April Winkler.
Viernes 6:59 p.m.
Con ayuda de las empleadas me encontraba acomodando mi ropa, estaba emocionada; quería brincar y sonreír a causa de ello.
—Te ves hermosa —la voz de mi madre apareció atrás de mí—
Me giré sobre mis talones con temor, tal vez mi mamá se retractaría a la idea de dejarme ir.
—Ya está abajo esperando por ti —su tono sosegado me tenía algo inquieta— ya he hablado con él, y me parece muy bien que te diviertas.
Una sonrisa apareció en mis labios, hace mucho que no salía a divertirme. Y ahora que estaba a punto de hacerlo mi madre estaba apoyándome, no podía estar más feliz.
Cuando la chica del servicio terminó de alistarme me abalancé a los brazos de mi madre y está me recibió en ellos con una gran risa acogedora.
—Si ya estás lista ve y diviértete, no le hagas esperar mucho.
Me separé un poco de sus brazos y con una gran sonrisa me alejé de ella, iba a tomar el bastón, pero una mano tomo la mía antes de posar mi mano en él.
—Hoy no lo necesitaras —acogió mi mano en la suya y me guio fuera de la habitación mientras sostenía mi mano entre la suya—
Al bajar las escaleras pude presenciar el olor de un perfume diferente, estaba tratando de memorizarlo para poder reconocerlo en cualquier lugar, una vez que mi madre se detuvo sonreí al creer que ya estaba frente a Dante.
—Te encargaré a mi más preciado tesoro —articulo—
—Se la traeré sana y salva doña Isabella —la voz de Dante apareció siendo música para mis oídos—
Mi madre soltó mi mano y me abrazo, parecía una despedida. Que drama estaba haciendo.
Al separarme de ella me acerqué a Dante y este tomó mi mano, antes de dar unos cuantos pasos me giré en dirección a mi madre y me despedí.
Caminamos por el largo pasillo que había en mi casa para luego salir y al hacerlo oí una puerta abriéndose.
—¿No iremos en tu moto? —cuestioné—
—¿Te parece apropiado andar en una moto cuando estas bebiendo? —negué—
—¿Hoy tomaríamos? — cuestioné en mis adentros.
—Bueno, entonces sube —no dije nada, solo asentí y con su ayuda entre al auto y luego este entro y se sentó al lado mío— Marek llévanos House of weekend.
El auto arrancó, deslicé mis manos sobre la ventana y fui tocando con cuidado hasta que sentí un botón, supongo que ese sería el de bajar el vidrio de la ventana. Con cuidado lo presioné y el viento frio empezó a entrar de a poco hasta que entro en gran cantidad cubriendo mi rostro con una suave brisa fría.
—La noche debe de ser hermosa —mencioné en voz baja—
—Lo está —mencionó— tal parecía que si me había escuchado— las luces hacen que la ciudad se vea hermosa.
Giré mi cabeza en la dirección de su voz y le regalé una cálida sonrisa.
—Gracias por compartir lo que puedes ver conmigo.
—No lo agradezcas, me gusta contarte lo que puedo ver —agarró mi mano entre la suya y la apretó suave, sus manos eran cálidas y suaves—
...
Luego varios minutos de viaje el auto frenó, al hacerlo pude escuchar algo de música, estaba algo fuerte y las voces de las personas se escuchaban. Luego de un corto tiempo sentí la mano de Dante sobre la mía de nuevo.
—Vamos —mencionó— cuando estemos listos para irnos te llamaré.
No escuché respuesta del chofer, solo un asentimiento el sonido de sus labios.
Salimos del auto y este sujeto con un poco de fuerza mi mano cuidando de no lastimarme, me quedé un rato parada impidiendo que este avanzara, sentía algo de nervios al escuchar tantas voces en mi alrededor, tomé una gran bocada de airé y solté mis brazos dándole a entender que ya estaba lista. Dante solo me dio un pequeño apretón y empezamos a caminar entre las multitudes de voces.
Caminamos por varios minutos dónde no sabía que pasaba, solo escuchaba algunas cosas fuera de gritos.
—¡Dante! —la voz de una chica se hizo presente en mis oídos—
Era la voz de la chica del colegio que me había ayudado a ir al salón.
El mencionado al escuchar su voz se detuvo y empezó a caminar en la dirección de dónde había venido la voz.
—Creí que no vendrías —volvió hablar Dante se detuvo— oh, —mencionó con asombro— nos encontramos de nuevo —pronunció en un tono cálido—
—Tal vez se distingan, pero para juzgar parece que no. Así que, Jace, Tina; les presento a April.
—Embocé una sonrisa de labios cerrados— un gusto —mencioné—
—Igualmente, —el chico respondió— eres más linda de cerca, te he visto varias veces en el instituto —mencionó con emoción— la chica que está conmigo es mi hermana, Tina —la mencionada no había pronunciado nada después de que Dante nos presentara—
Un pequeño incómodo silencio se estaba apoderando de la situación, no sabía que hacer al respecto. No los conocía lo suficiente para invitarlos a algo, solo se sus nombres a duras penas.
—También me da gusto conocerte —rompió el silencio después de varios segundos que ya se me hacían minutos— ya hemos cruzado palabras antes, pero no sabíamos el nombre de la otra, tienes un lindo nombre —pronunció con amabilidad—
—Gracias, también tienes un lindo nombre —sonreí—
—¿No creen que ya es hora de entrar? —Jace pronunció—
—Sí, luego s eira llenando y ya no será cómodo entrar —Dante le dio la razón— vamos —entrelazo sus dedos con los míos cerrando nuestras manos y caminamos en la dirección de dónde venía la música, cada vez que nos acercábamos más la música de oía más fuerte—
Al entrar a la discoteca la música se escuchaba más fuerte que antes, las personas habían incrementado, cada vez que caminaba chocaba sin querer con algunas personas. Al sentirme algo sofocada por la aglomeración que presentía sujete con algo de fuerza la mano de Dante y me apegué aún más a su brazo.
—Aquí hay escaleras —mencionó un poco fuerte en mi oído para que pudiera escucharlo— ¿crees que puedas subirlas? —asentí con algo de nervios— ven.