con sus movimientos y me hace quejar del placer. Caleb me hace sentir querida con cada beso, con cada caricia que deja en mi piel.  

Confiaré completamente en ti Caleb. 

Más tarde.  

Caleb deja de utilizar mis senos como almohada.  

—Ya es hora de ir a ver a Andrés —comunica.  

Papá me dijo que hoy iría donde la abuela yo solo, porque tú y él van...  

Andrés no me termino de decir por qué Caled interrumpió.  

—Caleb, ¿qué le dijiste a Andrés? —él me mira confundido.  

—¿Qué cosa?  

—Él en la mañana dijo que tú le dijiste que iba a solo donde tus padres porque tú y yo íbamos... tú llegaste y no me termino de decirme —él me da una sonrisa que eriza toda mi piel.  

—Le dije que íbamos a estar ocupado y realmente lo estuvimos —recorre mi cuerpo desnudo.  

—No me mires así, que alteras mis inocentes hormonas —él ríe a carcajada.  

—¿Inocentes? —pregunta divertido.  

—Sí —él se acerca a mí y busca mi oído.  

—Si eres tan inocente como dices
... Como gritabas: ¡¡Dios!!, ¡¡Caleb!!, ¡¡así!!, ¡¡qué rico...!!  

—Me voy a bañar.  

Me pongo de pie, corro hacia el baño y me encierro antes de que me excite más. Si seguimos de esta manera nunca va a ir a ver a Andrés.  

—¿No quieres que me bañe contigo?  

—No. Ve a ver a Andrés.  

—Igual tenemos toda la noche —trago grueso—, ya vengo.  

Me acerco a la puerta y la abro, lo busco con la mirada y no está. Salgo del baño, agarro mi ropa y voy a mi habitación.  

CALEB. 

Zoe es tan lin... 

Meneo mi cabeza.  

¿Qué estoy pensando?... además, ¿Por qué estoy sonriendo? ¡¡Agh!! Tranquilo Caleb, todo es por Andrés, solo es por él... piensa en otra cosa Caleb. 

[***]  

Llego a la casa de mis padres, toco el timbre, ya que me olvide de las llaves. En cuestión de segundos la puerta se abre.  

—Buenas noches —saludo e ingreso.  

Escucho la risa de Andrés en la sala. Sigo mi caminar y veo a mi padre alzando a Andrés que ya está con su ropa de dormir.  

—¿Quién es mi consentido? —pregunta papá alzando a Andrés.  

—¡Yo! —grita mi hijo.  

—¡Si! —papá lo abraza.  

Se me escapa una sonrisa. Tengo tiempo que no molesto a papá.  

—Creí que el consentido era yo —camino hacia ellos.  

—Caleb —me mira algo extrañado.  

—¡Papá! —me acerco a mi padre y Andrés se abalanza sobre mí.  

—¿Te divertiste con tus abuelos?  

—Sí, papá.  

—¿Por qué estás tan feliz Caleb? —pregunta mamá.  

—Por nada.  

—¿Algo te pasó?, porque la última vez que sonreíste así fue hace 5 a...  

—No quiero hablar de ese tema papá, eso ya pasó —tanto mamá y papá asienten.  

—¿Y Zoe? —pregunta mamá.  

—En la casa.  

—¿Todo está bien? —me mira curiosa.  

—Sí —mis padres me miran con desconfianza.  

—Estás raro Caleb —en la mañana también me miraron extraños y ahora también.  

—Estoy bien, no ha pasado nada.  

—¿Ya cenaste? —mama cambia de tema.  

—No.  

—Seguro le rechazaste la comida —dice decepcionada mi madre.  

—Claro que no.  

—Si no te conociera Caleb —menciona mi padre.  

Hasta mis padres me tiene de lo peor y yo me gané esa desconfianza a pulso.  

—Ella no ha hecho la cena todavía.  

—Entonces espera para que le lleves comida y así Zoe se evita cocinar.  

—Está bien —mi madre adora a Zoe. Ella se va a la cocina.  

[***]  

—Toma —me da la lonchera—. Dile a Zoe que el jueves voy.  

—Sí... Ya me tengo que ir.  

Andrés se despide de mi padre y yo también. Salimos de la casa y entramos al auto y nos vamos.  

—Papá, me puedes responder algo.  

—Dime.  

—¿Los extraterrestres te comen el cerebro? —río por lo bajo.  

