¿y si lo volvemos a intentar?

Capítulo 10. Cuenta regresiva.

ZOE. 

—¡¡He vuelto Zoe!!  

No puedo creer que Claudia haya regresado, la he extrañado mucho en estos 5 años que se ha marchado. Me aparto de ella.  

—Que bueno que regresaste.  

—Ya estuve bastante tiempo lejos.  

—Entra —Claudia ingresa a la casa y recorre con la mirada mi hogar, ya que cuando ella se fue yo estaba de "luna de miel"  

—Es hermosa tu casa, y de muy buen gusto —comenta.  

—Es del gusto de Caleb —anuncio.  

—Tienes muy buen gusto Caleb.  

—Gracias.  

Está bravo y motivo: Claudia interrumpió la calentura. Caleb no es muy amigable, y con Claudia nunca se llevó, creo que la conversación más larga que han tenido es esta.  

—Caleb, puedes ir a despertar a Andrés — él asiente y se retira dejándonos solas.  

—¿Qué le hiciste? ¿Desde cuándo tú y Caleb se llevan tan bien? —sonrío. 

—Decidimos intentarlo y vamos muy bien, Caleb me ha hecho muy feliz estos días —ella me sonríe.  

—Felicidades, que bueno que Caleb y tú hayan solucionado su situación.  

—Sí, sabes que siempre he amado a Caleb y este intento me llena de tanta alegría.  

—Me siento tan pero tan feliz por ti amiga.  

—Gracias. Dejemos la conversación para después, ¿ya desayunaste?  

—No.  

— Llegaste justo a tiempo para el desayuno.  

—Tu comida es deliciosa, así que no me negaré.  

—Ven.  

La guio hasta el comedor, ella se acomoda y yo comienzo a arreglar la mesa y voy sirviendo el desayuno.  

—¡¡Buenos días, mamá!! —Andrés viene junto a Caleb.  

—Buenos días, cariño —le doy un beso de buenos días.  

—¿Quién es ella? —Andrés no conoce a Claudia.  

—Ella es una amiga, se llama Claudia —Andrés se acerca a ella.  

—Buenos días... ¿Cómo le digo?  

—Claudia.  

—Buenos días, Claudia, me llamo Andrés.  

—Eres muy lindo Andrés... guapo como tu papá y dulce como tu mamá.  

Andrés se parece tanto a Caleb como a mí. El color de su cabello es igual al mío, también heredó mi nariz, la forma de la ceja y las pestañas. De Caled heredó: el color de sus ojos, la forma de sus labios y la forma de su cara.  

—Tú también eres muy linda.  

—Gracias, pequeño.  

—Siéntese a desayunar porque después se enfría.  

Caleb y Andrés se sientan, yo también me siento y comenzamos a desayunar.  

[***]  

Al terminar el desayuno, Caleb y Andrés se fueron a la habitación. Yo terminé de lavar los platos y juntos a Claudia nos sentamos en el mueble para hablar de lo que ha pasado estas últimas semanas.  

—Mayra se casó —dice con aburrimiento.  

—Sí —confirmo. 

Claudia y Mayra nunca se han llevado bien.  

—Hasta que consiguió alguien que la aguantara —rueda los ojos.  

—Claudia, no digas eso de Mayra.  

—Siempre ha sido una odiosa.  

—No hablemos de Mayra, mejor dime ¿qué paso con tu novio? 

Ella me había dicho antes que tenía un novio... bueno, 2. Ella mantenía una relación con 2 hermanos al mismo tiempo... lo sé, eso está mal, pero yo no juzgo las decisiones de ella, es su cuerpo, es su vida y ella sabe lo que hace.  

—Decidimos terminar, yo ya estaba hostigado de seguir en esa pocilga donde vivía.  

—Claudia, esa pocilga se llama casa.  

—Si eso mismo.  

[***]  

Claudia y yo hablamos por un buen tiempo y se fue. Estoy feliz porque ella regresó, porque cuando se fue no pude despedir de ella, desde niña hemos estado junta y realmente la había días que la extrañaba demasiado, pero ahora está aquí y eso es bueno.  

