El despertador esta vez sonó una hora antes de lo habitual, ya me había quedado una vez afuera y eso no volvería a pasar.
Tanteé en mi cama buscando mi saco mientras que una empleada me acomodaba la corbata y otra me ataba los zapatos, una vez que todo estaba hecho les di las gracias y salí de mi cuarto con el bastón en mano para bajar al primer piso.
—April —la voz de mi madre hizo eco detrás de mí y giré un poco el cuerpo para dar en su dirección—. ¿Te llevo al colegio? —embocé una sonrisa y asentí—
Tener una mañana donde mi mamá no me preguntara por mí estado emocional era la gloria, agradecí al cielo que el día de hoy mi madre tuviera otro tema fuera de mi estado emocional.
—Tu tía Emma vendrá la semana que viene —mencionó y volteé en su dirección un poco confundida—
—Creí que se iría a Suiza luego de su viaje a Francia —repliqué sin importancia—
—Quiere verte —pronunció—
—Sera un desastre —musité—
—No lo será, Emma quería ayudarte cuando tuviste el accidente —canturreó—
—No quiero su lástima —respondí contundente—
—No es lástima April
—Lo es, cuando estaba bien solo se preocupaba porque se llenará su salón con mi presentación. Pero ahora que lo pienso no sé si es lástima o remordimiento —Farfullé— tal vez la culpa hace que se comporte de esa manera —sonreí con ironía—
—Basta, sabes que tu tía te ama
—Claro. Ella ama, pero al dinero porque el resto de las personas le interesa una reverenda mierda —farfullé—
—¡April —alzó la voz—
—¿Qué? —interrogué—
El carro freno dándome a entender que habíamos llegado al colegio.
—¿Qué te sucede, por qué siempre actúas como si todos fueran tus enemigos cuando solo quieren ayudarte? —chilló—
—Cuando veas más allá de sus hipócritas sonrisas entenderás, debo irme —respondí tajante para luego bajar del auto—
Creer que esta mañana sería tranquila fue un error que subestimé, no importaba que tema tocara… En algún punto terminaría discutiendo con mi madre.
—April —la voz de Mike resonó detrás de mí—
Di media vuelta esperando a que agarrará mi mano frente a mí, pero lo único que sentí fue su cuerpo chocar con el mío para envolverme en un abrazo.
—Esta vez ya no te dejaré sola —sabía a qué se refería, pues no era como si mi rodilla vendada se pudiera ocultar—
—No es para tanto —le resté importancia—
—¿No es para tanto? —inmutó— por Dios April, ¿qué hubiera sido si no te sacan de ese hueco? Hubieras pasado una noche fría ahí —dramatizó—
—Para tu tranquilidad querido amigo, ya estoy aquí -palmeé su hombro y seguí para entrar al instituto—
—Te ayudo —sujeto mi mano para ayudarme a subir el escalón de la entrada—
—No hagas eso —reproché—
—¿Qué cosa?
—Ayudarme en lo más mínimo, aunque no lo necesite, me haces sentir inútil —quería sacar lo que tenía dentro, pero no desquitaría mi ira con Mike— no es como si fuera la primera vez que paso por ese escalón
—Siempre hay que prevenir April
—Siempre hay que caer para saber levantarse, no siempre habrá alguien para ayudarte, hay que sobrevivir solos, no hay que depender de nadie. No lo digo por mí, lo digo por muchos
—A veces tengo desconocimientos si eres la misma chica que conocí hace dos años
—Lo soy, pero no soy la misma chica débil de aquel tiempo, ahora solo dependeré de mi bastón y él dependerá de mí —conté los 30 pasos y empujé la puerta del salón—
Un fuerte choqué de un cuerpo contra el mío hizo que perdiera el equilibrio, por suerte Mike venía atrás mío y logró sostenerme.
—Sinclair ten más cuidado —gritó, Mike le había gritado a su mejor amigo de años—
—No era mi intensión, lo siento April
Adam Sinclair, ese es el nombre del chico que chocó conmigo, por suerte pude distinguirlo antes de mi accidente… Es uno de los alumnos que ocupa el primer puesto en todo el instituto y fuera de eso es el capitán del equipo de Basquetbol, es amable, educado y es muy simpático, cuando ocurrió lo de mi accidente fue una de las personas que me ayudó acoplarme al ambiente del instituto.
—Se comporta como un idiota muchas veces —refunfuñó atrás de mí—
—No era su intensión Mike
—¿Te gusta? —sonreí y negué— esto tiene que ser una broma —soltó un suspiro en medio de una sonrisa—
La hora de geografía se pasó volando… Toda la teoría me entretenía y hacía mi mañana aún más rápida. No paso mucho para que tocaran el timbre del descanso y saliera con ayuda de Mike a la cafetería del instituto.
—Haré la fila, quédate aquí —me ayudó a sentarme en una mesa— ¿Quieres algo en especial?
—Lo mismo de siempre, una hamburguesa y un jugo de mora
—Ahora vuelvo —le regalé una sonrisa de agradecimiento—
No podía hacer nada aquí sentada más que jugar con mis dedos y escuchar a los demás estudiantes hablar, podía oír muchas cosas, desde chistes hasta mormullos y gritos que daban algunos.
—April —la voz chillona se hizo presente a un lado de la mesa— ¿esperando a tu príncipe azul? —no tardó en llegar la risa de Valentina acompañada de Margaret y Sabrina—
—Sera más bien su perro guía —comentó la menor del grupo—
—Al parecer a nadie, pues ni el perro se preocupa por ella —pasó su abrazo por mi cuello para oler mi cabello y jalarlo un poco hacía ella— no entiendo como una estúpida anormal tiene un cabello tan horrible, al menos deberías de cuidar eso —murmuró en mi oído—
—Para mí es hermoso —la voz de Adam se hizo presente, ¡Dios! Mis sentidos se alteraron—
—Adam —mencionó sorprendida—. Pero ¿qué dices?
—Que es lindo su cabello… A diferencia de sus personalidades que son horribles, ¿es en serio Pez, reírte de una persona que padece de discapacidades visuales te hace sentir grande?
—Es Penz —corrigió— y no, no me hace sentir grande, soy grande… Es solo que, me divierte