— ¡Ay! No entiendo nada
Finjo llorar, cojo mi cabeza y jalo de mi cabello suavemente.
— Es que no comprendo y no entiendo de donde va el examen. Solo hay tres clases.— hablo sola.
Me levanto de la silla y cierro mi cuaderno; voy en busca de algo para comer, quizás es por eso que no me puedo concentrar.
Cuando llego a mi cocina miro la caja que mi mamá me había enviado, aún no la habría, no tenía el tiempo para hacerlo.
Tenía un examen a primera hora el día de mañana, no había estudiado nada, tenía cero información en mi hermoso cerebro.
Botas está acostado en el piso de la cocina con la panza arriba, cuando me detengo a observarlo abre ligeramente los ojos y después vuelve a cerrarlos, y me vuelve a ignorar otra vez.
— Claro, ahora me ignoras; no he olvidado que ayer trajiste algo que no es tuyo.
Le hablo con una voz más fuerte, para ver si así pudo conseguir un poco de su atención; aún no logro comprender de donde es que pudo sacar una corbata.
— Sigue ignorándome, después tendrás que venir a mi en busca de cariño.
Saco una galleta de la alacena y me regreso a mi cuarto, me acerco al escritorio, cojo mi teléfono y me tiro a la cama. Sé que me arrepentiré mañana por no estudiar, capaz mañana quiera cortarme las manos por agarrar el teléfono en momentos de emergencias pero no puedo evitarlo.
Entro a la aplicación de WhatsApp y encuentro tres mensajes del grupo que tengo con Max y Lilian.
Max: ¿Han estudiado?
Max: No tengo ni una clase de Guillermo, ayúdenme.
Lilian: Estamos igual Maxi, el cerebro del grupo seguro las tiene completas.
No me sorprende en nada que esos dos no tengan las clases completas, pero en si no hay mas de tres clases, porque el profesor se había atrasado demasiado, sigo pensando que sería mejor si hubiese dejado las exposiciones, pero quien puede ir contra la "lógica" del profesor.
Mercy: Solo hay tres clases que Guillermo hizo.
Mercy: Las tres clases en general trata de la economía internacional, estudien todo acerca de eso; ya conocen como es, en el examen no habrá nada de lo que apuntamos en el cuaderno.
Max: Gracias nena, no sé que haría sin ti
Mercy: Estoy dudando de tu amor conveniente; Jajajaja.
Lilian: Gracias bebé. ¿Mañana nos reunimos antes del examen?
Mercy: Si es para repasar un poco más para el examen, entonces cuenten conmigo.
Max: Eres una arruina fiestas, nunca cambias.
Lilian: Tenía que ser la mamá de Botas.
Mercy: Los dejo, iré a estudiar; xoxo.
Me levanto de la cama, miro el teléfono y noto que ya eran las 18:07 horas, si seguía así no podría estudiar correctamente para el examen.
No quedaba nada para la hora del examen, y estar bajo presión no me ayudaba en nada.
Me senté otra vez en la silla y pongo el teléfono en el escritorio, abro mi laptop para poder hacer una investigación acerca de todo el tema.
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Siento algo suave sobre mi cara, lo aparto ligeramente; abro mis ojos de a poco y veo todo muy iluminado, enderezo rápidamente mi espalda y volteo a ver a ambos lados en donde me quedé dormida.
Estaba en el mismo lugar de ayer, en el escritorio, con la laptop y mi cuaderno manchado de mi silaba
¡Oh no, no estudié casi nada!
Botas está encima del escritorio, al parecer su cola me había despertado; paso mi paso desde su cabeza hasta sobre su espalada.
— Has salvado mi vida Botas.
Le doy un beso a la distancia. Me paro de la silla con rapidez, entro al baño y me cepillo los dientes y me doy una ducha rápida.
Una vez lista, miro la hora en mi teléfono para ver si es que no estoy muy tarde, faltan treinta minutos para el examen; este si no es mi día ni mi momento. Le hecho agua y comida suficiente en el plato de Botas hasta que venga.
— Ya vuelvo, no hagas travesuras, mamá confía en ti.
Bajo por las escaleras, manejo lo más rápido que puedo. Bajo del auto y salgo corriendo lo más veloz, en el trayecto evito tropezar con algunas personas y sujeto bien mi mochila para que no se caiga. Cuando llego al aula, estaba casi lleno, la parte de atrás estaban todas las carpetas llenas, los asientos de adelante estaban libres.
Claro, se madruga para tener una buenas posiciones en esta guerra.
— Buenos días jóvenes.
El profesor pasa por mi lado e ingresa al aula, voltea su mirada hasta donde estoy yo y me queda mirando.
— Señorita, ¿Acaso espera mi invitación?
Le sonrío ligeramente y pido disculpas, ingreso y trato de sentarme en un sitio que no este cerca del escritorio del profesor. Volteo a mirar donde podría estar Max o Lilian, los veo que son unos de los que están sentados en los últimos asientos.
— Trai-do-res — susurro, pero muevo mis labios muy detenidamente para que ambos me puedan entender.
Max forma un corazón con ambas manos y me regala un guiño, a diferencia de Lilian que solo me saca la lengua.
— Jóvenes, este examen es fácil. Solo está para que marquen nada más.— recorre el aula de clases — cuando terminen pueden salir del aula.
Todos le celebran al profesor por la buena noticia, y se alegran.
— Hay cincuenta y cinco preguntas, cada una vale un punto, depende de ustedes llegar al más alto puntaje, y como ya mencioné, el examen está muy fácil.
Todos otra vez hacen ruido pero esta vez se quejan, por lo injusto que era. En si a mi me parecía algo muy injusto, solo había hecho tres clases en todo el mes, y estaba haciendo un bendito examen con cincuenta y cinco preguntas. Quería reclamar pero no quería arriesgar el miserable puntaje, ya que de por si no había estudiado mucho, y si no fuera por Botas, yo no estaría aquí sentada a punto de firma mi hora de muerte.