La moto se detuvo dándome a entender que habíamos llegado al lugar; el viento era cada más fuerte que antes y el canto de un búho se hizo presente.
—¿Dónde estamos? —interrogué—
—Estamos en un lugar dónde hemos venido mucho, ¿ya recuerdas? —negué— bien, frente a nosotros hay un lago —lo interrumpí—
—A nuestra derecha el camino por el que llegamos, a nuestra izquierda un abismo que da a la ciudad y atrás de nosotros un bosque —sonreí—
—Al parecer ya recordaste —hice una línea con mis labios—
Nos sentamos y recosté mi cabeza en el hombro de este mientras soltaba pequeños suspiros.
—¿Me dirás por qué no soportas a tu tía?
—Es una larga y no muy agradable historia, pero te la contaré; solo déjame acomodarme.
Resbale mi cabeza por su hombro hasta caer en su regazo y acomodarme ahí mientras este sacaba sus manos que estaban debajo de mi cabeza.
—No digas nada, la vez pasada hiciste lo mismo y ahora es mi turno.
—Bien, como digas —rio—
—Cuanto tenía 9 años estuve un tiempo en Suiza con mi tía, allá ella tiene un gran salón, pero ese no es el problema; el problema es que ella solo buscaba llenar su salón con mis presentaciones, me presionaba y me obligaba a presentarme todo el tiempo, cada vez que tenía oportunidad explotaba mi pasión en su salón, un día me fracturé el tobillo apropósito. Ya no quería bailar y creí que esa sería la mejor manera de evitar que me presionara hacerlo, pero me equivoque, cuando llegamos al salón le comenté que me había fracturado el tobillo y que no podría bailar; Emma casi se enloquece, se enojó y me gritó, pero me obligó a salir. Ese día tuve que bailar con el tobillo fracturado, ella solo me repetía una cosa: bailaras, han pagado muy bien por tu presentación y no pienso hacer devolución del dinero. Ese día entendí que lo único que a ella le importaba era el dinero y lo que mi presentación le daba de ganancia, así que llamé a mi madre y le pedí que fuera por mí, ya no quería estar en ese lugar —suspiré—
—Suena horrible. —mencionó—
—Lo era, solo estuve con ella como su empleada a la cual explotaba a como diera lugar, ella no me veía como su sobrina; si no como la gran ganancia que aportaba a su salón.
—¿Qué hizo cuándo ocurrió el accidente?
—No le importó y me ignoró por 3 meses, luego llego con la excusa de que ha estado muy ocupada; dijo que lamentaba la perdida de mi visión y que haría lo posible para que recuperara la vista, pero era mentira. Ella se olvidó de mí, ya no me iba a visitar y un día que estaba en la sala de mi casa escuchando la televisión hablaron del salón de ella, dijeron que era un salón muy exitoso y que en él se habían presentado grandes escuelas de ballet, ella sabía que me encantaba el ballet, pero me ocultó esa gran noticia. Ya me lo contó dos semanas después de que la noticia había salió, ese día supe que solo me había utilizado para ganar fama y tener un gran reconocimiento.
—Debió de ser demasiado doloroso saber eso de tu propia familia.
—Desde ese día prometí darme mí lugar y tratarla como una persona fuera de mi círculo familiar, de todas mis tías es con la que menos quiero tener relación.
—Eres fuerte —sonreí— has superado muchas cosas dolorosas, como la perdida de tu vista y el dolor tan grande que te causo el acto de tu tía. — me limite a suspirar y a sonreír mientras este empezaba acariciar mi cabello con delicadeza—
Nos quedamos un buen rato en silencio mientras sentía sus manos acariciar mi cabeza, escuchaba el agua correr en el lago de manera suave y al búho cantar de vez en cuando.
—Cuéntame un poco de ti, hemos hablado mucho de mí y casi no sé nada de ti —dejé salir un suspiró acompañado de una sonrisa—
—¿Qué quieres saber de mí?
—Muchas cosas, sabes muchas cosas de mí ya, hemos compartido muchas cosas que me gustan, pero nada que a ti te guste.
—Te lleve al salón de música, me gusta mucho ese lugar.
—Solo eso has compartido conmigo y nada más, tampoco me has hablado mucho de ti.
—Dime que quieres saber de mí y te contaré de a poco, pero no exageres April; eres demasiado entrometida —rio y bufe—
—Tu mamá y tu papá no son de Alemania ¿cierto?
—Mmm, no lo son; ellos son italianos al igual que mis hermanos y yo —asentí con mi cabeza—
—¿Puedo hacerte una pregunta al respecto de tu pasado? Está bien si no quieres responder, soy demasiado entrometida como ya lo has dicho —rio—
—Hasta que aceptas lo que realmente eres —golpee con delicadeza sus costillas—
—Ahg —un quejido salió de sus labios—
—¿Qué te pasó? —el golpe que le di no pudo lastimarlo, algo le había pasado antes—
—Nada, pero responderé a la primera pregunta que me harás y no preguntes más al respecto de mi quejido o no responderé ni una pregunta más —rendida asentí—
—¿Quiénes eran los chicos que te llamarón en el colegio y por qué te llamaban Klaw? —suspiró—
—Sabía que no podría escapar de esta pregunta, enserio eres entrometida.
—Anda responde —reí—
—Tres años atrás pertenecí a una banda que se hace llamar patas de gato, tal vez no hayas escuchado de ellos; pero son conocidos por su increíble cautela, cuando nos enfrentábamos a otras bandas siempre triunfábamos, ellos me llamaban Klaw: porque dicen que era el menor de la banda, pero también tenía buena impresión en ella, entré a la banda cuando tenía 14 años y me retiré cuando tenía 16, hace un año apenas —suspiró— me buscaban porque quería que volviera, él que estuvo hablando conmigo es el sublíder de la banda, después de él viene el líder, sabía que salirme de la banda no iba a ser fácil, pero no me habían molestado hasta ahora que volvieron aparecer, tal parece que necesitan que vuelva pero no lo haré, prometí que cambiaría y lo haré.
No mencioné nada por unos segundos y solo opté por guardar silencio, tal parece que su pasado no era muy agradable para él.
—¿Tu mamá sabe que has estado en una banda? —interrogué—