Your eyes tell

Capítulo 6

—April —la voz de Mike se hizo presente a solo unos cuantos pasos—

—Mike —sonreí— ¿aún no entras a clases?

—¿Por qué no has asistido a clases estos últimos dos días? —hice silencio por unos minutos tratando de pensar en lo que le diría—

—He estado algo enferma —sonreí—

—¿Enferma? —interrogó con un tonó dudoso— ¿crees que soy estúpido? —la sonrisa que ya hacía en mis labios se esfumo—

—¿Qué?

—Todos te han visto April —soltó sin darle importancia— todos en este instituto te han visto con Dante y han visto como capas las clases junto a él —me acerqué con lentitud en su dirección, pero sus pasos retrocediendo llamarón mi atención—

—Mike —musite—

—Creí que éramos mejores amigos April, pero ya veo que fui el único que creía eso.

—Eres mi mejor amigo Mike —sonreí para estirar mis zancadas en su dirección—

—Es lo que dices, pero tus actos dicen otra cosa, April —presté suma atención a lo que dría— me has dejado de lado y te has ido con él, no te has molestado tan siquiera en saber cómo estoy. —soltó un suspiro profundo— llamé a preguntar por ti a tu casa y tu madre tomo el teléfono, pregunte por ti y me dijo que estabas de maravilla con el hijo de su amiga y no fue necesario preguntar quién era, pues ella misma dio la respuesta —sorbio su nariz mientras en mi interior me sentía la peor persona del mundo— ayer compre dos entradas a un salón de música clásica y no respondiste mis llamadas, así que pase a buscarte y vi cómo te fuiste en su moto, no parecías estar en contra o algo. Pues la sonrisa de tu rostro hablaba por si sola —tomó una bocada de aire— ayer era mi cumpleaños y esperaba con ansías tus felicitaciones, creí que estabas enferma o algo por el estilo y corrí como un idiota a tu casa para darme cuenta que estabas bien y lo único que sucedía era que te habías olvidado de mí.

—Mike —traté de llamar su atención— comprare dos entradas para la música clásica, por favor perdóname —suplique—

—¿Crees que estoy así porque gasté un poco de dinero en unas estúpidas entradas? —hice silencio tratando de entender lo que decía— No April, no me importa unas estúpidas entradas. Solo quería que tuvieras un día para mí cumpleaños, pero fue más importante tu nuevo amigo que yo ya que te olvidaste por completo de que ayer era una fecha importante y de paso te olvidaste de mi existencia —dejo salir un chorro de airé de sus labios— quiero aclarar algo April, no me importa si le das tiempo a Dante o quién sea, pero si me importaba tus buenos deseos de cumpleaños, me importaba tu saludo, me importaba tus te quiero… Pero ya no importa, ya paso la fecha y no quiero pensar en eso —sus pasos se alejaron un poco de mí— ahora solo quiero tomarme un tiempo y mantener un poco mi distancia para meditar si en realidad estoy siendo demasiado bueno o demasiado estúpido al entregarte tanto y no recibir nada —sus grandes pisadas desaparecieron de mis oídos haciéndome sentir la peor persona del mundo por haber olvidado por completo una fecha tan importante para él—.

El timbre de entrada sonó dándome a entender que las clases iniciarían en poco tiempo, apresuré mis pasos para llegar al salón, pero la multitud de estudiantes dirigiéndose a sus aulas me impedían avanzar, el estrés ya se hacía presente y el miedo a quedarme esta hora fuera de clases no tardaría en llegar, más sin embargo unas manos tomaron mis hombros y sonreí al creer que Mike podría estar atrás de mí, pero la idea fue interrumpida por el peculiar olor del perfume que mis fosas nasales ya conocían.

—Dante —musite—

—¿Me esperabas? —rio—

—El olor de tu perfume es muy peculiar

—Creo que tendré que cambiar de perfume —soltó una pequeña risita— tienes buen olfato

Caminé con su ayuda entre la multitud para llegar al salón, solo fue cuestión de tiempo y los treinta pasos de distancia se dieron por terminados cuando su cuerpo giró el mío a nuestra derecha.

—Hay pocas sillas, ¿vas a sentarte con tu amigo —asentí y este me guío hasta el lugar—

—Está ocupado —fue la respuesta de su parte—

—Está vacía —Dante le respondió sin rechistar—

—Estoy esperando a alguien —era estúpida su actitud, pues era obvio que no esperaba a nadie, solo no quería que me sentara a su lado—

—Vamos a otro lugar —mandé mi mano a la de Dante que reposaba en mi hombro derecho—

Suspiró para guiarme por todo el lugar hasta llegar a una silla.

—Acomódate, iré hacer mis cosas. Suerte —antes de que procediera a retirarse agarré su mano y la apreté—

—Quédate conmigo, hoy tampoco traje mi bastón —levante mis manos y este gruño—

—¿Lo haces apropósito?

—Solo lo olvidé por el corre, corre —sonreí con inocencia—

Dejo caer con pesades su cuerpo en la silla que estaba al lado mío haciendo un sonido un poco fuerte.

—No me involucres en tus cosas, si quieres asistir a las clases está bien, hazlo. Pero no me arrastres contigo —gruñí por su comentario— estoy hablando en serio, soy amable contigo; pero no te confundas. No somos amigos, solo dejo que disfrutes momentos junto a mí.

Quería contestarle y gritarle que no necesitaba de su absurda lástima, pero fui interrumpida antes de hablar por la voz del profesor seguida por la puerta cerrándose.

—Hoy haremos grupos de dos —mal día para pelearme con Mike— su compañero será el que está a su lado, por favor saquen una hoja —maldecí el haberle pedido que se quedara—

Alcé mi mano para pedir la palabra.

—Señorita Winkler, adelante

—¿Puedo cambiar de pareja? No me siento cómoda trabajando con la persona que está a mi lado —no dude ni un segundo en solicitar lo mencionado una vez me había cedido la palabra—

—¿El acompañante está de acuerdo con la solicitud de la señorita?

—Será un alivio para mi persona

Giré indignada en su dirección, ¿acaso me consideraba una carga para su ser? Si erra así, ¿entonces por qué no solo me ignoraba?




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