El grito que salió de mis cuerdas vocales me aturdió incluso a mi.
- ¡¿Qu-qué está pasando?!
Al menos, el muchacho se veía igual o más horrorizado.
- ¡¿Qué te-?! ¡¿Qué te pasa?! - le grité.
- ¡¿Qué te pasa a ti?! ¡¡Sal de aquí ya!!
Iba a responder cuando me azotó de nuevo la presión en el vientre.
- ¡¡Sal tu!!
- ¿¿¿Qué???
- ¡¡Por favor!! ¡¡Te lo suplico!! ¡¡Necesito usar el baño!!
Confundido, mojado y desnudo, asintió frenéticamente.
- ¡E-esta bien! - accedió, tapando su aparato reproductor con las manos. Cerré los ojos con fuerza hasta que oí sus pasos trotar junto a mi y luego el sonido de una puerta siendo azotada. Sin esperar más tiempo, entré a la habitación y cerré la puerta tras de mí con la misma fuerza que la había abierto. Antes de alzarme el vestido o hacer cualquier otra cosa, pase el seguro al pomo. Mejor prevenir.
- ¡Cielo Santo! ¿Qué está pasando? ¿Qué son todos esos gritos? - oí la voz de Cristine en el pasillo. Giró la perilla, intentando abrir la puerta. Como no obtuvo resultado, empezó a golpear la madera una y otra vez - ¡Muchacha! ¡Muchacha! ¿Estás bien?
No le respondí hasta unos segundos después, cuando al fin me había liberado. Todo el líquido había sido exitosamente expulsado en donde debía.
Suspiré. Las imágenes del suceso me abofetearon.
- No - negué abrumada - ¡No lo estoy!
- Pero, ¿Qué está pasando?
°°°°
- Benediht Coupland. Más vale que tengas una buena explicación - Cristine, con ambos brazos cruzados sobre su pecho, observaba con dureza al muchacho (ya vestido) frente a nosotras.
- No sé qué decirte, abuela - su voz, suave como una pluma, salió temblorosa. Pobrecito, ha de estar tan traumado como yo - Estaba en la ducha, salí un momento porque me olvidé del acondicionador cuando de pronto la puerta se abrió.
- Se abrió - repitió ella.
- Así es - tragó él. Su cabello goteaba debido al exceso de agua, provocando un “plop" que hacía dúo con el tic tac del reloj.
- E-esa parte fue culpa mía - confesé lo obvio. Dos pares de ojos, tan verdes como las esmeraldas, se giraron hacia mi persona. Tragué grueso - Yo... Lo siento muchísimo, solo quería encontrar el baño. De haber sabido que estaba ocupado jamás habría...
Respiré profundamente.
¿Por qué me pasan estas cosas?
- Discúlpame - le supliqué al rubio, encontrándome con sus ojos por primera vez desde que me cedió el baño - De verdad lo lamento.
- ¿Por qué no entraste al baño que está aquí, en este piso? - preguntó.
- Por la tubería rota...
- ¿Tubería rota?
- Sí. Cristine me dijo que lo mejor era que no entrara ahí porque olía muy mal así que decidí ir arriba - expliqué, intentando con todas mis fuerzas controlar el impulso de levantarme e irme lo más lejos posible de esa casa.
- ¿De qué estás-? - se interrumpió, girando su cabeza hacia la mujer arrugada que veía a todos lados menos a nosotros - Abuela. ¿Puedo hablar contigo a solas un momento?
Entendí el mensaje perfectamente y también se lo agradecí. No podía estar más abochornada. Lo único que deseaba era irme a mi casa.
- Yo... yo ya me voy - salté de mi asiento cual resorte y, en un parpadeo, ya estaba frente a la puerta de salida. Sin perder tiempo, abrí a toda prisa.
- ¡Espera! ¿No íbamos a desayunar? - oí a Cristine gritar justo cuando el viento que provocó la madera al cerrarse me azotó la espalda.
°°°°
Narrador omnisciente
Benediht se echó hacia atrás el cabello mojado que le cubría la frente. Apenas oyó el sonido de la puerta al cerrarse, viró su cuello hacia la anciana sentada en el mueble. Estaba afligida y más que frustrada. Con lo distraída que sabía que era aquella muchacha, debió haberle recalcado a qué puerta tenía que entrar.
- Te pido que me expliques ahora mismo qué fue lo que pasó - habló él, tomando asiento junto a ella - ¿Cuál tubería rota? Usé ese baño esta madrugada y está en perfectas condiciones así que no entiendo.
- No era así cómo tenían que pasar las cosas.
- ¿A qué te refieres?
- Le dije: “La segunda puerta comenzando el pasillo" ¡Eso fue lo que le dije! - chilló - No sé por qué fue al baño. Se habrá equivocado, ¡Yo qué sé!
- ¿Por qué querrías que una completa desconocida fuera a mi habitación?
- Cuidado con lo que dices, Benediht - le señaló la mayor con el dedo índice - No es una desconocida ni mucho menos.
- Para mí lo es, abuela - dijo el muchacho con pesar - No entiendo qué esperabas que sucediera entre ella y yo metiéndola a mi habitación con artimañas.
- Quería que estuviesen A SOLAS al momento de conocerse. Pensé que así sería mucho más romántico y entonces ustedes podrían-
- Ya detente. Te he dicho una y otra vez que así no es como funciona. No puedes juntar a dos personas a tu antojo como si fueran muñecos.
- Pero es que ella es tan buena...
- Sé que lo es. Si le tienes tanto aprecio debe serlo - aseguró él - Y le hiciste pasar un momento muy incómodo, abuela. ¿Cómo crees que se siente esa pobre chica ahora?
- ¡La quiero para ti! ¡Eso es todo! - exclamó - No era mi intención que las cosas se dieran... <así> - sacudió las manos, señalando la puerta por la que había salido la chica y a su nieto al recalcar el “así".
Él suspiró, masajeando su frente.
- Además, abuela - continuó - ¿“Íbamos a desayunar"? ¿Cuándo pensabas decirme? ¿Antes o después del “romántico" encuentro en mi habitación?
- Tuve que hacerlo así - alzó la voz Cristine, ofuscada -Cada vez que te voy a presentar a la muchacha sales huyendo de esta casa como si ella fuera la peste. ¿Acaso tienes novia, Benediht? - preguntó horrorizada.
- Y, ¿No te has puesto a pensar que quizá ella tiene novio? - repuso él evadiendo la pregunta.
- ¡No tiene! - saltó la mayor.
- ¿Cómo estás tan segura, abuela?
- ¡Ella misma me lo dijo! Además, si hubiese un muchacho en su vida ¡Yo lo sabría! Soy su amiga y vecina - espetó - Pero te digo una cosa, Benediht - lo señaló con su dedo índice, solía hacer eso cuando lo regañaba, eso y que su expresión se tornó tan seria que el muchacho lo único que pudo esperar fue la reprimenda - No va a ser por mucho tiempo. Esa muchacha es de oro ¡Oro! Tiene un corazón gigante y es preciosa. Más vale, nietecito, que te des cuenta de eso antes de que algún muchacho que <sí> aproveche las oportunidades se le acerque. Porque entonces ya habrás perdido cualquier posibilidad con ella. Te lo aseguro.