Yelena Hardy Archivo 1865

CAPITULO 8: EL NÚCLEO

Ubicación: Laboratorio subterráneo – Instalaciones Proyecto U

El humo aún no se había disipado, y los casquillos calientes ya cubrían el suelo cuando otro escuadrón irrumpió desde el ducto superior. Eran al menos ocho soldados, armados con rifles de pulso. Movían como una unidad, con precisión quirúrgica.

—¡Flanco izquierdo! —gritó Jhonatan, disparando tres ráfagas cortas.

Yelena rodó por el suelo, disparando a dos enemigos que intentaban rodearlos. Sus movimientos eran letales y veloces, pero su mente trabajaba aún más rápido.

—Nos están conteniendo —dijo entre disparos—. No quieren matarnos. Quieren atraparnos vivos.

—O lo que queda de nosotros —replicó Jhonatan.

Una explosión controlada sacudió parte del pasillo contiguo. Yelena tomó su mochila y activó un pequeño dron táctico. El dispositivo se deslizó por el aire, proyectando una imagen tridimensional del complejo.

—Hay un túnel de mantenimiento hacia el ala oeste. Da al exterior —informó ella.

Jhonatan asintió. Sacó un pequeño detonador.

—Voy a darles algo en qué pensar.

Presionó el botón. Tres cargas colocadas en la entrada del túnel principal explotaron, causando un derrumbe parcial.

—¡Ahora! —gritó.

Ambos se lanzaron por la puerta lateral mientras el humo y los escombros les daban cobertura.

Sala de control móvil – Camión blindado de Pullman, exterior del complejo

Michael observaba los datos en una pantalla mientras los indicadores del “Protocolo Y-19” parpadeaban en rojo.

Un técnico se le acercó.

—Se activó el rastreador genético de Yelena. Ya sabemos hacia dónde va.

Michael cerró el monitor y dijo con voz baja:

—No necesitamos seguirla.

El técnico lo miró confundido.

—¿No? ¿Entonces qué hacemos?

Michael caminó hacia la salida, sin mirarlo.

—Avisamos a Pullman que se prepare para recibirla.

—¿A ella?

Michael se detuvo. Su voz fue seca.

—No. A los dos. Ella no vendrá sola.

Bosque nevado – Afueras de Denver, 40 minutos después

Yelena y Jhonatan descansaban bajo una formación rocosa, junto a una fogata improvisada. Sus armas estaban limpias. Sus heridas, vendadas.

Yelena sostenía una pequeña libreta con el sello del gobierno. En su interior, notas del Proyecto U. Algunas escritas a mano.
Una página destacaba en rojo:

> Y-19: Código genético inestable. Paciente muestra integración total del orbe negro. Estado: no replicable. Potencial destructivo.

Ella levantó la vista.

—¿Qué es el Protocolo Y-19, papá?

Jhonatan se tensó. Evitó su mirada.

—Tú.
Eres el Protocolo Y-19.

Yelena lo miró, helada.

—¿Qué?

—Tú eras el experimento final.
El orbe negro fue diseñado para integrarse a un solo organismo… y ese organismo fuiste tú, desde que eras un embrión.

—¿Y eso qué significa?

—Significa que si Pullman activa el Núcleo en Houston, y tú estás cerca… el orbe puede liberar su energía total.
Una energía que no solo destruiría la ciudad…
Podría reiniciar el patrón genético humano.

Yelena se puso de pie, furiosa.

—¿Me estás diciendo que soy… una bomba?

—No —respondió Jhonatan, poniéndose también de pie—.
Eres la llave.
Y Pullman tiene la cerradura.

Silencio.

—Tenemos que llegar a Houston antes de él —dijo ella.

—No iremos solos —agregó una tercera voz.

Ambos giraron con rapidez, armas alzadas.

De entre los árboles emergió Michael. Las manos alzadas. Sin armas.

—Tranquilos —dijo—.
No vengo a pelear. Vengo a cambiar de bando.

—¿Y por qué deberíamos creerte? —gruñó Jhonatan.

Michael se detuvo. Su mirada fue directa a Yelena.

—Porque en 48 horas, Pullman va a sacrificar medio millón de personas.
Y tú vas a ser el medio.

—¿Y tú?

Michael bajó la mirada.

—Yo fui el arma anterior. El modelo fallido.
Y si no detengo esto… solo seré un eslabón más en la cadena de monstruos.

Houston, Instalaciones del Núcleo

Una cámara de vigilancia muestra una sala subterránea. El orbe negro flota en suspensión dentro de un campo de energía.
Cables conectan su base a un reactor genético de pulsos cian.

Un hombre observa todo desde una plataforma de cristal.

Sebastián Pullman.

Con un susurro, ordena:

—Activen la cuenta regresiva.

> T-36 HORAS




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