JESSIE
Me duele la cabeza...
Nunca había sentido un dolor tan insoportable. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente. Abrí los ojos lentamente, no estaba en el bosque, tampoco en mi habitación, ¿Dónde demonios estoy? Supongo que en el suelo, se siente muy frío...
Me senté con cuidado, delante mío había una chica, ni idea de quién es, nunca la había visto. Ella se giró hacia mí, y sonrió al verme despierta, ¿Qué pasó?
—Ya despertaste— Se acercó —Me alegro mucho.
—¿Quién eres? ¿Dónde estoy?— No puede evitar preguntar.
—Ay, dónde están mis modales, Soy Crista, mucho gusto y estas en el norte.
¿Qué? ¿En el norte? ¿Como? Crista pareció ver la confusión en mi rostro.
—Mi hermano y yo te encontramos en el bosque cerca del palacio, tenias sangre por toda tu cara, decidimos traerte aquí hasta que estés bien.
—Se los agradezco.
—No es nada— Ella sonrió.
De un lado surgió un chico más, el hermano de Crista supongo. Ambos tenían el pelo corto de un tono gris azulado, sus ojos eran blanco con negro, su piel pálida, similar a la de los vampiros; y tenían una que otra marca por todo su cuerpo, Que son exactamente? Dudo que sean humanos.
—¿Qué es lo que son?— Creo que preguntar eso fue descortés.
—Lobos— Respondió el hermano de Crista —Por cierto, soy Xael.
—Creí que estaban extintos...
—Para nada, solo no nos damos a conocer mucho.
—Entiendo...
—Supongo que esto es tuyo— Xael extendió su mano, sostenía mi corona.
—Si quieres tírala, no la voy a usar de todas formas.
—¿Está bien?
Miré a Xael que ahora estaba a mi lado, él miró hacia el frente y su cara se contrajo en confusión.
—Vampiro...— Dijo en un tono bajo.
Crista giró la cabeza y se horrorizó un poco, de inmediato se puso delante de mí en un intento fallido de esconderme. No alcanzo a ver a quien sea el vampiro que esté ahí.
—¡Aléjate!— Grito Crista —¡No dejaremos que le hagas daño!— ¿Se refería a mi?
—No tengo intenciones de dañar a nadie.
Esa voz... Podría reconocerla en cualquier sitio...
Mire a un lado, tratando de confirmar que es quien creo que es.
—¿Nathaniel?— No se por que me extrañaba verlo ahí.
—¿Lo conoces?— El hermano de Crista me miró asombrado.
No respondí, simplemente me levanté y corrí hacia Nathaniel, lo abracé fuerte, como si de eso dependiera mi vida y empecé a llorar.
Crista y su hermano no dijeron nada, supongo que solo se quedaron observando.
—Ey, no llores Jess— Dijo él sosteniendo mi rostro con ambas manos.
—Caroline es...
—Ya lo sé, es una vampira.
—¿Desde cuándo lo sabes? ¿Por qué no me dijiste?— Dije llorando
—Solo hace unos días, no te dije porque no me correspondía hacerlo.
Silencio, solo lo mire a los ojos, tratando de saber si era mentira o no, no sé porque pienso que Nathaniel me volvería a mentir.
—Dime, ¿Estás herida? ¿Te hicieron algo?
—Estoy bien, si hablamos de lo físico.
El no dijo nada, volvió a abrazarme.
—Me tenías preocupado tonta.
—Perdón, tengo mucho que asimilar— Dije aún llorando.
—No quiero interrumpir pero,— Era Crista —como es que ustedes...?
—Si, nos llevamos bien— Respondió Nathaniel, aún abrazándome —Bastante raro, ya lo sé.
No se porque no quiero soltar a Nathaniel, estuve inconsciente, el vino a buscarme y supongo que vino solo. No sé, simplemente no me quiero despegar de él.
—Toma, no quiere usarla y no se por que— Xael le hablo, supongo que otra vez hablaban de mi corona.
—¿Jessie?
—Tengo más motivos para no querer ser princesa, la corona está de más, ya no quiero usarla.
—De acuerdo.
—¿Me vas a traer aquí otro día, verdad?— Pregunté mirando a Nathaniel.
—¿Para qué? No creo que sea un buen lugar para ti.
—Pues, no creo que sea mala idea conocer a quienes me cuidaron mientras estuve inconsciente— Miré a Crista y sonreí.
—Bien, otro día te traeré.
Silencio, me mantuve como un chicle pegado a Nathaniel, no se que me pasaba la verdad.
—Muchas gracias por cuidar de ella, se los agradezco— Dijo Nathaniel en un tono bajo.
—No te preocupes, no fue nada— Respondió Crista sonriendo.
Nathaniel y yo salimos de ahí, a pasos lentos y en silencio, silencio que no duró mucho.
—No quiero volver...
—¿Por qué no? No creo que sea buena idea que te quedes aquí.
—Es que, aún no lo puedo creer, me cuesta creer que Caroline es realmente Nayrish, y que nunca fue mi madre.
—Ella te crió desde pequeña— Respondió él mirándome.
—Ya lo sé, pero ella no me dio la vida, fue otra persona— El grito de alguien más me hizo callarme.
—¡Hola vampiro! Perdón, no acostumbro a llamarte por tu nombre.
¿Quién era ella? Sus ojos de diferente color captaron mi atención, eran como los míos solo que en colores diferentes. La chica se quedó mirándome fijamente, se mantenía siempre con una sonrisa.
—Oh ya la encontraste— Dijo ella.
—Eres una loba muy ruidosa.
—¿Me perdí de algo?— Dije confundida.
—Ella es Zelyn, me estaba ayudando a buscarte.
—Oh...
—Es más pequeña de lo que creí— Dijo Zelyn poniendo su mano en mi cabeza.
—Me siento ofendida.
Ella y Nathaniel se rieron, ¿Por qué todo el mundo se mete con mi tamaño? Que horror.
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Zelyn nos acompañó por mucho tiempo en el camino, no paraba de hablar, estar inquieta y hacer muchas preguntas. Yo me mantuve muy callada y Nathaniel respondía de manera cortante, eso era raro.
Después de un rato Zelyn volvió tomando el camino para regresar, dice que no está muy acostumbrada a lugares que no son muy fríos. Nathaniel y yo íbamos a paso lento y en silencio como siempre.
—¿Estás nerviosa?
—¿Por qué lo estaría?— Respondí mirándolo.
—Hace rato dijiste que no querías volver.
Suspire.
—No tengo más alternativa, además, tenías razón, no era buena idea que me quedara en el norte.