Yo no fui, Fue el gato. [pausada]

Sustos que dan gusto

Cuando llegamos al hospital corrí hasta emergencias preguntando por Max, pero lo único que recibí en respuesta es que estaba en el quirófano; escuchar aquello me hizo sentir desorientada, me mareé, mis piernas temblaron, pero los brazos de Alex me sostuvieron y me aferré a su cuerpo con la esperanza de que todo sea un mal sueño.

— Todo estará bien — sentí como pasó su mano por mi cabello — Él es fuerte, todo está bien.

Caminamos hasta unas sillas, nos sentamos sin soltarnos, Alex seguía consolándome y agradecida que estuviera en estos momentos.

— Espera un momento, iré a preguntar el motivo de la cirugía — me dio un beso en la coronilla y se dirigió a la recepción.

Saqué mi teléfono del bolsillo de mi pantalón, busqué el número que necesitaba llamar, pero mis lágrimas mojaban la pantalla del teléfono y el temblor de mis manos dificultaban más mi tarea.

Intenté tranquilizarme en un intento fallido, sequé la pantalla de mi teléfono con la tela de mi blusa y con esfuerzo logré llamar a Lilian, pero no respondió y odié el hecho de que tuviera la mala costumbre de no contestar de inmediato, volví a llamar y al tercer timbre respondió.

— Será mejor que tengas un buen motivo para interrumpir.

— Ma-Max está en cirugía y no sé qué hacer, ni siquiera sé si debo llamar a sus padres yo, yo — el llanto no permitió que siguiera mi vómito verbal.

—¡Joder! — escuché como del otro lado de la línea se caían cosas y algunos quejidos de otra persona — Allá voy, solo pásame el nombre del hospital de donde están, solo cálmate. 

— Está bien — fue lo único que pude decir antes de cortar. 

El calor de los brazos de Alex hace contacto con mi cuerpo, rodeo su cintura con mis brazos y apego mi cara en su pecho. 

— Deberías dejar de llorar — su pecho vibra como si se estuviera riendo — Tiene la pierna rota, no es nada de que temer. 

Despego mi cara de su pecho y levanto mi mirada para poder mirarlo mejor.

— ¿Enserio? — seca las lágrimas de mis mejillas y asiente. 

En ese instante me sentí aliviada, pero la vergüenza no demoró en llegar al sentir mi cara caliente y lo único que fui capaz de hacer es esconder mi cara en su pecho, la risa no demoró en llegar y su pecho vibró con su risa.

— Está fuera de peligro, pero ha llegado con muchos golpes en su cuerpo, esperan que no sean graves — mi cuerpo se tensó, pero Alex pasó su mano por mi espalda al darse cuenta — Solo necesitan que tu amigo salga de la cirugía para que haga la denuncia. 

— Gracias — deshago el abrazo y él me imita, pero el ambiente comienza a sentirse incómodo. — Iré al baño, ya regreso.

Sonreí y camino rápido hasta los baños del hospital, una vez adentro me miro en el espejo, veo como mis ojos están hinchados y mi nariz roja, en pocas palabras estaba hecha un desastre en todo el sentido de la palabra.

Me mojo la cara con agua fría del grifo, me doy pequeños toquecitos en las mejillas, pero recordar que estuve contra su pecho hace que mis mejillas retomen el color que tanto quiero eliminar.

— Max todo esto es tu culpa — señalo la puerta del baño y esta se abre dejando a la vista a una señora que me mira con rareza — Lo siento — sonrío. 

Me peino e intento deshinchar mis ojos, pero era una misión imposible; aliso mi blusa, me seco la cara y las manos.

— Tranquila, respira profundo, todo esto es normal — me daba ánimos cuando estaba de camino donde había dejado a Alex. 

Al llegar miro a todo los lado, pero Alex no estaba, intento preguntarle a una señora de la recepción pero estaba ocupada así que decidí buscarlo por mi cuenta, al dar unos pasos siento como unos brazos rodean mi cuerpo.  

— Dime que va a vivir — me volteo sin soltarme de sus brazos. — No debí reprocharle nada ese día, debí estar ahí para él, dime que estará bien. 

El llanto de Lilian comienza a incrementar, miro alrededor y veo como las personas comienzan notar nuestra existencia. 

— Oye ya cálmate — le susurro.

— Como quieres que me calme, mi amigo está luchando por su vida en un quirófano — solloza — ¿Enserio estás pidiendo que me calme?

—  Vale, llora todo lo que quieras — la abracé — igual no creo que se muera por tener la pierna rota. 

— ¡¿Qué?! — se aleja — Y yo pensando que era algo de vida y muerte— habla mientras llora, aunque creía pensar que esas lágrimas eran de alegría al saber que no estaba al borde de la muerte. — lo golpearé cuando salga de la cirugía, enserio que lo golpearé — Solloza.

— Ya cálmate que me estas avergonzando. 

Bufa y se sienta donde antes había estado Alex, que hasta ahora seguía sin aparecer. 

—Me la vas a pagar — seca las lágrimas de su cara. — Estaba en medio de la faena, pero la calentura se fue por el retrete al escuchar tus sollozos.

— No es mi culpa que no tengas control — Lilian bufa al escucharme. — Cada vez que te llamo, siempre estás follando.

— Oye — golpea mi brazo — Se le dice «hacer el amor», además, no es mi culpa que siempre llames cuando estoy...

— Cállate — la interrumpo — Alex ahí viene.

Estira su cuello como si fuera una suricata y mira de un lado a otro buscando a Alex con la mirada. 

—¡Oh por Dios! — abre la boca con exageración. — Está ardiente. 

Volteo a mirarla y muevo mi cabeza en negación. 

—No dirías lo mismo si estuviera aquí con el que «haces el amor» 

— No es un pecado apreciar la belleza de la naturaleza — se defiende. — Yo de ti despierto a esa gatita que sigue dormida. 

— Hola — saluda Alex al llegar. — He comprado hamburguesas, ya que no pudimos comer — mete su mano en la bolsa y saca una hamburguesa y me la entrega, repite su acción una vez más, pero lo que saca se lo entrega a Lilian y es un pie de manzana, ella lo recibe feliz.

— Gracias, pero no era necesario —  lo miro y sonrío. 

— Si que era necesario —  me interrumpe Lilian. —  Tenía mucha hambre. 




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