Los triángulos amorosos son de lo peor. El primer drama que vi en mi vida era un triángulo amoroso y todavía no me recupero de ese golpe.
La protagonista, esa desgraciada, no solo botó al protagonista sin una razón válida sino que a pesar de seguir enamorada de él se quedó CON EL AMIGO; El amigo de la infancia de él, de toda la vida. De todas las personas que pudo haber elegido...
- Ay pero que asco.
- ¿Qué cosa?
Mi madre me miró.
- Ma, ¿Tu qué pensarías de una muchacha que deja al amor de su vida para luego irse con el mejor amigo de este por agradecimiento?
- Que los dos son unos desgraciados - respondió sin dudar. Exactamente, mami querida. Totalmente de acuerdo.
Tenía que ir al supermercado por unas cosas y a mi madre ya le tocaba hacer las compras, así que decidí acompañarla. De vez en cuando aprovechaba cuando se distraía y hechaba productos al carrito que yo sabía que no estaban en su lista, ella tampoco la respetaba al fin y al cabo.
Hoy iría a visitar a la señora Galicia y el plato especial era un delicioso tiramisú. Repasaba los estantes con la mirada cuando de pronto me choqué con alguien. Era un muchacho, sus ojos verdes se abrieron de par en par mientras me examinaba con frenesí de pie a cabeza. Ni siquiera tuve la oportunidad de disculparme ya que él salió disparado a algún lugar muy lejos de mi nomás cruzamos miradas.
- ¿Huelo mal o qué? - me pregunté mientras observaba a lo lejos su cabello rubio miel saltando de arriba abajo debido al trote. Nunca vi a nadie tan asustado por encontrarse conmigo - Seguramente no le gusta hablar con la gente.
- Hija, vamos. No puedo quedarme un segundo más aquí.
Los ahora tres carritos estaban a rebosar de productos tanto de limpieza como comestibles. La pregunta que me haría sería cómo diantres había hecho para agarrar todo eso en los cinco minutos que le quité la vista de encima, pero la interrogativa de cómo hacía para llevar ella sola tres carritos era aún más grande.
- Bruja tenías que ser.
- Deja las estupideces y ayúdame a llevar esto a la caja para pagar. Compré un poquito más de lo que estaba en la lista, así que está algo pesado - dijo casual mientras se limpiaba el sudor de la frente. Mi madre tiene algunos problemas para controlarse cuando lleva dinero encima. Me heredó ese mal a mi, por cierto.
- ¿Quién era ese muchacho? - me codeó, dirigiéndome la cara de: “Jijiji, ¿Es tu novio?"
- Nadie, mamá.
- Vi como chocabas con él “por accidente" - se cubrió la boca para ahogar una risita.
Ay por Dios.
- Entonces también viste cuando salió corriendo como si yo tuviera lepra.
- ¿Y por qué no fuiste corriendo detrás de él? - me preguntó con obviedad, como si la rara fuera yo por no haber considerado esa opción - Por esto aún no tengo yerno.
No, mami adorada. Lo que pasa es que para tener uno de esos, primero es necesario que tú hijita tenga un pretendiente.
Suspiré.
- Me duele la cabeza - dije, en parte para cambiar de tema y en parte porque de verdad me dolía. Y sí funcionó. Mi mamá se acercó y me examinó la cara, y al parecer no tenía muy buena pinta porque dijo, ya seria:
- Ven, vamos a pagar rápido para que te tomes algo en la casa.
°°°°
Fruncí los labios, disgustada. MJ se reía en mi cara por cuarta vez en la llamada y yo no estaba muy contenta con eso de ser su nuevo bufón.
- Entonces... - río - Déjame ver si entendí, ¿Le propusiste hacer todo el trabajo tu sola solamente para no tener que pasar tiempo con él? PUAJAKAJAAJJHAKAJAJJAJA.
- No todo - la mayor parte.
- ¡Y te dijo que no! JAKAJAKSAJAJA.
Volteé los ojos. Pues sí, ese neandertal no quiso aceptar mi trato, ¿Por qué? No lo comprendía, MJ tampoco. Ella dijo que ojalá algún día alguno de sus compañeros le propusiera algo así, aceptaría sin dudarlo y es que ¿Quién no?
Solo un idiota, claro.
- Puede que solo quiera pasar más tiempo contigo, para ser amigos y así.
Ay, Dauli, Dauli...
Ella nunca veía la malicia en nada que la rodeara. A sus ojos todos éramos seres de luz.
- Mi hermoso y compasivo saco de carne, no es así - le dije tajante - Él jamás haría eso por razones tan puras y bellas como las que tú albergas en tu corazón.
- Hablas de él como si fuese alguna especie de demonio...
- No. Es un mierda - proclamé - Esos son más peligrosos que los demonios.
- Sé que no te cae bien pero... ¿No crees que, quizás, estás exagerando un...poco?
Ella no tenía ni idea. De nada. Tengo todas las razones para detestar a ese enorme pedazo de mierda. Pero ya no valía la pena hablar sobre eso. Además, Dauli tiene una amistad con él, no quiero meterle cizaña sobre uno de sus amigos siendo que aquello es solo mi problema.
- Yo pienso igual - se unió MJ - B, estás haciendo demasiado drama.
Me quedé en silencio, los argumentos que tenía para defenderme no podía decirlos en voz alta. Qué más daba. De todas formas, no importa lo mucho que me queje, tendré que hacer el trabajo con él de una forma u otra. Ya había intentado convencerle después de aquella plática, pero fue inútil. Hasta fuí con el profesor Edward, le supliqué que por favor me dejara cambiar de grupo explicándole las mil razones por las que no podía trabajar con Kristopher Cipriano. Eso también sirvió para nada. Lo único que conseguí con mi insistencia fue que el profesor se molestara conmigo, dijo que si tenía un poco de vergüenza debería aceptar el castigo sin chistar, que el hecho de que nunca dijera algo cuando llegaba tarde a su clase no significaba que no le molestara, que se supone que yo ya tenía la suficiente capacidad para identificar que eso no estaba bien, que debería ser puntual porque es la mínima muestra de respeto. Y un montón de cosas más que me hicieron sentir una irresponsable total. Él tenía la razón así que yo, resignada y apenada, desistí de poder convencerlo.
- Igual, no tiene opción - gracias por el innecesario recordatorio, Dauli - Es el trabajo final y abarca cinco notas en total que están en el 30%.