Yo no fui, Fue el gato. [pausada]

Nuestros tres años

Después de cenar y hablar de cualquier cosa para no aburrirnos, nos propusimos a mirar una película, pero al final no pudimos ver ni una, porque cada que uno elegía una película, el otro decía que ya lo ha visto o que no le gustaba, se nos hizo tarde y cada quién a dormir.

— Aquí vas a dormir, ya lo he implementado para cuarto de visita.

— ¿Desde cuándo? — Me mira antes de entrar y sentarse en la cama. — Hubiese quedado mejor si yo te hubiese ayudado a decorar.

Me reí ante su comentario, y él me siguió.

— Buenas noches chico malo.

Agarré la manija de la puerta para poder cerrarla y antes de hacerlo el me responde.

— Buenas noches amor de mi vida.

— Imbécil — mascullé

Dejo ordenando lo que debo de llevar mañana y pienso en lo que podría ponerme mañana, espero que haga calor para poder ponerme una blusa de tiritas, que me compré en pleno invierno y estaba en oferta.

Me acuesto para poder dormir de una vez, pero antes de eso me entra un mensaje de la mamá de Max.

Max's mom: Hija perdón por interrumpirte a estas horas, estoy preocupada por Max, no me está respondiendo las llamadas y no ha venido a casa.

Max's mom: Ya le pregunté a Lilian y tampoco sabe nada, estoy preocupada por ese muchacho, avísame cualquier cosa. Dios te bendiga Nati.

Natalia: Hola señito, no se preocupe por Max, él ahora está en mi casa, solo que a estado en una fiesta con sus amigos y dice que más cerca le quedaba mi casa.

Natalia: Por cierto, mañana se va a la universidad desde mi casa, no se preocupe mañana en la tarde seguro ya estará llegando.

Max's mom: Gracias Natalia, ya estaba preocupada. Buenas noches hija.

Después de hablar con la mamá de Max me dejo coquetear por el sueño hasta quedar rendida a su merced.

Una cosa peluda camina por mis piernas e instintivamente las muevo para que se desaparezca lo que sea que este interrumpiendo estos momentos. Gimo de fastidio, pero esa cosa se pone por mis rodillas, sin abrir mis ojos sabía que era Botas, es el único peludo que vivía conmigo.

— Para ser una madre responsable, maltratas mucho a tu hijo.

Escucho la voz de Max, mi lamentable situación le divertía y no necesitaba abrir los ojos para ver como se reía.

— Vete y déjame dormir. — Me quejé y me arropé hasta la cabeza.

— Si fuera un mal amigo lo hubiese hecho, pero como soy el mejor amigo que puedes tener, tengo que despertarte — Siento como se hunde el colchón ante su peso. — Si mal no recuerdo prometiste a Lilian llevarme arrastrado a desayunar los tres.

Me siento rápido y lo volteo a mirar.

—¿Qué hora es?  — Abro mis ojos sorprendida.

— No sé porque intentas abrir esas líneas que tienes por ojos. — Se ríe.

— Vete de mi cuarto, pedazo de energúmeno. — Le tiro mi almohada.

Me levanto y voy directo al baño a cepillarme los dientes y antes de ducharme, cierro la puerta para poder bañarme. Me desvisto y dejo la ropa sobre el piso, entro a la ducha, comienzo el tour del jabón por mi cuerpo, cuando estoy lavándome el cabello miro hacia la puerta de baño y tengo un vigilante sentado esperándome.

Me rio, porque al descubrir que estaba acompañándome dese la puerta, volteó a mirar hacia otro lado.

— Que haces espiando a las personas denudas, gato travieso.

Al terminar, me propongo a maquillarme un poco más de lo normal y le pongo un color más llamativo a mis labios, sombras color coral a mis ojos.

Cuando salgo de mi cuarto, voy directo a darle de comer a Botas, es un sistema que ya se me ha pegado y costumbre que por más apurada que este, nunca me olvidaría de dejarle su comida a Botas.

— Pero que belleza tengo de amiga.

Max se encontraba en la cocina recargado en el muro, comiendo una galleta.

— Obvio, belleza pura. — Saco las croquetas del cajón. — por cierto, tu mamá espera que hoy llegues a dormir a casa.

—¿Has hablado con mi mamá?

Termino de lavar el deposito de agua de Botas y llenárselo.

— Si, ayer me mandó un mensaje que no sabía donde estabas y le mentí. Así que hoy debes ir a tu casa.

Lo miro seria, me acerco hacia él y le doy un golpe en la parte de atrás de su cabeza.

— Que tosca, definitivamente prefiero mujeres delicadas.

— Definitivamente prefiero hombres que no duerman en la casa de sus amigas.

Y antes de que me responda voy hacia mi cuarto a recoger mi mochila, las llaves del auto y las de mi casa.

Ahora sí, vámonos señorita.

No creas que me olvidado de tu comentario, hábil te crees.

— Quisieras, hábil soy — de mi garganta sale un “Ja” — Energúmenos…

Me despido de Botas, Max ya me esperaba en el ascensor y cuando paso por una de las puertas del pasillo, esta se abre.

— Buenos días señorita. — Me saluda la joven que había abierto aquella puerta.

— Buen día. — le respondo con una sonrisa.

Los tres entramos al ascensor y antes de que se cierren las puertas un chico con solamente pantalón de pijama sale del departamento que la chica había salido.

—¡Se te olvida la cartera! — Grita un recién levantado ladrón de disfraces.

Al verme se sorprende, pero me saluda con una inclinación de su cabeza y me sonríe, le da la cartera a la chica y el ascensor se cierra.

—¿Vives en ese apartamento? — La curiosidad me mataba y no me aguanté al preguntarle.

— Oh no, no, yo no vivo ahí, solo Alex, yo tengo mi departamento cerca de mi universidad. — Me sonríe y yo imito su acción.

— Ah, es mejor, a veces uno se duerme. — Intento ser graciosa, pero ella me dedica una risa forzada.

— Si. — Las puertas se abren — Fue un gusto conocerte, hasta luego.

— Si — le hablo con un intento de una sonrisa — Hasta luego. Susurro.

— Me he perdido de algo al parecer y eso definitivamente me ofende.




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