Yo no fui, Fue el gato. [pausada]

Personas comunes

—Cállate — grita — lo meteré rápido y lo saco

—No, no por favor — gimoteo — no me gusta, va a doler.

—Cálmate — me da un azote en mi nalga — te va a doler si te pones tensa, solo relájate.

—Mejor una pastilla y se me pasa el dolor — Botas maúlla.

—Mercy, la inyección es mas efectiva que una pastilla.

Abrazo la almohada exhalando e inspirando.

—Está bien — cierro mis ojos — Ya.

Me pone la inyección y siento como el líquido se ingresa a mi torrente sanguíneo.

—Ya está — pasa el algodón con alcohol donde antes estaba la aguja — Tanto escandalo por las puras.

Tenía un gran hematoma en la parte baja de mi espalada, la cual me dificultaba el caminar y que aun sentía el dolor después de dos días, me negué al principio a que me pusieran una inyección, pero era necesario, mientras más rápido mejor. Lilian sabía poner inyecciones, y agradecida estaba porque su mano era delicada al poner esas cosas que no deberían de existir.

—Creo que ni Botas lloraría por una inyección — volteo a mirar a mi pequeño felino y sonrío, él era más escandaloso que yo.

El minino volteó a mirar a Lilian y maulló, me levanto y camino hasta el baño, Botas me sigue. Guardo el alcohol y el algodón en la cajonera del baño.

—Dicen que los hijos son iguales que los padres — me agacho para cargar a Botas como a un bebé — Y estoy segura de eso. ¿Cierto mi bebé hermoso?

Botas se comienza a moverse para que lo dejen en libertad y eso hago. Me acuesto al lado de Lilian.

—¿Sabes algo de Maxi? — pregunto.

—No, solo lo he visto tres veces en esta semana y me preocupa.

—Lo que sea que esté pensando, si no lo logra llegar hacer… — suspiro. — Él nos buscará, solo hay que darle su tiempo.

Había pasado dos semanas desde la discusión con Max y sabía que solo teníamos que darle espacio, pero era algo que a Lilian le costaba hacer y no la culpaba, tanto ella como yo, estábamos preocupadas por lo que estaba pasando con Max, pero era algo que tenía que solucionar o pedir ayuda él mismo.

—Bueno… cuéntame — voltea a mirarme con una sonrisa enorme.

—Deja de sonreír que me estás dando miedo.

Comienza a reírse y me da un golpe al costado de mi brazo.

—No te hagas la desentendida, cuéntame que ha pasado con el vecino.

Siento mis mejillas calentarse y sonrío sin ni una razón.

En esta semana habíamos salido dos veces por día y me estaba acostumbrando a su compañía y era algo que me rehusaba a aceptarlo. Alex es un hombre real, pero a la misma vez parecía que lo había sacado de alguna historia de adolescentes, no podría decir que era un hombre perfecto porque sé que me falta conocerlo más y me agradaba, pero aún no podría aceptar que me estaba comenzando a gustar.

Hubo momentos donde cancelaba las salidas, porque se le presentaba algo muy importante en su trabajo y no me quejaba, era su trabajo y eso era importante.

Nos estábamos conociendo y en ocasiones parecía galán de telenovela y eran esos momentos lo que me ponía más nerviosa, pero tenía que aceptar que aquellos momentos me hacían sentir pirotécnicos en el estómago. Mencionó que tenía tres hermanos menores y confirmé que era el mayor de los Lombardi, como dijo el hombre rico.

—Te he dicho que me cuentes, cuéntame, cuéntame — comenzó a jalar de mi brazo.

—Solo soy su guía, no hay nada que contar — bufó — Es la verdad, si pasa cosas súper interesantes serás la primera en saberlo y lo sabes.

—Pero no está de más el que me cuentes como lo han pasado — comienza hacer ojitos, pero trato de ignorarla — Cualquier cosita estoy dispuesta a escucharlo.

—No ha pasado nada — sonrío y me voy hacia la cocina.

Se sienta en el filo de la cama y Botas se sube sobre sus piernas. Voltea a mirarme con sorpresa, ya que era una de esas primeras veces donde Botas tomaba confianza y se acercaba hasta tener contacto físico por decisión propia.

—Creo que ya le caigo bien — sonríe.

—Quizás es porque sabe que le has traído bocaditos.

Voltea a mirar a Botas achinando los ojos y mueve la cabeza en negación.

—No creo, yo sé que este peludo está comenzando a amarme. — acaricia su cabeza.

La interrupción de Botas hizo que Lilian se olvidara del tema, después de eso Lilian no volvió a coger el tema de Alex, pero seguía preocupada por Max y la entendía ya que no era la única.

Pasamos hablando de eso hasta que anocheció y se tuvo que ir a su casa, pero no sin antes visitar a naranjito.

Le cancelé las salidas a Alex estos dos días, la cuál no refutó, pero si preguntó la razón la cuál le tuve que mentir porque me daba vergüenza admitir que me había caído cuando estaba completamente desnuda en la ducha. De tan solo pensarlo me avergonzaba.

Enciendo mi Laptop para verificar mi correo electrónico universitario; había hablado con el rector diciéndole que no quería perderme las clases porque eso indicaría el retrasarme y aunque me gustaba estar con Alex, no podía darme el lujo de perder clases, pero ese último detalle no se lo dije al rector, porque pensaría que me había enamorado de uno de los hijos de los inversionistas, cosa que muy lejos de la realidad no estaba.

Aceptó el no perderme las clases, siempre y cuando no descuidara a mi labor de “niñera” e informó a los profesores que tenían que enviarme las clases y practicas al correo universitario; algunos enviaban archivos de PDF sin explicación, pero no me quejaba, peor era no tener nada y otros docentes enviaban los PDF con archivos adjuntos de video en YouTube donde explicaban algunos ejercicios o información necesaria la cuál no era entendible en los PDF.

Algunas cosas que no podía entender, le pedía ayuda a Lilian, a veces me ayudaba y otras no tanto, ya que no teníamos los mimos profesores.

Botas de sube sobre mi hombro y comienza a lamer mi cabello.

—Tu forme de decirme que me bañe no es agradable — tecleo algunas palabras y apunto algunas cosas en mi cuaderno. — Botas estoy ocupada, mami no quiere jugar.




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