Capítulo 17: Alex narrando.
—Bambino tu padre te llama — mi madre estaba en la puerta.
— Ahorita voy, estoy terminando de revisar un informe.
El cambio de horario era un poco chocante, pero nada que no esté acostumbrado. Después de unos minutos termino de revisar el documento que se requería en el área de publicidad. Mi comunicación con Mercy no era como me gustaría, pero cada que podía mensajear o que nuestros horarios no se cruzaran, podía llamarla.
—Alex — sonríe mi padre — Siéntate, quería hablar contigo.
—Si es por la empresa, todo está en orden.
—Mi bambino no me defrauda — sonríe alegremente — Te quería hablar de eso.
Mi padre era un hombre de negocios, pero también uno que estaba pendiente de sus hijos, él y mi madre sabían que tenía una relación sentimental con una peruana. No les sorprendió, ya que es lo que sospecharon desde que los padres de Roberta los habían llamado. Les había hablado de Mercy y habían quedado maravillados de lo que les decía.
Me enamoré de Mercy, sin darme cuenta, pero pude sentir que al lado de ella podía ser alguien normal, me hacía encontrar la belleza en cosas simples, como ir a comer en un puesto de comida callejera, el divertirme con solo caminar a su lado, y como un día le dije, ella me hacía sentir común, quizás no lo entendió.
Estaba acostumbrado a los lujos extravagantes, a las fiestas exclusivas, a los paseos de playas en zonas privadas, las relaciones que mantenía con cualquier persona eran superficiales, nada más allá de un solo beneficio de hacer contactos por los negocios que nuestros padres hacían, pero con ella fue diferente. A ella me la gané con mi propio esfuerzo, siendo yo sin la necesidad de imitar a nadie para que se enamore de mí.
Lo que sentía por mi chica de ojos pequeños era indescriptible, pero sí sabía que cada vez que pensaba en ella, mi pecho se llenaba de calor.
Al estar hablando con mi padre, mencionó que quería que me haga cargo de una sede internacional y era la que estaba en Perú, que aprovechara el tiempo para fortalecer mi relación en ese país, junto a mi nuevo trabajo. Que no era un pensamiento reciente, sino que lo había hablado ya con sus consejeros, desde el día que me fui a ese país.
—¿Cuándo volverás? — apoya sus brazos en el escritorio — Yo aquí ya no te necesito, tus hermanos están en la escuela.
—Lo he estado planeando, la otra semana es el cumpleaños de mi novia — le comento emocionado — He coordinado con su amiga para poder hacer una fiesta sorpresa.
Me da algunas recomendaciones anticuadas, comenta que, aunque pase el tiempo y las modas cambien, los pequeños detalles como un ramo de rosas, chocolates, una cena bajo la luna, eran detalles que a muchas mujeres les encantaba.
—Este fin de semana visitamos la casa de campo — ingresa mi madre con su vestido verde limón y sus tacones estilo princesa — ¿Por qué no invitas a tu novia?
—Está en Perú — le recuerdo.
—Pero puede viajar el fin de semana y te regresas con ella — me anima mi madre — Recuerda que la quiero conocer y esta oportunidad es perfecta.
—Aún hemos iniciado la relación, no la quiero asustar.
—Nada de sustos — le resta importancia a mi madre — Tu padre me los presentó el mismo día que salimos.
—Calla mujer — le regaña mi padre un poco colorado. Y comienzo a reírme.
En la tarde mando un mensaje al chat grupal de los que estábamos encargados de hacer la fiesta sorpresa de mi novia.
Alex: Chicos… tengo una idea perfecta. Invitaré a Mercy para que viaje este fin de semana a Italia.
La respuesta se hace esperar y los comprendía, quizás estaban ya dormidos.
(Lilian agregó a Jonatan)
Miro con extrañeza el chat. Lilian reenvía mi mensaje, pero no escribe nada al respecto.
Alex: ¿Qué pasó?
Jonatan: Están en una fiesta con tu chica, así que amigo no tendrás respuesta hasta mañana.
Me río, algo me había comentado lo intensos que eran sus amigos con respecto a las fiestas. Así que decidí hablar por interno con mi gran amigo Jonatan.
Alex: ¿Ya le dijiste?
Jonathan: Estuvo enojada un tiempito, pero nada que no pueda solucionar.
Alex: Mis padres quieren que invite a Mercy a casa de campo.
Jonatan: Joder… la estás invitando al otro lado del mundo ¿Cómo hará con las clases?
Alex: Es el fin de semana y el mismo Domingo viajaríamos, si es que ella decide aceptar.
Jonatan: Lo veo difícil hermano, pero la fe mueve montañas. Por cierto, esa fiesta sorpresa para su cumpleaños…
Alex: Quiero que sea la mejor fiesta que pueda tener, por cierto, haz lo posible para que Roberta no se entere, no quiero que arruine la fiesta de mi chica.
Jonatan: Yo no me preocuparía por ella.
Alex: ¿De qué hablas?
Jonatan: Fue mi culpa. Se me escapó y le dije a Lilian sobre tu compromiso con Roberta.
Estaba sorprendido por lo que me estaba diciendo Jonatan, en cierto modo se arregló un matrimonio con una de las gemelas, pero nunca se llegó a cerrar, por lo que ese compromiso nunca existió. Ahora entendía la razón del cambio que Mercy había tenido durante estos días.
Alex: No me sorprende.
Es el último mensaje que envío para luego dejar de lado el teléfono, ahora podía entender la actitud de mi chica estos últimos días. Tenía que hablar con ella, quería comentarle lo que mis padres estaban planeando, quería y deseaba que ella pudiera aceptar.
Intento llamarla, pero era en vano, ya que no obtenía respuesta por parte de ella. Trato de tranquilizarme y no darle tanta vuelta al asunto, porque al final de cuenta todo lo relacionado con Roberta estaba en el pasado.
Era de madrugada en Perú, seguramente la fiesta aún no terminaba, mañana quizás podría contestar mi llamada, así que sin más me reúno con mi padre para hablar sobre asuntos de la empresa.