En ese preciso momento en donde me estoy burlando a mis anchas de Jungkook, suena mi teléfono. Es Wooshik . —¿Tae? Es tarde, ¿estás bien? — dice medio adormilado.
—Sí. Me lo estoy pasando de lo mejor —Me rió a través de la línea.
Jungkook me mira, esta indignado. —Wooshik ¿Haz llamado a mi madre?
Pregunto con la esperanza de que no lo haya echo.
—No ¿En donde estas? —dice con confusión.
—En una fiesta con Baek. Pero en este momento está inconsciente
—Pero ¿cómo se te ocurre salir con el? Es tan… Bueno, no es alguien con quien tú te relacionarías habitualmente —dice, y el tono de reproche que destila su voz me irrita
—Puedes terminar de hablar en otro lado, tienes que irte con Baek. Habla Jungkook
—Ahora te llamo Wooshik, necesito resolver algo—le digo a Wooshik, y cuelgo antes de que proteste.
Maldito Jungkook, ahora si le parto su madre. —Mira mamoncito, no me puedo ir con Baek de tu habitación, porque esta inconsciente y no hay donde dejarlo. Jungkook saca lo peor de mi, si el fuera otra persona, ya me habría ido, pero por alguna razón quiero molestarlo.
—¿No te iras? Pregunta, se ve bastante enojado. —No.
Veremos si se atreve a hacerme algo.
—Te sacare a patadas. Parece muy seguro de si mismo. No creo que eso sea posible. —Hazlo, grabare todo y te demandare. Lo amenazo.
Una chispa de confusión se refleja en su mirada antes de abrir la boca. Se queda observándome durante un instante antes de hablar.
—Hay una habitación al final del pasillo donde puedes dormir. Llevare a Baek allí —se limita a decir.
Espero un segundo a que suelte algo más, pero no lo hace. Simplemente me mira.
Lo sabia, cualquier tipo le teme a los problemas legales.
—Ok llevame a mi y a Baek ahi —digo en voz baja, y se aparta de mi camino
La tercera habitación a la izquierda es un dormitorio sencillo, mucho más pequeño que el de Jungkook, y tiene dos camas. Se parece más a las de la residencia que al amplio espacio del que disfruta él aquí. Tal vez sea el líder o algo así. La explicación más lógica es que todo el mundo lo teme y que ha conseguido la habitación más grande a base de amedrentar a los demás. Baek yace tumbado en la cama que está más próxima a la ventana, de modo que me quito los zapatos y la cubro con una manta antes de cerrar la puerta con el pestillo y de tumbarme en la otra.
Al despertarme necesito un momento para recordar los acontecimientos de la noche anterior que me llevaron a este extraño dormitorio. Baek sigue dormido, roncando sonoramente con la boca abierta. Decido esperar a averiguar cómo vamos a volver a la residencia antes de despertarlo. Me pongo rápidamente los zapatos, cojo el bolso y salgo del cuarto. ¿Debería llamar a la puerta de Jungkook o intentar buscar a Chanyeol? ¿Es Chanyeol miembro de la fraternidad también? Jamás habría imaginado que Jungkook formara parte de un grupo social organizado, de modo que tal vez también sea así en el caso de Chanyeol.
—¿Chanyeol? —lo llamo con la esperanza de oír una respuesta.
Hay al menos veinticinco personas durmiendo sólo en el salón. El suelo está repleto de vasos rojos de plástico y de basura, lo que hace que me resulte difícil desplazarme a través del desastre, pero también me doy cuenta de lo limpio que estaba el piso de arriba a pesar de la gente que había allí. Cuando llego a la cocina, tengo que obligarme a no ver el desastre que inunda la casa. Llevará un día entero limpiar la casa de arriba abajo. Me encantaría ver a Jungkook recogiendo toda esta porquería, y, al imaginarlo, me entra la risa.
—¿Qué tiene tanta gracia?
Me vuelvo y me encuentro a Jungkook entrando en la cocina con una bolsa de basura en la mano. Pasa el brazo por la encimera y deja caer los vasos en el interior
—Nada —miento—. ¿Vive Chanyeol aquí también?
No me contesta y continúa limpiando. —¿Vive o no vive aquí? —pregunto de nuevo, esta vez con más impaciencia —. Cuanto antes me digas si Chanyeol vive aquí, antes me marcharé.
—Vale, ahora tienes toda mi atención. Pues no, no vive aquí. ¿Te parece el típico chico de fraternidad? — dice con una sonrisa maliciosa.
—No, pero tú tampoco —le espeto, y su mandíbula se tensa.
Me dispongo a despertar a Baek, quien lo hace con sorprendente facilidad y me sonríe. Me alegro profundamente de que esté lista para salir de esta maldita casa de fraternidad.
Cuando entramos en la cocina y vemos a Jungkook sacando algunas latas de cerveza del horno, Baek se pone autoritario.
—Kook, ¿nos puedes llevar de vuelta ahora? Me va a explotar la cabeza.
—Claro, dame un minuto —dice él como si hubiese estado esperándonos todo el tiempo.
Durante el trayecto de vuelta a la residencia, Baek se pone a tararear la canción heavy que está sonando a través de los altavoces y Jungkook baja las ventanillas, a pesar de que le pido con educación que las suba. Se pasa todo el camino callado, tamborileando absorto el volante con sus largos dedos. Aunque no es que yo haya estado prestándole mucha atención.
—Luego vengo a verte Baek —le dice a mi compañero cuando el baja del coche
El asiente y se despide de él con la mano mientras yo abro la puerta trasera. —Adiós, Taehyung—me dice con una sonrisa maliciosa. Pongo los ojos en blanco y sigo a Baek hacia la residencia.