Yo... ¿lo amo?

7. ¡Sorpresa!

Una va muy feliz de la vida entrando a cuartos ajenos y ¿Qué me encuentro? Si, a un Liam todo mojado, con una toalla rodeando su cadera dejando ver su perfecto abdomen. Joder, mojado se ve más sexi.

Espera ¿Qué acabó de pensar?

Nota mental: No volver a entrar a el cuarto de Liam sin tocar.

—Liam... Yo... Amm... Yo...

—¿Tu, amm, tu? — me mira confundido y luego baja la mirada —Oh, se me olvido este pequeño detalle — señala la toalla envuelta en su cadera.

—Ammm...Si, yo... Ya — carraspeo y me concentro mirándolo a los ojos. Gran error, ahora me dieron ganas de besarlo — Ya estoy lista... Te espero en mi cuarto — el ríe. Joder, eso sonó mal — Para irnos... No para... Ya sabes, tú me entiendes... ¡Joder!

—¿Por qué tan nerviosa? — se acerca peligrosamente mientras se ríe.

—No estoy... — miro su abdomen y trago grueso — Nerviosa.

—Díselo a tu cara — se vuelve a reír— Pensé que estabas acostumbrada a ver a chicos así.

—Solo a mis hermanos, ellos no están tan buenos— ¿Qué mierda acabo de decir? — Joder... Ya me voy.

Me volteo rápido para emprender mi huida de ahí. Salgo casi corriendo. No puedo creer que le haya dicho eso. Me golpeo mentalmente. Joder.

Me pongo a arreglar mi mochila para mañana, meto mi conjunto deportivo ya que es lunes y tenemos taller. Me siento a ver mis redes sociales mientras espero a Liam.

—Listo — dice Liam entrando a mi cuarto minutos después.

—Ok... — no lo recuerdes... No lo recuerdes... No lo... Joder. Liam mojado, en toalla. Mierda. Siento como mis mejillas se empiezan a calentar.

—¿En qué pensabas, pervertida? — ríe.

—Cállate — le doy un golpe juguetón en el hombro y río.

Bajamos con cuidado para que no vean mis hermanos y salimos. Liam llama un taxi a pesar de que le dije que el chofer podía llevarnos. Mientras vamos en el taxi intento averiguar dónde vamos, pero no tengo ni la más mínima idea.

El taxi se estaciona afuera de la agencia de autos. Espera ¿Qué? Tengo prohibida la entrada a este lugar. ¿Por qué Liam me traería aquí?

—Liam... Tengo prohibida la entrada.

—Lo sé — se encoje de hombros.

¿Ah?

—Lo sabes — afirmo con voz de "¿Y qué hacemos aquí? " Me sonríe y saca su celular.

—Kev, ya estoy aquí ¿Listo?

—Listo— dice un chico saliendo y colgando el celular.

—¿Las cámaras?

—Apagadas — le confirma el chico — Hola, Emma, soy Kevin, mucho gusto — me da la mano y le sonrío como respuesta. Estoy nerviosa. Tiene mucho que no entro. Esta cosa es el paraíso para mí —Síganme.

Joder. Están hermosos todos los carros. No puedo evitar mi emoción. Joderrr.

—Aquí me despido — dice Kevin — Que lo disfruten y Emma, tu secreto está a salvo conmigo.

Joder. No había pensado en eso.

—Gracias— sonrío y él se va.

—Ahora, Em, te taparé los ojos — pone sus manos en mis ojos y empezamos a caminar — ¿lista?

—No... Si... No sé — río —Si, estoy lista.

—Perfecto... Unaa... Dooos y tres ¡Sorpresa! — me suelta y lo que veo... Joder. El Ferrari R8 Tributo rojo. Lo voy a matar. Grito sin poder contenerlo y salto a sus brazos agarrándome de su cuello y enrollando mis piernas en su cintura.

¿Cómo consiguió que me lo prestaran? ¡Joder!

—Gracias, gracias, gracias— lo abrazo fuerte y el me agarra de los muslos para no caer.

—De nada — sonríe.

—¿Cómo conseguiste que te lo prestaran? ¿Quién es el dueño? — pregunto aún sin bajarme de él.

—¿Quién dijo que es prestado? — lo miro confundida — Legalmente es mío, pero oficialmente es tuyo — me quedo en shock — No lo pude comprar a tu nombre así que lo puse al mío, pero el carro es tuyo.

—Yo... Liam... Tu... — se me salen las lágrimas — Joder... Gracias... Yo...

—Estas peor que cuando me viste en toalla — se ríe y me sonrojo — Te ves hermosa sonrojada — pega su frente a la mía.

No lo beses.

No lo beses.

No lo... A la mierda.

Lo beso. Al principio se sorprende, pero luego me sigue el beso. Suave y tierno, como ayer. Joder ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué me gusta tanto? Esto me está gustando y mucho. Ya hasta había olvidado que tengo un Ferrari atrás de mí. Adoro lo suaves que son sus labios. Disfruto de esto. Es como si nuestras bocas fueran una, encajan a la perfección.

Nos separamos por falta del maldito aire. No me quiero separar. Pego mi frente a la suya mientras recuperamos aire. Cuando tenemos el suficiente, Liam iba a hablar, pero lo vuelvo a besar. Joder. De nuevo nos separamos por el aire y sonrío como idiota.

—De haber sabido que te pondrías así, te regalaría carros más seguido — reímos.

—No es por eso... Te juro por un instante se me olvido que tengo un Ferrari atrás de mi — me muerdo el labio, sonriendo — Hablando de eso... Gracias, Harris.

—De nada, Miller — me baja y recuerdo la chulada de carro que tengo atrás de mí. Grito y Liam ríe.

—¡Joder! ¡Esta hermoso!

Admiro varias partes y me pongo a inspeccionarlo.

—Súbete y vamos, tenemos una reservación en un restaurante para cenar.

¿Es una cita?

Me subo —Sube, copiloto — sonrío y él se sube —¡Joder! — miro atrás de mi asiento — Oh, por Dios...

Mi asiento, color negro, tiene grabado una EM en color rojo. Le sonrío. Es el día más feliz de mi vida.

—¿Te gusta?

—Me encantas... Digo, me encanta... El carro, me encanta el carro.

Joder.

—A mí también me encanta, pero me encanta más su dueña.

No lo beses... Ya lo besaste dos veces. Ya. Basta. Es tan lindo, joder.

—Mi autocontrol esta por los suelos — susurro mientras niego con la cabeza.

—No eres la única — ríe.

—Vámonos, antes de que me pase a el copiloto y no te suelte en toda la noche.

—¿No se supone que yo soy el que tengo que decir eso? — río y prendo el motor.



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En el texto hay: cliche, amor-odio, millonaria

Editado: 28.01.2022

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