8:30 P.M
Dante Cassano.
Me removí varias veces en la cama, mi debate interior me mortificaba, aún no decidía si ir o si solo ignorar todo y concentrarme en mí.
Podría decir que, "te odio April" y no me arrepentiría, si tan solo no hubiera ido a buscarla mi noche sería tranquila. Que patético me siento en este momento.
Decidido me levante y tome mi saco que reposaba en el sillón de mi habitación, me acerque a la mesita que estaba en la entrada de mi habitación y tomé las llaves de la moto para salir y dirigirme a dónde se encontraba esta.
...
Llegué a la casa de Maicol, el lugar estaba lleno y la canción se oía desde afuera, personas entraban y salían de la casa; mientras caminaba a la entrada podía ver a varias parejas recostadas en los carros besándose, otros en la oscuridad, unos tomando y otros fumando y quien sabe haciendo que otras cosas más.
Al entrar a la casa pude ver como las personas bailaban, tomaban y otras solo estaban sentadas en el sofá hablando en grupitos, detalle el lugar tratando de encontrar a April, lo que me parecía imposible ya que no lograba localizarla.
Caminé por todo el lugar y llegué a un pasillo, entre en este y salí al patío trasero de la casa.
Miré a mi alrededor y había una piscina grande que era iluminada por luces que sobresalían de lo profundo de esta, era una gran fiesta para ser solo una celebración por el nacimiento de una "nueva relación" y ahí estaba: con el cabello suelto y manteniendo una gran sonrisa en su rostro mientras Adam la sostenía de la cintura.
No era una escena muy agradable para mi ser, más sin embargo los observé por un momento y luego me giré sobre mis talones para retirarme del lugar, busqué un lugar tranquilo para relajarme.
Al llegar a una zona verde que estaba me senté detrás de unos arbustos, era tranquilo, aunque la música se escuchara un poco lejos; cerré los ojos y me deje llevar de un profundo sentimiento que era una mezcla de tristeza, confusión y desespero.
—Aquí estás —una voz hizo que me sobresaltará, esperaba cualquier cosa menos escuchar su voz. Era April—
—¿Qué haces aquí? —interrogué escéptico—
—La misma pregunta te hago —claro, ella no esperaba a que viniera, que feo se sentiría que la persona que causa algo extraño en mí que no puedo explicar me dijera que quiere que me vaya, no estría listo para eso— la fiesta es allá dentro —terminó por decir, sí. Me había tomado por sorpresa—
—Es una fiesta muy aburridora —esperé con ansias su protesta, quería oír su voz quejándose como siempre lo hacía—
—Lo es —con confusión giré en su dirección— Adam solo habla con sus amigos, pude sentir el olor de tu perfume y por eso te seguí.
—Tienes olfato de perro
—¿Qué? —interrogó incrédula—
—No me acerque mucho a ustedes y aun así pudiste sentir el olor de mi perfume.
—Conozco el olor de tu perfume, es fácil de reconocer el olor.
No respondí y me quedé en silencio, no veía necesario hacer algún comentario.
Pero el silencio no duró mucho, ella tenía muchas cosas que decir al parecer.
—Creí que no vendrías —guardé silencio y no respondí— esperaba con ansias que llegaras en algún momento, estaba perdiendo las esperanzas, pero cuando sentí el olor de tu perfume un sentimiento inexplicable hizo que me emocionara y quisiera saber a dónde te dirigías.
—¿Por qué querías que viniera? No es como si fuéramos muy cercanos.
—No lo sé, también me pregunte lo mismo un par de veces —dejo salir una pequeña risita—
El silencio no tardó en reinar, la noche era hermosa; las estrellas resplandecían y la luna le hacía una hermosa compañía, giré mi cabeza en dirección a April y está estaba acostada a un lado mío con la miraba al frente y sin una expresión en su rostro, a veces me preguntaba qué pasará por su cabeza. Me gustaría saber al menos que pensamientos tiene.
Di un suspiró profundo y volví con mi cabeza al frente, me debatía en si debería hacerlo o si debería de ignorarlo, pero no lo hice.
Dejé que ese impulso me llevara y con lentitud acerqué mi mano a la suya e hice un pequeño rose de la suya con la mía. Esperaba ver una reacción en su rostro, pero no pasó nada, no sé qué era más frustrante, si esperar su reacción o el hecho de que por más que quisiera no me sentía capaz de irme de este lugar.
Fui retirando mi mano despacio y antes de recoger por completo mi mano sentí la suya sobre la mía, confundido giré en su dirección y la miré tratando de entender algo.
—¿Por qué no la tomaste?
—¿Qué? —interrogué confundido—
—Sentí tu rosé en mi mano, esperé a que la tomaras, pero no lo hiciste. ¿Por qué?
—Creí que te haría sentir incomoda
—No lo harás, ya he tomado muchas veces tu mano —una pequeña sonrisa de labios cerrados salió de sus labios haciéndome sentir mejor que antes—.
Nos mantuvimos sosteniendo nuestras manos bajo la luz de la luna, no creí que fuera a pasar esto, pero me alegra y me hace sentir bien, giré nuevamente mi cabeza y posé mi mirada en sus labios, mantenían su color natural, rosados sin una pisca de labial. Que tentador, sabía que ella ahora tenía novio y ya no podía besarla como lo hice una vez, lo hice por puro capricho.
—Siento que si no hago lo que estoy pensando me voy arrepentir luego —mencioné—
—¿Qué es lo que estás pensando?
No respondí a su pregunta y solo guardé un pequeño silencio el cual aproveché para tomar la decisión y soltar un suspiro.
—Lo siento, pero tengo la necesidad de hacer esto.
Antes de que ella articulara una palabra me acerque de golpe a sus labios y los junté, esperé a que esta reaccionará y me quitara de golpe, pero ese momento no llegó y me sorprendió el hecho de que en vez de quitarme solo movió sus labios y me tomó de la mejilla, decidido tome su nuca y también empecé a mover mis labios. No sabía porque había respondido a mi beso, pero no desperdiciaría el momento preguntando.