Capítulo V

A las siete con veinte de la noche Jungkook contesto su celular después de haber desaparecido todo el día. Recién había llegado a su casa del fanmeet incapaz de percatarse que tenía otras quince llamadas de Yoongi y varios mensajes de Hoseok, ambos estaban preocupados por el, como dos padres protegiendo a un adolescente.

“¡Jeon Jungkook! ¡¿Dónde andabas metido?!” Las exclamaciones de enfado de Yoongi le llegaron a los oídos casi aturdiéndolo.

“Ni unas buenas noches primero…” Murmuro Jungkook en tono bajo como si hablara consigo mismo, irritando a Yoongi aún más.

“¡¿Dónde diablos estabas?!”

“En el fanmeet, no les dije nada porque sé que te disgusta cuando hablo de RM así que no sé porque te enojas y llamas así.” Explico con tono de reproche.

“¿Acaso duro todo el jodido día” Respondió este con la misma molestia.

«Dile que debió avisar…» La voz de Hoseok se escuchó del otro lado del teléfono a lo lejos.

“No, duro hasta la tarde, pero tuve otras cosas que hacer.” Respondió Jungkook ya con tono de fastidio.

“¿Qué otras cosas? Si se supone que solo ibas a ir a eso…” Yoongi hizo una pequeña pausa con tono más calmado “La calle es demasiado peligrosa, Jungkook.”

“Llevo dos años viviendo en Seúl, ya sé cómo cuidarme en esta ciudad, Yoongi.”

“Realmente no lo sabes, Jungkook.”

“Si lo sé, además no tienen que preocuparse por mí, ya soy un adulto ¿sabes?”

“Uno que actúa como un niño.”

Jungkook escucho aquello y sin ser capaz de reaccionar colgó la llamada sintiendo una oleada de sentimientos negativos invadirle. ¿Qué le pasaba a Yoongi? ¿Por qué de pronto actuaba como un padre sobreprotector? ¿Cuál era su problema? Sin ser capaz de procesar lo sucedido Hoseok empezó a escribirle más mensajes intentando arreglar las cosas.

Hobi

Hobi

Jungkook, Yoongi exagero las cosas.

Es natural que nos preocupemos por ti, pero Yoongi solo está enojado.

No eres un niño.

7:39pm

Jungkook

Está bien, que piense lo que quiera.

7:40pm

Hoseok leyó aquella respuesta con un gesto de preocupación e indignación al mismo tiempo. Dejo el celular en la mesita de centro y con reproche observo a Yoongi quien parecía indiferente a la situación observando su teléfono como si nada, a su lado en aquel sillón.

—¿No crees que le debes una disculpa a Jungkook?

—Quizá. —Murmuro con la misma indiferencia sin mirarlo al hablar.

—Vamos Yoongi… —Hoseok insistió con tono de reproche.

—Vamos nada, Hoseok. —El tono de Yoongi cambio ha irritado —Sabes lo peligroso que es ese tipo, Jungkook no puede exponerse así.

Hoseok soltó un pequeño suspiro. —Lo sé, y te entiendo, pero en primer lugar tu odio hacía ese rapero es injustificado, y segundo, creo que exageraste al decir que actúa como un niño. Eso lo lastimo, Yoongi. No deberías sobre protegerlo así, ese rapero es alguien famoso que no le haría caso a un chico común.

Yoongi hizo una mueca de disgusto ante el ultimo comentario.

—Quizá si exagere al decir que es un niño, pero el realmente no sabe nada de esto, y no ve más allá, puede ser peligroso. Tú mismo conoces los antecedentes de ese idiota.

—Solo déjalo, Yoon. Ya no volverá a verlo, ve y discúlpate.

Yoongi no dijo nada y volvió a su celular, oprimió algunas cosas en la pantalla y puso el celular en su oreja, el tono timbro tres veces y cuando estaba por colgar la voz de Jungkook sonó del otro lado.

“¿Sí?”

“¿Podemos hablar?”

“Claro.”

“Lamento lo que dije hace un rato, en verdad no pienso que seas un niño”

“¿Entonces porque lo dijiste si no lo piensas?”

“Lo dije porque estaba preocupado… Eres importante para Hoseok y para mí.” “No contestaste a sus mensajes ni a mis llamadas, no nos dijiste sobre el fanmeet.”

“Ustedes también son importantes para mí, pero puedo cuidarme solo y salir a donde quiera.” “Lamento haberlos preocupado en todo caso.” “¿estamos bien ahora?”

“Lo estamos.”

Jungkook arrojo el teléfono sobre el sofá y camino arrastrando los pies de cansancio hasta su habitación. Muchas cosas estuvieron ocurriendo en tan poco tiempo y eso lo tenía exhausto, ni siquiera había procesado lo que había pasado en su fanmeet y ahora tenía que terminar de digerir la pelea con su amigo. Con su cuerpo hundiéndose en el colchón los ojos se le cerraron casi instantáneamente.

Esa noche cuando RM llego a su casa el frio de la soledad lo recibió una vez más. La luz permaneció apagada y sus pasos en silencio lo llevaron al gran piano del salón, sus dedos recorrieron las teclas sin presionar con mucha fuerza, el existencialismo de ser un vampiro se ubicó en sus pensamientos y comenzó a extenderse uno tras otro. El calcino aburrimiento de la rutina lo estaba volviendo loco, porque la música, los viajes, la fama, todo eso le estaba cansando. Poco a poco esos pensamientos lo llevaron a recordar su vida joven en la corte junto a sus amigos, aquellos con los que había crecido y quienes parecían saber muy bien porque vivían y para qué. Seducir, cazar y matar, beber sangre, dormir y volver a empezar ¿eso era vida? Otra rutina que de a poco comenzó a fastidiarle, pero quizá a la que le debe su imposibilidad de escapar de sus instintos, de ese demonio interior que no importa cuán civilizado u humano quisiera ser siempre terminaba complaciendo, bebiendo sangre más que por supervivencia.  

Que sensación tan exquisita la de encontrar una presa en conjunto y devorarla juntos, volver a la adrenalina y excitación del momento era imposible, ni reviviéndolo en sus recuerdos era tan maravilloso como lo fue en aquellos días, pero de esos recuerdos solo quedan los resentimientos; como los humanos guardando odios de cosas que pasaron hace miles de años y la capacidad de arruinar recuerdos felices cambiado todo con el velo oscuro del rencor. Libertad a cambio de soledad.