Ya estamos en el infierno

CAPITULO 3: Pecado imperdonable

Hace unos años hubiera caído sin más ante la idea de que existen los demonios, los ángeles, un cielo y un infierno, pero tras la muerte de alguien especial para mi, simplemente fue imposible, para mí ahora solo existían las desgracias y la fortuna, el bien y el mal; descarté cualquier opción mítica o celestial, sin embargo aquí estaba ahora, encerrada en mi habitación con una deidad infernal que parecía empeñada en quedarse conmigo.

—Muy bien, repasemos todo de nuevo, eres un demonio que se encuentra en una jerarquía importante del infierno.—asintió.—Y estás aquí como un castigo porque has roto una ley.—asintió de nuevo.—Lo que sigo sin entender es como eso debería involucrarme a mí.

—En realidad pude haber elegido a cualquier humano pero algo en ti me hizo escogerte, tal vez solo sea porque eres de las personas más aburridas que he visto en todos mis años de servicio.

—Se supone que "tus años de servicio" son los mismos que el tiempo en que la tierra ha existido.

—Exactamente.—me sonrió y le rodé los ojos.—así que ahora tengo que corromperte, ya sabes hacerte más divertida, puedes comenzar a beber alcohol, tener orgías, drogarte, incluso hasta robar pero eso ya sería demasiado hasta para mí; lo que sea pero hazlo ya para que me largue de aquí.

—Eres repugnante, ¿Por qué tendría que ayudarte?, además jamás destruiría de esa forma mi vida, sin ofender pero le estaría entregando, en bandeja de plata, mi alma al diablo.—me rodo los ojos por la broma.

—Ni menciones al maldito que es por él que estoy aquí metido, además creeme que no le interesa si se la entregas o no, ya tiene suficientes para divertirse y cada minuto bajan más.

—Encuentro tu sarcasmo muy irritante pero no lidiare más contigo, al menos ha sido suficiente por hoy así que quiero que salgas de aquí.

—Pues no me voy a ir de aquí hasta cumplir con mi sentencia, tengo que entregar al infierno al menos 100 almas en un año entero de estadía en este horrible lugar, así que si te apresuras a lo que necesito, me podría ir de aquí antes y nos veremos de nuevo hasta que mueras.

—Hay miles de personas en este mundo, consigue a alguien más.—me di la vuelta para salir de la habitación pero la puerta se cerró sola, lo miré y se alzó de hombros con indiferencia.

—No es tan sencillo niña, creeme que sí lo fuera yo ya me hubiera ido de aquí, la condición de las 100 almas es que sean personas buenas, mm como te explico...el punto de esto es arrastrar almas bondadosas que han caído en tentación por mi influencia.

—Eres un demonio, es más que evidente que posees habilidad para las tentaciones, encontraras a las pobres almas y creeme, pierdes el tiempo conmigo, yo no creía que todo esto de los demonios y demás tonterías existiera, pero ahora que se que sí, estoy segura de que te veré allá.

—¿Tú?, ¿Y que hiciste?¿atropellaste un gatito?, por el odio a dios, ponte seria y vamos a un bar...

—Tengo cosas que hacer así que deja de ser tan idiota un momento y dejame en paz, busca a otra persona que te ayude y dejame sola, no necesito más tonterías en mi vida.—me di la vuelta y salí por la puerta, está vez no me detuvo por lo que bajé las escaleras y tomé las llaves del departamento antes de salir por la puerta principal.

Cunado pasé por la recepción le dije al portero a donde iría para que le avisara a mis padres por si llamaban pero era obvio que no lo harían, al menos no por hoy, ellos preferían olvidarse de todo aunque sea solo este día...

Atravesé toda la ciudad caminando, la mayoría de veces que venía usaba taxi pero este día prefería tomarme el tiempo para llegar, un mensaje llegó y miré la notificación, era un mensaje de mis padres que decía "No llegues tan tarde a casa", suspendí el celular y seguí mi camino, ya estaba por llegar, solo un par de minutos más; mis padres nunca me enviaban nada de nada hoy, quizá ya estaban progresando...después de casi 11 años al fin lo hacían.

Entré al cementerio con las flores que había comprado en el camino, algunos de los guardias y personal de limpieza ya me conocían así que me saludaban discretamente y con algo de apoyo en la mirada. En cuanto llegué a la tumba que venía a visitar hoy, me arrodille y sonreí como si ella de verdad estuviera aquí sentada junto a mí, esperando a que llegara.

—Hola Key, ¿Cómo has estado?, espero que mejor que yo...sabes que estás épocas son difíciles para mí; nuestros padres se fueron apenas ayer a su tonto seminario, espero que te hayan venido a ver antes de que salieran de la ciudad...—acaricie la lápida y sonreí con tristeza cuando tracé la silueta de las letras con mi dedo.—No adivinaras lo que ha pasado, según un chico loco que ha aparecido en mi vida de la nada, es un demonio, de los tres más poderoso del infierno, es ridículo ¿cierto?.

—Pues sí lo dices de esa manera vaya que lo es.—me di la vuelta en cuanto escuche la tonta voz de Cam, me levanté de golpe y me acerqué hasta que nuestros pechos quedaron casi pegados.—Parece que he llegado justo a tiempo para tomar el té con...—se asomo para leer el nombre que estaba grabado en la lápida.—Keyla Davis.—sonrió de manera burlona.

—¡Ya largate!, te juro que te daré todo lo que quieras de mí solo vete de aquí, no permitiré que profanes su tumba así que ya vete por favor, jamás me perdonaría arruinarle también su lugar de descanso.—por más que luché por reprimir las lagrimas, estás me traicionaron y salieron sin parar de mis ojos en cuanto termine de hablar, Cam me miró con algo de pena y después observo la tumba de nuevo.—sí dices la verdad sobre ser un demonio se que no te importa nada de esto y que mucho menos tendrás respeto pero sí quieres que te ayude con lo que me has pedido solo vete y aparece en cuanto yo ya no este aquí.

—Lo lamento...yo no tenía idea de que era tu hermana y...

—¿Cómo sabes que era mi hermana?.

—Escuche tus pensamientos, y te juro que sí tengo respeto por los muertos y más por lo que tuvieron una vida tan corta como la de tú hermana, según la fecha que está escrita, ella murió cuando tenía 7.—lo miré unos segundos tratando de encontrar el sarcasmo o el tono irónico pero estaba distraída y todo comenzaba a darme vueltas en la cabeza.




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