Yo soy Vanesa

Un día de madre e hija.

Un día de madre e hija. 
 
Acostada en mi cama recuerdo de lo que soy capaz y he hecho. Matar, robar, extorciones, secuestros, volar un avión casi matadonme en el intento, usar armas, combate mano a mano y mucho más, no estoy orgullosa de eso, pero es la vida que me toco, no tenia opción es lo que me digo para intentar discipar un poco la culpa, pero ese es el mundo en que crecí. 

La venganza tiene que esperar, hay algo que tengo que hacer primero, además no pienso quitarles la vida, planeo algo más doloroso, arruinar sus vidas lentamente, dado que matarlos facilmente me dejaria sin un proposito, para seguir viva.  

Hoy planeo pasar el día con Paola, espero que pueda perdonarme por engañar a una pobre madre que esperaba a su hija.  

  

—Hola ¿estás libre hoy? —Le pregunto nerviosa. 

—Si — me responde mientras se quita los guantes de goma. 

—¿Podemos pasar el día juntas como madre e hija? — le digo  

—Claro, me encantaría — mientras entra un cuarto pequeño a acambiarse 

  

Se arreglo con un vestido y un collar que se estaba descurtiendo, por alguna razón siento ira al verla comparandola con la malvada madrastra Gladis. Fuimos al acuario. Era increíble es la primera vez que iba a uno en mi vida, no porque no hubieran en donde estaba, la razón era que jamas tuve la oportunidad de relajrme totalmente sin tener que pensar que moriria, aunque ese es el lugar donde Vanesa veía en secreto a su madre, ella me contó que se veían en la seccion de medusas. Tengo planeado contarle la verdad, estoy muy nerviosa de cómo lo tomara, creo que es algo que Vanesa qusiera que su madre lo sepa.  

 Estamos en el área de comida, nos sentamos en una mesa apartada, se encuentra vacia la zona, dado que la gran mayoria de personas se fueron por el evento de los delfines y sin rodeos comencé a hablar.  

  

—Pao, yo no soy Vanesa — directamente se lo digo sin ningún filtro. 

— Lo sé, has cambiado y no eres la misma de siempre — me responde mientras sus cubiertos revuelven la ensalada sin siquiera pobrar un bocado. 

—No, te estoy diciendo que no soy tu hija — le reafirmo con un tono màs duro y serio. 

—Lo sé, pero quería creer que eras ella. —Su voz se entrecorta y le sale una lagrima, le paso una servilleta para que se limpie.  

 —¿cómo lo descubriste? — pense que nadie lo notaria. 

  

Tengo qué saberlo, eso significa que cometí un error y un simple error me puede costar la vida. Ella respiro profundo, bebió un poco de agua y sonrió, fue algo leve, como si tratara de relajarme, creo que me veo paranoica intento ver mi reflejo en sus ojos y calmarme, lo que un asesino debe hacer es no perder la calma me lo repito mentalmente. 

  

—En la fiesta de bienvenida te enojaste, arrugaste la frente y abriste tus fosas nasales, mi hija abría las fosas nasales cuando se exaltaba, pero no arrugaba la frente — me responde con esa afirmación 

—¿eso es todo? Así me descubriste. — no entiendo acaso esta jugando conmigo, comienzo a sospechar de su respuesta. 

—No, ahí comencé a dudar, eres más valiente y atrevida, uno pensaría que es el cambio de vida, pero Vanesa sería incapaz de acercarse sin tener miedo o dudas. — respondio sin convicciones y puede darme cuenta que en eso se equivoca, Vanesa nunca fue una cobarde, sino que la misma Paola lo es. 

—Te refieres a dejar de almorzar con ellos e ir a la cocina y almorzar contigo junto a los empleados — intento adivinar que fue el motivo, diciendo algo al azar. 

—Si, me pareció un gesto muy bonito y también cuando Lucas te siguió haciendo lo mismo, eres buena. — me respondio, pero pienso seguirle el juego, dqao que la Vanesa que recuerdo abria hecho eso, lo que nos diferenciaria sera lo que yo planeo hacer para destruirlos. 

—No lo soy, tengo que disculparme... yo... — me interumpe 

—Tranquila no pienso juzgarte y mucho menos delatarte, solo quiero saber que paso con mi hija, la verdad, ¿ella está viva? ¿dónde y cómo esta? — comienza a hablar rapido y ponerse nerviosa. 

—No, lo siento, falleció hace dos años y medio — le respondo bajando la voz, pero observando todas sus expreciones  

—ah, entiendo — pude ver como algo en sus ojos cansados se apagaba. 

  

Comenzó a llorar, intentando respirar para calmarse y poder continuar preguntándome sobre Vanesa, su rostro estaba lleno de melancolía.  

  

— Co... ¿cómo fue? — no termina, pero entiendo a lo que se refiere. 

—No pude protegerla, alguien volvió a pagar para que la mataran y esta vez no puede salvarla, yo... Lo siento tanto. — le respondo con lagrimas en los ojos. 

  

Empiezo a llorar y tomo sus manos, mientras le digo no espero que me perdone, pero Vanesa me hablaba mucho de usted diciendo que la amaba y deseaba que fuera libre para volver a empezar.Ella acaricia mi cabello se levanta y me abraza fuertemente, nos quedamos en silencio llorando.  

 La gente nos miraba, pero eso no nos importaba en ese momento. Cuando ambas nos calmamos, ella me beso la frente y dijo no planeo interferir con tu objetivo, pero no te autodestruyas en el proceso, no quiero perder a otra hija.  

 

  

  — ¿otra hija? — respondo con duda 

 —Si deseas puedo ser tu madre. — me dice  

 —Me encantaría, no tengo recuerdos de ella, hasta olvide su nombre, su rostro y voz, fue hace tanto tiempo. — le respondo sonriendo, pero por dentro siento que es inncesario. 

—¿Cómo conociste a Vanesa y cuál es tu nombre? — me pregunta  

 —Mi nombre es Luisa y yo era una de las personas que tenía secuestrada a Vanesa, me enteré que   nos habían pagado para acabar con su vida, no fui capaz de hacerlo, así que huimos juntas, así pasamos trece   años conociéndonos, planeando volver, ella quería estar contigo, reclamar su herencia e irnos muy lejos, para   comenzar una nueva vida. — le cuento en resumen mientras la observo bien, la verdad no confio en ella, pero se que Vanesa si lo haria, por eso lo intentare.  




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