Me uno a Caleb y Andrés que están jugando. Caleb ha estado mejorando y eso es algo que le agradezco, quiero que él se siga portando con Andrés y conmigo como lo ha hecho hasta ahora.  

Al día siguiente. 

Caleb y Andrés salieron hace varios minutos a comprar el almuerzo. Suelto la liga de mi cabello y me hago un moño alto, ya que hace mucho calor.  

Tocan el timbre... eso es raro porque no escuchado el auto de Caleb, ni otro auto. Voy a abrir la puerta y una chica morena, pero con un cuerpo de infarto y muy bella está frente a mí.  

—Buenas tardes —ella me recorre con la mirada y ve con burla.  

—¿Zoe de Ambrosio?


—Sí... ¿Cómo me conoces?  

—Me llama Sandra, la amante de Caleb —siento un fuerte apretón en el corazón—. Por tu reacción no lo sabías.  

Caleb... me mintió. 

Mis ojos se nublan, trato de contener las lágrimas.  

—¿Qué haces aquí? ¿Acaso no tienes un poco de vergüenza para atreverte a venir a mi casa? —le cuestiono.  

—Tan mosquita muerta no eres... quería decir que Caleb no siente nada por ti, no sabes como disfruta del sexo conmigo... yo le doy todo lo que tú no le das —me mira con desdén.  

—Que bueno, si eso es todo lo que me querías decir, puedes irte —digo con un nudo en la garganta.  

—¿Qué haces aquí? —miro la cara de enojo de Caleb. 

CALEB. 

Frunzo el ceño al ver esa figura que ya he visto antes. Miro a Andrés que sigue jugando en el celular.  

—Andrés, quédate aquí y no salgas —le ordeno.  

—Si papá.  

Salgo del auto y camino a paso rápido hacia Zoe. Espero que el chiste que está haciendo Sandra no me salga caro, porque si Zoe se enoja juro que la corro de la fábrica.  

—¿Qué haces aquí? —Zoe está llorando por culpa de ella.  

Me acerco a Sandra y la agarró del brazo con rabia.  

—¿Qué le dijiste? —la miro con odio.  

—La verdad, que tú y yo somos amantes —sonríe la muy...  

—Te recuerdo que tú y yo no somos nada, no sé cómo diste con mi casa, pero si vuelves a regresar por aquí haré que te metan a la cárcel por acusadora. ¡¡Vete de mi casa!!  

La suelto y me acerco a Zoe—. Escúchame primero Zoe.  

Zoe solo agacha la cabeza y entro a casa. Veo a Sandra caminando hacia la salida. Andrés está seguro en el auto, ingreso a la casa. Me acerco a Zoe, retiro sus lentes y limpio sus lágrimas.  

—Zoe, acepto que tuve aventuras con ella. No obstante, fue antes de que tú y yo lo intentáramos. Si quieres ve a preguntar a la fábrica, ella era mi secretaria, pero fue cambiada de área hace dos semanas... Zoe créeme.  

Sus ojos negros se fijan en mí—. Caleb.  

—Confía en mi Zoe —pido casi en súplica.  

—Te creo Caleb, pero por favor que esto no se vuelva a repetir. 


—Ella no volverá —me acerco y la beso.  

Su beso alivia ese extraño temor que nació en mí cuando vi a Sandra junto a ella.  

Cortamos el beso y la abrazo. Maldita sensación de angustia que ha invadido mi ser. Acaricio su cabello con delicadeza e inhalo su dulce fragancia.  

—Zoe —ella me mira—, no llores, no quiero que Andrés te vea llorando.  

Limpio sus lágrimas, coloco sus lentes y le doy un beso en la frente.  

—¿Te sientes mejor?  

—Sí.  

—Entonces iré por Andrés para almorzar —ella asiente con media sonrisa. 

Salgo y voy por mi hijo que sigue jugando en el celular. Caminamos hacia la casa, le entrego las funda a Zoe y ella comienza a ordenar la mesa para almorzar.  

