Yo no fui, Fue el gato. [pausada]

Solo mi enemiga.

Capitulo 18

—Esto es tan emocionante — chilla Lili.

—Yo no lo puedo creer — me recrimina Max — ¿Cómo puedes viajar al otro lado del mundo?

—No seas aguafiestas — le chista mi amiga. — Deja de ser un aburrido, nuestra amiga se va a comer pasta con queso.

Contraigo mi rostro y la miro desconcertada mientras acomodo mi ropa en la maleta.

—¿Con quién dejarás a tu hijo? — Max señala con su mentón donde estaba Botas.

—No estaré mucho tiempo por allá, solo será un día.

—¿Por qué tanto afán de gastar dinero? — le miro mal y recibe un golpe de Lili.

—No creas que no he olvidado tu acercamiento acaramelado con una de las gemelas. — Lili grita y nos hace reír — Ya cuéntanos lo que se traen entre las faldas.

—Lo estamos intentando — musita levantándose y ayudándome a elegir la ropa. — Solo estarás un día, ¿Por qué llevas tanta ropa?

—Creo que esa pregunta es innecesaria, una mujer siempre lleva su armario completo así sea por un día.

—Dependiendo la mujer — me corrige Lili. — Pero no cambies el tema, ¿Desde cuando estás intentando una relación?

Lo miro achinando mis ojos, esperando una respuesta y él solo sonríe. Botas maúlla y se sube a la cama metiéndose a la maleta.

—Solo, estamos intentándolo, no es algo que necesite explicarlo; Rachel me hace sentir diferente.

—Está bien — me siento en el filo de la cama y miro a Lili que estaba hablando — Me parece perfecto, sobre todo, me alegra saber que te estés dando una oportunidad. Lloraré.

Sonrío escuchando como su voz se entrecorta por las emociones y Max se le acerca abrazándola.

—¿Alguien se quiere quedar con mi niño?

Ambos me voltean a mirar y me ignoran, Lili sale de la habitación y Max sigue hurgando en mi closet.

—¿Qué clase de amigos son? — les llamo la atención. — Mi gato no trae problemas, solo como y hace popo.

Volteo a mirar a Botas y este me maúlla como si estuviera llamando la atención, incluso como si sintiera vergüenza.

—Exacto — grita Lili — Cuando hablamos de sus regalos fecales es donde me desanimo.

Dejo a Max en mi habitación y camino hasta donde estaba Lili, sentada en el mueble entretenida en su teléfono.

—Mi decisión no cambiará — se adelanta.

—Podrías quedarte en mi casa, puedes traer a Jonatan. Tengo comida y no necesitarás nada.

Voltea a mirarme y niega como si estuviera enojada.

—¿Estás tratando de manipularme Mercy Rodolfa?

Me rio por su ingenio del segundo nombre que me a puesto y la abrazo.

—Max con Botas es un peligro, no le puedo confiar a mi pequeño, aunque lo ame.

—Vale, pero te vienes al día siguiente — corresponde mi abrazo — Nada de un día más.

—No te preocupes de eso — beso su frente.

Regreso a mi habitación y la maleta estaba llena de ropa, que según Max serían necesarios en mi estadía en Italia.

—Sobre lo de no confiar la vida de tu hijo en mis manos es ofensivo.

—No te enojes — sonrío — Pero tú no estarás pendiente de la comida, mucho menos le limpiarás su arenero.

—Es cierto — sonríe — Estás perdonada. ¿Qué haremos para tu fiesta de cumpleaños?

—¿Mi cumpleaños? — le miro desconcertada — Aún falta.

Max se escandaliza y se sienta en la cama, frunce su entrecejo.

—Ya estamos en el mes. — busco mi teléfono para mirar la fecha, tenía razón — ¿En serio lo había olvidado?

Asiento. Creo que serían unas buenas mini vacaciones de cumpleaños. Me animo.

—Lo coordinamos cuando regrese — sonrío animada — Podría ser una fiesta de disfraces, o un mini viaje.

Asiente pensativo. Me acerco a la maleta y veo todo lo que había empacado.

—¿Estás loco? — le tiro los short deportivos — Iré a conocer a sus padres, no hacer deporte.

—No está mal el reconsiderarlo, una mujer precavida vale por dos — sonríe de lado. — Bueno, hoy tengo que reunión para un trabajo.

—¿Trabajo? — le pregunto y se detiene en la puerta.

—Un trabajo de la universidad — se corrige — De macroeconomía.

Asiento y sonrío porque era muy notorio que estaba mintiendo.

—Vale, ande a hacer trabajos del curso que ya ha llevado — susurro para que no escuche.

Me quedo en la habitación sola revisando que es lo que había puesto y había ropa interior que nunca había comprado, lencería sexy y la cara se me pone roja de la vergüenza.

—¡Max que no te vea porque te mato! — grito presa de la vergüenza y Lili se aparece en la puerta.

—¿Ya lo viste? — su sonrisa pícara no la oculta. — Fue mi idea, pero no me ibas a dejar acercarme a esa maleta, así que… ya sabes.

—Estarán sus padres, deja de pensar perversidades.

—¡Ay por favor! — se sienta derrotada en la cama. — No estaría mal intentarlo, ¿Qué se sentiría hacerlo en Italia?

—Estás delirando — me burlo — Esto no llevaré.

Saco la lencería que Max había puesto y algunas que otras prendas.

—¿Me llevarás mañana al aeropuerto? — me mira pensativa — ¿No me llevarás?

—No se manejar — se excusa. — Dile a Max, si no puede, le diré a mi naranjito. ¿Me dejarás las llaves de tu auto?

—¿Tengo otra opción? — sonríe.

—Pues sí, ¿Max? — se acuesta y acaricia a Botas que está durmiendo a un lado de la cama — Aunque, de todos modos, no sé manejar.

Le mando un mensaje a Alex y una fotografía, indicándole que ya estaba deseosa de volver a verlo, no iba a negar que no sentía nervios, por qué si, lo sentía más que nunca y estaba deseosa de verlo.

No le avisaba a mi madre, porque sabía que se negaría, quizás me diría que era muy confiada para estar viajando al otro lado del mundo para encontrarme con un hombre que recién había conocido, pero que excusa podría decirle si estaba demasiada emocionada por volverlo a ver.

El hecho que conoceré a sus padres, hacía que mi nerviosismo incremente, me sentía inquieta y miedo, quizás a sus padres les agradaría, tal vez por el hecho de ser una persona que no venía de una familia prestigiosa.




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