—¿Quién te dijo eso? ¿Acaso fue tu mamá? —él niega.  

—No... es que el nieto de la señora Carmen me dijo eso.  

Carmen es la cocinera y a veces suele traer a su nieto.  

—Andrés, los extraterrestres no existen.  

—¿Y los fantasmas? —un recuerdo viene a mi cabeza y me es imposible no sonreír.  

Andrés se parece a su mamá de niña, ella creía que los fantasmas existía y cierto enano malo que no quiero decir el nombre le decía que el fantasma se la iba a llevar si lo seguía persiguiendo.  

—Bueno, eso no sé con exactitud —me mira aterrado.  

—¿Entonces si existe? 

—No existe Andrés —no me gusta mentirle, pero su cara aterrada me invita a hacerlo.  

—Igual dormiré con mamá esta noche.  

—¿Con tu mamá?  

—Sí. Dormiré con mamá por precaución, no vaya a ser que un fantasma aparezca en mi cuarto.  

Te salvaste Zoe. 

—Dormiré con ustedes también.  

—¡¡Si!! —exclama lleno de emoción—. ¡¡Por primera vez vamos a dormir juntos los tres!! —agrega y eso si me hace sentir mal.  

"Según yo" Andrés no se daba cuenta de nada y no ha sido así, a pesar de que solo tiene 4 años, se ha dado cuenta de mi ausencia, y lo mal padre y esposo que he sido. He descuidado tanto a mi familia.  

—Vamos a pasar más tiempo junto Andrés —acaricio su cabello y él solamente me sonríe.  

[***]  

Abro la puerta, cojo a Andrés entre mis brazos, agarro la mochila y cierro la puerta. Camino hasta la entrada de la casa y toco el timbre, la puerta se abre y Zoe nos recibe con una cálida sonrisa. Entramos a casa. Andrés juega con mi celular mientras Zoe y yo cenamos.  

Al terminar de cenar, Zoe se queda en la cocina lavando los platos mientras yo me voy a dar una ducha.  

[***]  

Salgo de mi habitación y entro a la de Zoe. Ella ya está con Andrés acostada a la cama, me uno a ellos quedando en medio de los dos.  

—Buenas noches, papá y mamá.  

—Buenas noches, Andrés —dijimos al mismo tiempo.  

Miro a Zoe y ella me da un fugaz beso, ya que Andrés está presente y él está muy pequeño todavía.  

—Descansa mi amor.  

—Igualmente.  

Inconsistente la acerco más a mi cuerpo.  

Tengo una pregunta que recién la pensé, ¿Qué pasaría si Zoe no me amara con tanta intensidad? Talvez ella me hubiera dejado hace mucho tiempo... o talvez se hubiera enamorado de otro.  

Meneo mi cabeza por mi horrible pensamiento.  

No permitiré que nadie ocupe el lugar que tengo en el corazón de Zoe, ni en el corazón de mi hijo, no lo permitiré nunca. 

Al día siguiente. 

Me despedí de Zoe, llevé a Andrés al preescolar y vine a la empresa.  

Tocan la puerta de mi oficina—. Adelante.  

—Jefe —dice en un tono seductor.  

—¿Hay alguna novedad? —ella se acerca a mí desbordado deseo.  

—Quiero que me hagas gemir.  

—Si no es nada de trabajo, puedes irte —ella frunce el ceño.  

—Jefe, ¿qué le pasa?  

—Sandra, nuestra relación solo será profesionalmente, tu mi secretaria y yo tu jefe —ella ríe.  

—Que buena broma.  

—No estoy bromeando, todos estos años de desliz se acabaron. Si quieres mantener tu trabajo es mejor que le pongas más empeño. 

—Caleb, llevamos casi 4 años siendo amantes.  

—Nunca te ofrecí a tener algo serio, sabes que no eres la única mujer con la que me he acostado. No te tome en serio, momentos que fueron insignificante para mí —ella me mira furiosa, pero rápidamente sonríe y se acerca más a mí.  

—Caleb, ¿acaso nos descubrieron?, ¿por eso quieres terminar? —hace puchero e intenta tocar mi mejilla, pero la retengo.  

—A mí nadie me ha descubierto, simplemente no quiero volver a estar contigo ni con otra mujer que no sea mi esposa —ella se ríe a carcajada.  

—¿Tu esposa? Si tú nunca las has querido, porque si lo hiciera no buscará placer en más mujeres.  

