Yelena Hardy Archivo 1865

CAPITULO 5: EL DIA QUE HUISTE

Presente – Bosque de Dakota del Sur

La nieve seguía cayendo en silencio, amortiguando los restos de la emboscada.
Yelena se arrodilló junto al cuerpo aún tibio de uno de los atacantes. Su respiración salía en nubes breves mientras sus manos registraban los bolsillos con rapidez mecánica. Buscaba un nombre, un documento… cualquier pista.

No encontró ninguno.
Pero halló algo más inquietante.

Una insignia metálica, fría incluso con sus guantes. Un triángulo rojo atravesado por una línea negra.

El símbolo.
El mismo que había visto una vez, escondido entre los documentos del Archivo 1865.

—¿Qué mierda…? —susurró, guardándola en el bolsillo interior de su chaqueta.

El eco de unas palabras recientes la golpeó como un latido: “Nos vemos pronto.”
La voz grave del francotirador desconocido… que en realidad no era desconocido.

Sabía quién era.
Aunque no se atreviera a pronunciarlo en voz alta.

Jhonatan Hardy.
Su padre.

19 años atrás – Instalación secreta, Sector 9

El aire era denso, cargado con el zumbido constante de los ventiladores industriales. Filas de cápsulas criogénicas se extendían bajo una luz blanca, artificial, que no dejaba espacio para sombras ni piedad.

Dentro, cuerpos dormían en un frío perpetuo. Algunos adultos. Otros… apenas niños de cinco años o menos.

Jhonatan Hardy, vestido con uniforme militar, avanzaba con la mandíbula apretada. Diez años sirviendo a esa organización. Diez años sin saber que, tras las paredes, se escondía algo peor que cualquier guerra.

—Unidad Z-3. Estable. Ritmo cardíaco óptimo. Edad: dos años —entonó una voz robótica mientras él pasaba frente a una cápsula.

Se detuvo de golpe.

Dentro, una niña rubia dormía. Inocente. Inmóvil. Un pequeño tatuaje numérico marcaba su tobillo:

Unidad Y-19

—¿Nombre civil? —preguntó en un hilo de voz.

—Yelena Hardy —respondió el sistema.

La rabia le perforó el pecho. El mundo se desmoronó en un segundo.
Habían experimentado con su hija.
Y no solo con ella.

Presente – Motel de carretera, frontera de Montana

La luz amarillenta de la lámpara de escritorio iluminaba los papeles desperdigados sobre la mesa. Yelena repasaba carpetas con las manos temblorosas.

El recuerdo del rostro de su padre —vivo, a su lado, salvándola— se interponía en cada línea que intentaba leer.

Entonces vio algo que antes había pasado por alto. En un documento de 1990, una frase anotada en el margen:

> “Unidad Y-19 fue removida por uno de los fundadores del Proyecto U. Desconectada del sistema. Estado: DESERTOR.”

Leyó dos veces la palabra clave: fundador.

Pasó la página. Un documento clasificado llevaba dos firmas. Una ilegible.
Y la otra:

SEBASTIÁN PULLMAN

Su jefe. Su contacto de años.
¿Uno de los creadores del Proyecto Ultra Humano?

El vacío en su estómago se convirtió en vértigo.

Flashback – Instalación secreta

Alarma general.
Jhonatan bajaba por una escalera de emergencia con Yelena envuelta en una manta. La niña dormía sin saber que su mundo había cambiado. Un disparo reventó el metal junto a su brazo, pero no se detuvo.

Reventó la compuerta con explosivos plásticos y salió a la nieve helada.

Una voz crepitó en su comunicador:

> —Hardy. No sobrevivirán ahí fuera. Devuélvela al laboratorio.

Era Pullman.

Jhonatan apretó los dientes.

—Ella es mi hija. No es un experimento. Y tú, Pullman… eres un maldito monstruo.

Y corrió. Con Yelena en brazos. Con el mundo entero persiguiéndolos.

Presente – Motel

La lámpara parpadeó.
Yelena levantó la vista, todos sus sentidos en alerta.

Tomó la pistola, se acercó a la puerta y la abrió de golpe.

Nada.

Solo un sobre, abandonado sobre la alfombra húmeda por la nieve. Sin remitente.

Lo recogió, lo abrió con cuidado. Dentro, una nota escrita a mano:

> “Te mentí. Él nunca murió. Y tú no naciste por accidente. —D.”

Yelena sintió cómo la sangre le golpeaba en los oídos.

Ahora todo había cambiado.
Ya no era solo un robo.
Ni una misión de venganza.

Era personal.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.