Haré todo lo que esté en mi mano para que no se repita de nuevo esto, no puedo darle motivos a Zoe para que enoje conmigo. 

ZOE. 

Una semana después 

Han pasado una semana desde que apareció esa mujer en mi casa. Le pregunté a papá sobre ella y me dijo lo mismo que Caleb, eso me hizo sentir mejor porque sé que no me mintió.  

—¡¡Papá, apura que ya es tarde!! —grita Andrés.  

Hoy día se nos pegó la colcha, es muy tarde y Andrés entra al preescolar a las 8 de la mañana.  

—¡¡Ya voy!! —Caleb sale de la habitación y se acerca a mí—. Ayúdame con la corbata.  

Comienzo a arreglarle la corbata mientras él se peina... ¿Y como ve si se está peinando bien? Está utilizando un mini espejo que suelo utilizar yo cuando salgo por ahí.  

—Listo.  

—Gracias... ya terminé —me entrega el espejo y la peinilla— Chao —me da un pequeño beso.  

—No manejes muy rápido.  

—No lo haré.  

Caleb toma a Andrés entre sus brazos, me despido de mi hijo y los dos se van.  

Cierro la puerta y voy a mi habitación. Dejo el espejo y la peinilla en tocador. Me doy la vuelta y... el teléfono de Caleb.  

Trago grueso porque yo soy de las personas que no le gusta revisar las cosas, pero estoy siendo tentada a hacerlo... pero, ¿estará con contraseña?  

No lo hagas Zoe, no lo hagas... ¿En qué momento agarré el teléfono de Caleb?  

Enciendo el celular de Caleb, de fondo de bloqueo tiene una foto de los tres juntos... deslizo la pantalla y... no hay contraseña.  

Abro los ojos al ver la foto de pantalla... soy yo, durmiendo... pero me veo bien. ¿Cuándo me abra tomado la foto? ... Pero no importa porque ser su fondo de pantalla me hace feliz.  

Caleb cambió de número hace tres semanas y no sé por qué... tampoco pregunte... No todos los días él olvida su celular, lo mejor es aprovechar y revisar. 

[***]  

No hay absolutamente nada, mejor dicho no encontré nada que me haga dudar de él.  

Tocan el timbre, talvez sea Caleb que viene a recoger su celular. Elimino el historial de las aplicaciones que he usado y dejo el celular tal y como estaba no vaya a ser que se enoje. Salgo de la habitación.  

—Señora Zoe, un joven, la está buscando.  

Yo pensaba que era Caleb... ¿Quién me estará buscando?  

—Ve a la cocina Laura, yo atenderé a la visita.  

—Si señora.  

Sigo mi caminar hasta la salida, sonrío al verlo.  

—Luke.  

—2 meses sin verte Zoe —lo saludo con un beso en la mejilla.  

—Sí... ¿Y, Dámaris?  

—Está enojada contigo —mi corazón se estruja.  

—¿Por qué no la he visitado?  

—Sí. Pero no te preocupes, ella te quiere mucho y cuando te vea se le pasará el enojo.  

Caleb no quiere que esté cerca de Luke, pero de la niña nunca me ha dicho nada, su problema es solo Luke.  

—Que te parece si la traes mañana en la tarde.  

—Claro —Luke me queda mirando fijamente. —. Zoe, tu esposo, no te deja acercarte a mí.  

Me quedo en silencio porque me da pena responder. Él suelta un suspiro.  

—Entonces es un sí... creo que es normal que sienta celos de mí, ya que tú eres una mujer bella.  

¡¿Caleb celoso?! ... Ya quisiera yo que sintiera celos por mí. 

En esta 3 semanas él me da muestra de cariño y me trata bien, pero considero que todavía nos falta mucho para que nuestra relación esté al 100% ... Caleb nunca me ha dicho mi amor o algo así, pienso que el día que me diga esa palabra es porque me ama por completo.  

—Si tú lo dices.  

—Lo eres Zoe... tu belleza es única y eso te hace muy especial y valiosa —él alza su mano y toca mi mejilla...  