—Tú no sabes nada de lo que yo siento por ella, así que mejor cierra la boca.  

—Tu tonta esposa no te va a complacer tanto como yo —frunzo el ceño.  

—Lo hace mejor que tú, y no te compares con mi esposa porque no le llegas ni a los talones... y te prohíbo que le digas tonta.  

—Lo es, si supiera lo bien que la hemos pasado. Caleb, ella no es lo suficiente mujer para ti.  

—En eso tienes razón, porque un bastado como yo merece lo peor y ella es demasiada mujer para mí.  

—Caleb, no terminemos lo nuestro, sabes que me encanta como me follas.  

—No me interesas tus motivos, no quiero nada contigo y si quieres conservar tu trabajo lo mejor es que te comporte como lo que eres: mi secretaria.  

—A mí nadie me usa Caleb.  

—Tú te me insinuaste, Sandra, yo nunca te dije para estar contigo, tu misma te me ofreciste y, yo soy hombre y me encanta complacer mi propio ego.  

—Eres un desgraciado.  

—Lo soy, ahora vete y desde hoy deja de ser mi secretaria, y no te despediré, solo te mandaré a otra área que sea lejos de mí.  

—Eres un ser despreciable.  

—No me interesa.  

—Poco hombre, egocéntrico —le doy una mirada fulminante.  

—Lárgate de mi oficina y no regreses nunca.  

—Me la pagará, Caleb.  

—¡¡Vete ya!! 

Ella sale furiosa de la oficina. Creo que va a ser difícil hablar con el resto de mujeres, lo mejor será que cambie de número.  

Acepto que soy un desgraciado, pero yo no le he pedido a nadie una relación seria, ella se insinúan y yo solo disponía de mi buen servicio.  

[***]  

Dos semanas después.  

Han pasado dos semanas y el haberlo intentado con Zoe no ha sido tan malo. Ella... aunque me cueste decirlo es una mujer increíble, y... y... me gusta estar a su lado.  

Ya no dormimos en habitaciones separadas. Además, mis padres y los padres de Zoe saben que estamos mejorando nuestra relación y mi madre está encantada, incluso le contó a Mayra y me llamó feliz. Yo iba a esperar que regresara de su luna de miel para hablar, pero se adelantaron las cosas y ya arreglamos nuestras diferencias, obviamente le pedí disculpa por culparla de algo que ella no tuvo que ver y también le pedí disculpa por dormirme en su boda y Andrés, está feliz, hasta hoy toda va bien.  

Me incorporo de la cama despacio para no despertar a Andrés, ya que hoy es sábado y lo mejor es que duerma hasta tarde. Entro al baño.  

Salgo de la habitación y camino hasta la cocina, Zoe está concentrada cocinando y no se ha dado cuenta de mi presencia. Despacio me acerco a ella y la rodeo de la cintura y ella se sobresalta.  

—¡Caleb! —río por lo bajo.  

—Buenos días —susurro en su oído.  

—Buenos días —se da la vuelta y la beso.  

Poso mi mano en su cadera y me cuelo entre su braga. Comienzo a bajar más mis manos y apretó sus nalgas provocando que gima en mi boca. Gruñó al escuchar el maldito timbre.  

¿Quién se atreve a interrumpir un gran momento? 

Dejo su boca y bajo a su apetitoso cuello. El timbre vuelve a sonar.  

—Caleb el timbre.  

—Deja que suene.  

—Puedes ser algo importante mi vida, ve abrir —suelto un suspiro de coraje, pero no con Zoe, sino con el que se atreve a venir a estar hora.  

—Porque no pueden venir más tarde. —vuelven a tocar el maldito timbre.  

—Ve abrir Caleb —le doy un pequeño beso y camino hacia la puerta.  

Lleno de cólera, abro la puerta y hago una mueca de desagrado al ver quién es.  

—Caleb —me da una gran sonrisa.  

—Hola —digo de mala gana, ya que interrumpió mi momento con Zoe.  

—Tanto tiempo sin verte.  

—En serio, no note tu ida —yo suelo ser antisocial.  

—Amor, ¡¿quién es?! —grita Zoe.  

—Te buscan a ti.  

Zoe viene corriendo hacia mí, al ver a la visita en la puerta ella esboza una sonrisa y se abalanza sobre hacia esa mujer.  

—¡¡Claudia!!  

—¡He vuelto Zoe!




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