Dante Cassano.
Desperté antes de que la alarma sonará y miré alrededor de mi habitación, estaba acostado a los pies de la cama, levanté un poco la cabeza para mirar a la cabecera y ahí la vi; se veía tan linda dormida, sus cabellos castaños caían por sus hombros y cara, desvié la mirada y agarré mi celular para mirar la hora, eran las 4:30 de la mañana, nunca me había levantado tan temprano.
Me levanté despacio tratando de no hacer ningún movimiento brusco y despertarla, agarré la toalla y para meterme al baño. No entiendo porque lo hice, pero ahora debería de llevar a April a su casa por su uniforme, con toda la pereza que traía me arrastré hasta la ducha.
...
Agarré mi uniforme y empecé a vestirme, metí unas cuantas cosas en mi bolso; un aerosol, un pincel, la caja de cigarrillos y agarré mi loción favorita para echarme un poco.
Con el saco en mano me acerqué al lado dónde se encontraba April durmiendo y la moví con brusquedad.
—Levántate de una vez o me volveré acostar y no te llevaré a tu casa —sacudí su hombro—
—¡Ya voy! —un pequeño grito salió de sus labios rosados—
Me quede parado en la cabecera de la cama mientras veía como esta se acomodaba el cabello con sus dedos y una sonrisa salió de mis labios, es torpe muchas veces.
—Sal de la habitación —mencionó mientras empuñaba su blusa— voy a vestirme.
Me levanté para dirigirme a la puerta, agarré la manija y le di la vuelta, cuando la puerta se abrió la cerré simulando que había salido.
—¿Por qué aún sigues aquí? —su pregunta me tomó por sorpresa—
—¿Cómo lo sabes? —interrogué—
—Tu perfume.
Solté la presión que tenía en mis hombros y los deje caer liberándome de esta... Maldito perfume, esta vez volví a tomar la manija y abrí la puerta para salir y cerrarla tras de mí.
Esperando que esta se vistiera me recosté en la pared y a lo lejos vi a Luca acercarse a mi habitación, cuando me vio parado fuera de esta se paró frente a mí y me miro serio.
—Papá quiere verte, está en la sala esperándote —mencionó con una seriedad que un escalofrío recorrió mi cuerpo, siempre que me encuentro con mi padre y cruzamos palabras las conversaciones no terminan bien—
Me incorporé y baje las escaleras con algo de nervios, al estar en la primera planta vi a mi padre sentado en la sala, con pasos firmes y decidido me acerque y me paré a un lado de él.
—¿Para qué me necesitas? —interrogué con seriedad mientras este tomaba una taza de café—
—Habla con más respeto, estás dirigiéndole la palabra a tu padre, no a uno de tus amigos —mencionó con un tono fuerte—
—Tengo que ir al colegio, si no te afanas llegaré tarde.
—Son las 5:10, ¿irás tan temprano al colegio? —solo guarde silencio— ¿por qué no has ido a los viñedos?
Sabía a donde iba con esa pregunta, tal vez mi padre no se detendría hasta que aceptara unirme a sus negocios.
—Te dije que no quiero ser parte de tus negocios, estoy bien así.
—No te pregunté si quieres, te dije que era tu obligación hacerlo, Luca lo hizo. Él está cumpliendo con su deber como miembro de esta familia —mordí mi labio—
—Él ya decidió su camino y yo ya decidí el mío, no entraré a los negocios, así lo tomes como un insulto a la familia no lo haré —trataba de mantener mi compostura y no doblar el brazo por lo intimidante que puede llegar a ser mi padre—
—Te daré este mes para que pienses bien —quería protestar, no iba hacerlo—.
Me levanté del mueble dispuesto a salir de la sala y volver con April.
—Linda chica —me giré sobre mis talones y lo miré mientras este mantenía una sonrisa en sus labios— no sabía que traías chicas a la casa.
Escéptico pensé lo que diría y sin darle más vueltas hablé.
—No traigo chicas a casa, es solo una amiga.
—¿Duermes con tus amigas?
Que pregunta más indecente, no solo me estaba faltando al respeto, sino que también lo hacía con April.
—Espero que tu pregunta no sea de doble sentido —me di la vuelta y subí las escaleras para volver a la habitación—
Estando afuera mordí mis labios y solté los puños que ya venía sosteniendo desde hace un buen rato.
—¿Ya estás lista? —interrogué con el tono fuerte y frío que manejo—
—Sí —la observé y traía la misma ropa de ayer, no tenía tan siquiera un saco—
Pasé por su lado dirigiéndome a mi closet y agarré uno de mis sacos para ponérselo en sus manos.
—Ponte eso, no quiero que enfermes por mi culpa, que siendo obvios no lo es. —un gestó de disgusto apareció en sus labios—
Salimos de la habitación, como ya era costumbre ella me agarró de la mano para poder guiarse, al bajar las escaleras apreté un poco su mano para asegurarme de que no fuera a caer por estas.
Antes de salir miré hacia la sala y mi padre aún estaba sentado, pero esta vez estaba hablando por el celular.
Agarré el segundo casco que reposaba en mi moto y se lo puse.
—Sube —no mencionó nada, solo hacía lo que le pedía y sujeto mi hombro para poder subir, cuando sentí sus brazos rodear mi cintura di una patada para prender la moto arrancar—.
El viento cubría mis manos mientras las luces de la calle entraban por el vidrío del casco, disfrutaba la vista de una madrugada dónde aún el sol no se deja apreciar.
Frené al llegar a la casa de April, está bajo con cuidado, me acerque al timbre y lo toque. Al hacer tal acto pude notar sus nervios, su mano se tensó y apretó un poco la mía, tenía miedo y yo igual, era es la primera vez que soy responsable que una chica pase la noche fuera de casa.
La puerta principal se abrió dejando ver a una señora con uniforme haciendo que los nervios que estaban empezando a brotar disminuyeran, al ver a April agarrada de mi mano la señora solo sonrío y nos dejó pasar, con algo de nervios caminé por el inmenso pasillo.
Llegando a la sala solté su mano y esta se quedó quieta unos segundos para luego voltear en mi dirección.