Mientras caminaba, mi cara se iba contrayendo a cada paso que daba. Debería ser considerado maltrato que lo obliguen a uno a ir a estudiar a las seis a.m, todas las escuelas que conozco entran entre ocho y hasta nueve de la mañana, ¿A quién se le habrá ocurrido que nosotros entrasemos en horas de la madrugada? Literalmente todavía no amanece. Debería estar en mi cama, enrollada en cuatro cobijas gruesas con este puto frío.
Castañeé.
- Me quiero ir.
MJ me miró.
- Recién estamos yendo - carcajeó ella.
- ¿Por qué hay que venir a estudiar? - me quejé aún sin parar de caminar. Las vacaciones pasaron en un parpadeo, ni siquiera pude relajarme como se debe por ese estúpido trabajo final de física, lo peor del caso es que ni siquiera me había acercado a terminarlo. Kristopher y yo no estábamos ni en la mitad - ¡Tengo frío! - me quejé por enésima vez.
- ¿Por qué no trajiste tu suéter? - preguntó MJ con su tono de mamá juzgón.
- ¡Está sucio! - lloriqueé. Me olvidé de sacarlo del rincón donde lo dejé tirado la última vez que lo usé y seguramente Mimi no lo había encontrado puesto que hoy cuando me disponía a usarlo estaba en el mismo lugar, sin ninguna mancha de suciedad visible, pero oliendo a ropa sucia de un mes.
- ¿Tres semanas y no lo lavaste?
- Me olvidé.
- Pobre de ti. Y justo con este clima. Te prestaría el mío, pero no soy tan altruista. Yo también tengo frío - acotó la morena encogiéndose de hombros, fruncí los labios, me entraron unas ganas enormes de arrancarle la prenda - ¿Qué? ¿Me tienes envidia, verdad? - se burló ella. Volví la cara hacia el frente con dignidad, ignorando su comentario.
Los siguientes dos minutos de camino estuvimos en silencio. MJ vive a cuatro minutos de la escuela y eso si caminas con calma. Con prisa llegas en uno y medio y corriendo estás en la puerta en sesenta segundos. Al principio me sentía afortunada de no vivir tan cerca de la escuela porque hay muchas más posibilidades de encontrarte con algún compañero de clase, pero pensándolo mejor, MJ era la más privilegiada entre las dos, podía perfectamente levantarse a las cinco y le daría tiempo de arreglarse y llegar a tiempo al colegio. En cambio, yo debo levantarme a las cuatro a.m y salir de mi casa faltando diez minutos para las seis. Que mundo injusto.
- Oh. Hay formación.
Dirigí mi mirada a los estudiantes dispersos por toda la cancha.
- Se viene charla de dos horas - sentencié.
- Es mejor que estar en clase - repuso mi amiga.
Pues sí, pero el salón seguramente está mucho más calentito.
- Ojalá no dure demasiado esto...
- Soñar no cuesta nada.
En el colegio, cada vez que volvemos de alguna pausa, reunen a todos los estudiantes y profesores en la cancha, hablan durante horas sobre las normas institucionales y la muy excelente disposición que deberíamos tener luego de “un descanso tan largo". Me gusta cuando hay formación porque, como dijo MJ, es mejor que estar en clase, pero hoy no se me hacía muy atractivo el plan. La cancha donde hacen estas formaciones está prácticamente al aire libre, la brisa está fuerte, y helada, y yo no tengo algo con lo que abrigarme.
- Vamos. Ya se están organizando - dijo MJ jalándome del brazo.
°°°°
Le dije a MJ que no iría a la formación, ella tuvo la intención de acompañarme pero un profesor la vió y no tuvo otra opción más que caminar hacia el montón de adolescentes para nada animados que se organizaban como bachacos para subir a las gradas. Yo me escabullí escaleras arriba, caminando con tranquilidad hacia el tercer piso.
Me quedaré allí las próximas horas y cuando mi grupo esté yendo al salón me colaré entre el tumulto. Así parecerá que estuve con ellos todo el tiempo y evitamos la reprimenda de algún maestro. Lo bueno es que hasta acá se oye el sonido de la voz del rector a través del micrófono, así que sabré cuando ya haya acabado todo.
Mis dientes castañearon, incluso aquí se sentía el frío. Me despoje del bolso, poniéndolo en el suelo para luego sentarme junto a él abrazando mis piernas. Menos mal me había acordado de comprar una nueva sudadera. Usar falda con este clima sería como un suicidio.
¿Cuánto irá a tardar la formación?
Reposé mi frente sobre mis rodillas, cerrando los ojos. Tengo tanto sueño...
De pronto, algo acarició mi cabello. Pegué un pequeño salto en mi lugar, levantando la cabeza de golpe.
- Pero qué-
- ¿Te sientes bien?
Un chico, cuya expresión no desvelaba más que desinterés, me observaba desde arriba.
- ¿No deberías estar en la formación?
- Lo mismo te digo yo a ti - contestó él tumbándose frente a mí - ¿Qué haces aquí sola, Mogüel?
- Afuera hace demasiado frío.
Sus ojos viajaron de mi cara a mis brazos. Arrugó la cara, disgustado.
- Solo a ti se te ocurre salir de casa sin un abrigo con este clima - dijo entre dientes mientras se quitaba la chaqueta - ¿Te quieres morir de una pulmonía o qué?
Acto seguido, me arrojó la prenda a la cabeza. Alcé una ceja, tomándola entre mis manos.
- Suenas como mi mamá - dije - Y toma, no tengo tanto frío - agregué extendiéndole la chaqueta.
Kristopher frunció apenas las cejas.
- Tienes los dedos morados - acotó - Y tú nariz está roja.
- Tengo alergia - mentí.
- No seas tan orgullosa y acepta la chaqueta, Mogüel.
No es orgullo, no voy a estar tranquila sabiendo que él anda por ahí recostándose a los rincones de las paredes para no congelarse.
Le puse el abrigo sobre las piernas.
- Dios, sí que eres terca - sin previo aviso, colocó la prenda sobre mis hombros, cubriendo mis brazos por completo.
- El terco aquí es otro - ataqué, arrancadome la calentita tela de un manotazo - Te dije que no tengo tanto frío. Ten - estiré el brazo con brusquedad esperando que la tomara. El suspiró, cerrando los ojos unos segundos.
- Este clima no te hace bien. Tienes asma, ¿O no? Por favor, colócate la chaqueta. Si te molesta porque es mía, al menos úsala un momento mientras yo voy a conseguir otra - se levantó - Volveré en un par de minutos.