Decidimos dejar de escuchar la conversación y nos fuimos hacia la biblioteca. Ian y Daniel estaban ahí, estudiando lo que acaban de escribir. Dani sonríe como si el gato de Alicia en el país de las maravillas hubiera reencarnado en ella. Y ¿De qué me quejo? Estoy igual. Mejores amigos con mejores amigas. Esto parece una novela de Wattpad.
Empiezo a explicarle a los chicos los otros temas y esta vez si ponen atención. Me alegra que por fin entiendan. Nos quedamos un rato platicando de las demás materias que compartimos hasta que Ian dice que se tiene que ir y Daniel lo acompaña. Me quedo sola en el cuarto con Dani ya que ellos no quisieron que los acompañaremos. Saco un libro y comienzo a leer al igual que Dani.
—¿Qué crees que pase? — pregunta rompiendo el silencio.
—No lo sé — me muerdo el labio. — Adore todo lo que dijo, te juro que a mi hermano le dio diabetes de tan solo escucharlo. En la tarde me dolió lo que dijo y mientras conducía no pude evitar llorar. La estúpida de Cloe quería que pasara eso. Pero Liam... Joder, si me quiere, no solo quiere jugar conmigo — sonrió — Y tú, mi amiga, pronto estarás en la cama de mi hermano.
—Cállate — dice con las mejillas rojas. — No puedo creer que de verdad yo le guste... — sonríe.
—Es que estas ciega ¡Todos lo sabían!
—¿Crees que... Me pida ser su novia?
—Amiga, no lo creo — me mira confundida y sonrió — ¡Lo sé! ¡Es obvio!
—Toc, toc— dice Teo entrando y Dani sonríe mientras baja la cabeza sonrojada. — Amm... ¿Dani? — la llama.
—Mhm.
—¿Podemos... — carraspea — hablar?
—Amm... ¿Si? — me mira como pidiendo permiso y asiento lentamente. Ella se para y camina nerviosa. Teo me mira nervioso. ¿Nervioso? ¡Joder!
—Estoy muy joven para ser tía — digo antes de que salga. Él sonríe y asiente.
Me quedo leyendo mi libro mientras espero los gritos de loca de mi amiga.
—Oh, que inteligente Emma.— me digo con sarcasmo ¿Cómo voy a escuchar los gritos si el cuarto esta silenciado? ¡Que tonta soy! Ruedo los ojos y sigo con mi lectura.
Pasan varios minutos y siento un aliento en mi oído. Me llega un olor conocido, menta con coco; Liam. Sonrío como idiota y sigo leyendo fingiendo que no está.
—Bu— susurra en mi oído y sonrío.
—Hola, Liam.
—¿Por qué no te asustaste? ¿Cómo sabias que era yo?
—Menta con coco — paso la página de mi libro.
—Oh, debí suponerlo. ¿Cómo va tu pierna?
—Bien, ya casi no me duele.
—Y ya puedes caminar.
—Siempre pude caminar, pero un exagerado no me dejaba — ríe.
—¿Cómo te fue con las tutorías de Ian y Daniel? — pregunta sentándose al frente de mí. Donde antes estaba Dani. Cierro el libro y lo dejo sobre la mesa.
—Bien, al principio no ponían atención, pero luego entendieron.
—Esa cosa tiene que ver en algo ¿Cierto? — señala la regla y asiento sonriendo.
—¿Cómo te fue con Maddie?
—Bien, ella es inteligente, entendió todo rápido. El sábado va a venir porque no van a estar sus padres y no quieren que estemos solos en su casa— rueda los ojos — Si supieran — sonrío — Ella es muy tierna e inocente, pero creo que sus padres no confían en mí. Les dije que aquí estaban ustedes y que no estaríamos solos. ¿Cómo te fue con Cam?
—Casi lo mato — río y me encojo de hombros — No tolera tanta velocidad.
—¿Tan rápido ibas?
—No era mucho — sonrío inocente.
—Joder, no sonrías así, das miedo. Tus ojos demuestran maldad pura y tu sonrisa de Ángel... Todo junto te hace ver malvada.
—Perdón— río — No me deberías de tener miedo — bromeo.
— ¿Recuerdas a Logan? No quiero terminar igual. Mejor prevenir que lamentar — bromea y yo río.
—Jamás te haría algo así... A ti no. Lo que me dio fuerza para hacer lo que hice fue que a Logan lo quise mucho pero nunca lo... — me callo ¿De verdad iba a decir eso?
Nunca lo ame. Pero eso daría a entender que amo a Liam. Yo.... ¿Lo amo? No sé. Aun no tengo la respuesta para eso.
—¿Nunca lo...? — me anima a continuar.
—Lo quise y nunca esperé que él me hiciera algo así. Él sabe que adoro conducir o ver las carreras y que le haya dicho a mi padre que mejor previniera... Me enojó mucho.
—Yo jamás te haría algo así. Pero también entiendo a tu padre. Él tiene miedo de perderte, Em, y yo también.
—Puede que sí, pero tan solo me hubiera prohibido competir. En cambio, me prohibió todo lo que tenga que ver con autos. ¿Qué dirían si ven la única hija de Edward Miller en un autódromo? Para eso tuvo tres hijos ¿no? Yo debería de ser vista en centros comerciales y pasarelas de modelaje.
—Esa es una gran duda que tengo... Tu padre y tu madre son famosos ¿no? — asiento — ¿Por qué no los persiguen paparazis?
—Se cuidan, cada que viajan se van en el jet privado y cada que regresan se camuflan entre la gente. A mis hermanos no los siguen porque creas o no siempre están protegidos. — sonrío — Nadie ha notado a los guardaespaldas, ellos no lo saben, pero yo sí. Ventajas de ser la favorita.
—¿Y tú?
—Yo no tengo. Le dije a mi padre que no necesitaba. Pocas personas saben que soy hija de él. Creo que en toda mi vida solo he salido en dos revistas y eso porque me obligaron. No quiero ser el centro de atención. Por eso solo las personas que están cerca de mi o en lugares que visito seguido, saben que soy hija de Edward. Podría ser cualquier Emma Miller. No soy la única con ese nombre y apellido. Así que técnicamente saben que existo, pero no saben cómo soy. Pero aun así mi padre quiere mantener los estereotipos.
—Wow.... ¿Y los empleados?? A la única que veo es a Sara.
—Las que limpian los cuartos vienen cada fin se semana, pero yo intento mantener mi cuarto limpio. A diferencia de los otros orangutanes. Y aquí en la casa solo vive Sara y el chef.
—Yo pensé que Sara era la que cocinaba.
—Nop. Ella solo nos ayuda a poner la mesa.
—¿Y la seguridad de la casa? Dudo que, si alguien quiere robar, Sara pueda con todos — río.