Your face

Episodio 1

 

 

Ahí iba él, caminando tranquilamente hacia la casa contigua. Sabía que lo miraba. Estaba segura. Jamás volvía la cabeza, pero lo sabía, y sabía que yo lo sabía. Por mucho que pensara no lograba comprender cuál era el punto de tocar la puerta y luego irse al segundo, sin inmutarse, sin ningún tipo de remordimiento; como si no hubiera hecho a nadie levantarse de su cómoda cama.

Su horario era de siete de la noche a nueve. Dentro de ese lapso de tiempo hacía acto de presencia, pero nunca duraba más de dos segundos. Era terriblemente irónico que, a pesar de haberlo visto ya tantísimas veces, no conocía su rostro. Es difícil conocer la cara a alguien cuando solo has visto su espalda al caminar.

El hecho de no saber cómo lucía me causaba todavía más molestia. ¿Cómo se atreve a tocar mi puerta sin motivo aparente todas las malditas noches y no permitirme ver su rostro?

Me irritaba distinguir el sonido de su manera de tocar y me irritaba más bajar solo para acabar viendo su estúpida espalda. Sospecho que vende algún producto, probablemente comestible. Si ese es el caso, entonces su estrategia de venta es de lo más absurda, ¿Espera que le compre mágicamente por telepatía sin saber siquiera qué es lo que vende? Lo había oído hablar y ofrecer algo a la señora de al lado desde mi ventana, he intentado mirarle desde ahí más veces de las que mi dignidad me permite admitir sin conseguir algo además de marcas rojas en la frente. Es humanamente imposible lograr ver algo desde esa altura con las barras de metal impidiendo asomar siquiera un poquito la cabeza para fisgonear. Además, se supone que lo hacía de incógnito, lo que dificultaba todavía más el objetivo.

Infantil, pero absolutamente necesario.

Jamás permitiría que supiera que me fastidiaba a tal punto que tenía la necesidad de ver su rostro. Ya me tomaba la molestia de espiarlo.

 

-Tch. Ya vas a ver - sisee decidida (como todas las veces anteriores) a atraparlo la próxima vez.

 

Mi plan A es simple. Bajar a la velocidad de la luz los tres pisos de escalones desde mi habitación hasta la entrada principal, su punto de ataque. No le daré tiempo de dar un solo paso.

El plan B no era muy tentador. Consistía en sentarme tres horas frente a la puerta, esperar que aparezca y atraparlo infraganti.

A ver, no es que tenga algo más interesante que hacer con mi tiempo, pero me niego rotundamente a concederle tres valiosas horas de mi vida a una persona cuya existencia me ha estado atormentando durante meses.

Jamás. Decididamente no.

Eso y que requería paciencia, una de las muchas cualidades de las que carezco.

 

 

 

•🕴️💌🤫•

 

 

 

Ahí estaba ella, caminando apresuradamente mientras luchaba con los cordones de sus zapatos. Iba tarde a la escuela, de nuevo. O eso suponía, nadie podía andar de ese modo con esa expresión de preocupación a menos que vaya tarde a algún lugar. Sabía que ella no tenía idea de que la miraba, lo hacía todas las mañanas y nunca volvía la cabeza un centímetro en mi dirección.

Por mucho que lo pensara, no lograba comprender cómo podía ser tan distraída. No es que sea un acosador ni nada por el estilo pero, vamos, pasaba frente a ella todas las mañanas y jamás me había mirado siquiera de reojo. A pesar de que éramos (podría decirse) vecinos.

Verla cada mañana se había convertido en una placentera costumbre. Solía imaginar la expresión que podría tener al día siguiente, a veces lucía somnolienta, otras especialmente animada o  simplemente aburrida. En alguna que otra ocasión paraba en seco, probablemente, recordando algo que había olvidado en casa. 

El verle no duraba demasiado. Solo unos pocos segundos en las mañanas. A veces de lejos. Otras de cerca, pero no lo suficiente.

Sonreí.

Bueno, también podía estar “cerca" de ella en la noche. Por un breve momento.

No la veía, pero sí la oía.

Oía sus pasos corriendo a toda prisa para llegar antes de que pudiera irme.

Oía sus resoplidos de frustración al ver que yo había sido más rápido.

Sentía su mirada atravesarme la espalda mientras me observaba desde la ventana.

Tocar la puerta de aquella casa quizá era mi actividad favorita del día.

Infantil, pero absolutamente satisfactorio.

No era como si no desease que me alcanzara, que abriera la puerta en el mismo instante en que yo esté ahí. Pero igual terminaba yéndome antes de que ella tuviera oportunidad de tocar el pomo siquiera.

Quería su atención a toda costa. Así que había creado un par de planes con ese fin. 

El A era simple (más o menos). Llamar a su puerta, presentarme como lo haría cualquier persona normal y pedirle su número, así, naturalmente se fijaría en mi. No obstante, ya había transcurrido casi un año y yo seguía a la mitad del paso uno. Me divertía tanto que lo aplazaba cada vez.

Y el plan B: Seguir el plan A hasta lograr resultados.

Aunque no lo parezca, no dispongo de mi tiempo como me gustaría. Era imposible estar más asfixiado con todo lo que tenía para hacer. Pero, entre todo el ajetreo del día, pensé que sería justo darme un respiro, dedicar unos momentos de mi vida a la persona cuya existencia iluminaba la mía desde hacía meses.

Gracioso, teniendo en cuenta que ni siquiera sabía cuál era su nombre.

- Atrapame la próxima vez - dije, sabiendo que no me escuchaba. Caminé tranquilamente hacia la casa contigua con una sonrisa idiota en los labios. Lucía como un tonto con la expresión que sabía que estaba haciendo. Qué importa.

De todos modos, estando de espaldas, ella definitivamente no podría verla.

 

 

 

•🕴️💌🤫•

 




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