Una hora después, tras las advertencias de mi madre sobre los peligros de las fiestas, drogas y sexo, mi madre por din se dispone a marcharse.
Como de costumbre, me da un abrazo rápido y un beso, sale del cuarto e informa a Wooshik de que lo esperará en el coche.
—Echaré de menos tus besos —me dice él con ternura, y me estrecha entre sus brazos.
—¿Solo mis besos?—Me rió y el se ruboriza. Es bastante adorable.
Wooshik acaricia mis labios con los suyos…, y entonces oigo el claxon del coche en el aparcamiento.
—Tu madre es muy persistente. — Me da un beso en la mejilla y se apresura a salir por la puerta mientras grita—: ¡Te llamo esta noche!
Una vez solo, pienso en Wooshik, la pasara bien sin mi estoy seguro.Pronto empiezo a deshacer las maletas.
Hago una mueca al ver la cantidad de prendas de cuero y de estampado animal que llenan el armario de mi compañero. Aun así, la curiosidad se apodera de mí y me sorprendo pasando el dedo por unos jeans confeccionados con una especie de metal y por otro cuyo tejido es tan fino que es prácticamente inexistente.
Nunca me han gustado ese tipo de estilos, pero no me quedaría mal. Tengo buen cuerpo, gracias a las exigencias de mi madre, todos los días salgo a correr y tengo una alimentación balanceada.
Este día resulto agotador. Me tumbo en la cama, la cual no es igual de cómoda que la mía en casa.
A la mañana siguiente, Baek no está en su cama. Me gustaría conocerla, pero eso va a ser difícil si nunca está. Quizá uno de los chicos que estaban ayer con ella era su novio. Por su bien, espero que sea el rubio.
Cojo mi bolsa de aseo y me dirijo a las duchas. Puedo decir ya que una de las cosas que menos me va a gustar de vivir en una residencia de estudiantes va a ser el momento de la ducha
Dichosas regaderas mixtas ¿Nadie piensa en la seguridad? ¿O en la privacidad?
Cuando llego a la puerta convencida, veo que hay dos figuras impresas en el cartel, una masculina y una femenina. «Uf.»
Veo una ducha abierta y paso apresuradamente entre los chicos y las chicas semidesnudos, corro la cortina hasta que está bien cerrada, me desvisto y dejo la ropa en el colgador exterior palpando a ciegas con la mano al otro lado de la cortina.
Todo el mundo parece sentirse cómodo con los cuerpos semidesnudos de ambos géneros paseándose por ahí. Ah no espera, ¿Que es eso?, Un chico desnudo. Ni tan semidesnudo.
La ducha individual es minúscula y apenas hay espacio suficiente para poder estirar los brazos por delante de mí. Mi mente viaja hasta Wooshik y mi vida en casa. Distraído, me vuelvo, le doy con el codo a la ropa y la tiro al suelo mojado. El agua cae sobre ésta y la empapa por completo. Mi vida es una completa caca, cacaaa
¿Como voy a regresar en toalla? ¿Y si me enfermo por ponerme la ropa mojada?
Puta madre.
Me decido por llevar la toalla alrededor de la cintura, da igual, no hay nada de lo cual avergonzarme.
Pero aun así... ¡Que pena!
Corro por el pasillo, esperando con todas mis fuerzas no caerme. Llego a mi cuarto, introduzco la llave en la cerradura y me relajo al instante en cuanto cierro la puerta al entrar. Hasta que me vuelvo y veo al chico castaño, tatuado y grosero tirado sobre la cama de Baek.
Esto me pasa por haber robado los dulces de un niño en la calle.