—¡Buenos, dí... as! —dirijo mi mirada a Caleb, que no se ve nada contento.  

—Buenos días —saluda Luke y esas miradas que se dan los dos es mortal.  

¿Qué hago? 

Me acerco a Caleb y entrelazo mi mano con la de él, su rostro se relaja un poco.  

—Luke, ya conoces a mi esposo, pero igual te lo presento... él, es Caleb.  

—Mucho gusto Caleb —Luke estira la mano.  

Caleb solo mira su mano, pero no la estrecha.  

—Un gusto Luke —pero que bonita forma de decirlo, hasta yo me sentí cómoda.  

Luke mete su mano rechazada a su bolsillo. Esa aura que emana Caleb no es nada linda.  

—Zoe, me tengo que ir, mañana traigo a Dámaris.  

—Está bien, espero no siga enojada conmigo.  

—No lo hará.  

Luke se acerca a mí y me da un beso en la mejilla y puedo sentir el fuerte apretón por parte de Caleb en mi mano.  

—Chao, Zoe.  

—Maneja con cuidado —él me da una sonrisa y se va.  

—Caleb, mi mano duele —rápidamente me mira.  

—Lo siento —Caleb me da una mirada sombría—. ¿Qué hacía él aquí?  

—Vino a saludarme, ¿por qué?  

—Y para saludarte te tiene que tocar la mejilla.  

—Pero Ca... —él camina a pasos rápidos sin soltar mi mano.  

Caleb entra a la habitación y suelta mi mano. Él camina hacia el tocador y agarra los pañitos húmedos, se acerca a mí, agarra un pañito y limpia mi mejilla.  

—Caleb, ¿qué haces?  

—Ese Luke te toco tu mejilla y no sé que habrá tocado ante con sus manos.  

—Pero Caleb... —río por lo bajo.  

—No te rías, esto es muy serio Zoe —limpia mi otra mejilla.  

—¿Qué tienes de malo que toque mi mejilla?  

—Tiene mucho, solo yo puedo tocarla porque tú eres mía y no le he dado permiso a nadie para que te toque —mi corazón da un gran vuelco.  

Yo soy de él... claro que lo soy. 

—Pero papá me toca la mejilla.  

—Zoe... no quiero que Luke te toque.  

—Pero Luke es mi a... —me da un beso posesivo—. Eres mi mujer Zoe —susurra sobre mis labios y me vuelve a besar.  

Sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo y yo no me quedo atrás. Él comienza a caminar y yo a retroceder. Ambos caemos en la cama, toma mi muslo, lo levanta y lo agarra con fuerza haciéndome jadear en su boca.  

Sus besos pasan por mi babilla y bajan hasta mi cuello, hundo mis dedos en el cabello de Caleb.  

— Caleb.  

— Dime.  

— Mírame —él hace caso y sus ojos esconden algo que no puedo describir. Tomo su rostro entre mis manos—. Solo te amo ti Caleb, te he amado desde niña y eso nunca cambiará.  

Una gran sonrisa se forma en sus labios. Él retira mis lentes dejándolo a un lado, acaricia mi rostro y besa mi frente.  

—Así debe ser siempre Zoe, nunca dejes de amarme.  

Aprovecho que está tranquilo para tomar el control de la situación. Lo empujó y él cae en la cama y yo me posiciono encima de él.  

—Nunca lo haré Caleb, no dejaré de amarte y me quedaré siempre a tu lado —lo beso.  

Sus manos viajan por mis muslos lentamente. Muevo mi cadera y nuestras zonas sensibles rozan provocando fuertes jadeos.  

—Es hora de poner en práctica todo lo que me has enseñado, Caleb —susurró sobre sus labios y él gruñe.  

Lo comienzo a desnuda y lo devoro a besos y él manosea mi cuerpo.  

Amo a Caleb sin medida, lo amo demasiado y eso ha sido fatal para mí, porque, por ese amor, aguanté muchas cosas. Pero, ahora todo está bien, lo estamos intentándolo y sé que lograré lo que siempre he querido... ser completamente feliz con Caleb y Andrés.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.