Your face (borrador)

Episodio 24

Guardé mi celular a toda prisa y troté fuera del lavabo. Al llegar a las mesas, busqué con la mirada una cabellera rubia miel entre los comensales. Por un momento pensé que se había ido, cansado de esperar, pero luego lo vi a unos cuantos metros moviendo su brazo para que pudiese reparar en él.

Caminé hacia allí.

- Disculpa. Te hice esperar demasiado - articulé. El plato de Benediht ya estaba completamente vacío y yo ni me he acabado el pan insípido que está en el mío.

- Oh, está bien - él sonrió - Ni lo sentí.

- Perdón - murmuré apenada. No me estaba disculpando por hacerle esperar sino más bien por toda esta situación, no podía evitar sentirme responsable. Después de todo, él era el más afectado aquí. Comenzaba a dudar si de verdad había salido de él que yo estuviese allí, si Cristine estaba tan empeñada en que pasaramos tiempo a solas, no sería raro que obligara a Benediht a hacerme invitaciones y mentir sobre ello - ¿Me dices la hora, por favor?

Él asintió, murmurando un “por supuesto" mientras alzaba el brazo para descubrir de la manga de su chaqueta el reluciente reloj de mano que llevaba en la muñeca.

- 7:17 - sonrió. Pasaron tres minutos desde que Kristopher aseguró que vendría. No estaba segura de si cumpliría su palabra pero, en caso de que sí, entonces debería salir en un par de minutos a esperarle. Suele ser muy puntual - ¿Hablaste con esa persona? - preguntó el rubio al cabo de un momento. Asentí - ¿Esa persona tiene algo que ver con lo que hablamos? Dijiste que sabías de algo más efectivo para poner a raya a mi abuela, pero que debías hablar antes con alguien.

- Ah... Sí. Eso - me mordí el labio, sopesando si era conveniente que Benediht supiera todo. Por lo que he visto, es complaciente, quizá también fácil de convencer. Además, él y Cristine suelen discutir seguido, puede que en un descuido se le escape la verdad. Mi mirada viajó a la pared lejana frente a mi donde un reloj moderno marcaba las 7:19. ¿Salgo ahora? Todavía faltaban cinco minutos, pero ¿Y si llegaba antes? Aunque... - ¿Habrá tráfico? - inquirí en voz baja.

- ¿Cómo? - preguntó mi acompañante - Perdón, no entendí lo que dijiste.

- Oh, nada - sacudí la mano - Me preguntaba si hará demasiado frío afuera. Tu abuela lleva un buen rato que se fue - comenté para distraerlo del hecho de que no respondí a su pregunta.

- Debería ir por ella... - Benediht hizo el ademán de levantarse.

- Iré yo - me ofrecí levantándome de un salto. Si es que el pelinegro va a venir, no debe tardar en llegar. Saldré y lo esperaré unos quince minutos, luego de ese tiempo, si no hay señales de él, asumiré que no vendrá.

- No te molestes, Blues. Yo debería ser el que-

- No es molestia - aseguré - De verdad. Me hace falta estirar las piernas, además - agregué aunque los dos sabíamos que era una vil excusa puesto que me acababa de sentar.

Benediht titubeó, pensé que también iba a levantarse cuando una silueta a sus espaldas llamó mi atención. Cristine, quien se acercaba a paso lento hacia nosotros con expresión pícara.

Entrecerré los ojos.

- Me parece que ya no va a ser necesario que alguno vaya a buscarla.

El chico siguió la dirección en la que estaban mis ojos, volviéndose. Se levantó, encarando a la mayor, su expresión se había transformado en una de enojo de forma instantánea.

- Abuela, ¿Se puede saber dónde estabas?

Ella puso la mano en su pecho, ofendida.

- ¿Desde cuándo debo darle explicaciones a mi nieto de adónde voy o dejo de ir?

- Se supone que íbamos a desayunar y te fuiste nomás llegar.

- ¿La muchacha no te lo dijo? Me encontraba mal así que salí a tomar aire - explicó. Siempre me causa gracia la forma tan descarada en la que miente.

- ¿Y por qué tardaste tanto? - interrogó el menor.

- Pues porque el malestar no se me pasaba - exclamó - Incluso ahora siento unas palpitaciones - empezó a respirar de forma irregular - Quizá lo mejor sea que me vaya a casa - dijo con fingido pesar - Ustedes no se preocupen, quédense aquí y terminen su comida. Yo-

- Nada de eso - dijo Benediht tajante - Me parece que con el paseo ya te encuentras mejor. Aunque, si te sientes tan mal, lo mejor es que llevemos a Blues a su casa y tú y yo nos vayamos directo al hospital.

Cristine abrió los ojos, le salió el tiro por la culata.

- No, no, no. No es necesario - dijo apresuradamente - Creo que empiezo a sentir como mejoro.

- Mm. ¿Por qué no nos sentamos, abuela?

Ella obedeció a regañadientes, ocupando el asiento junto a Benediht.

- Eh... Yo saldré un momento - anuncié levantándome de la mesa.

- ¿Adónde vas? - saltó Cristine - No me digas que te irás a casa...

- No - reí con pesar. Qué más quisiera yo - Es que mi madre ha de estar preocupada. No he hablado con ella desde que salí de casa. Debería llamarla.

- Pero no tienes que salir para eso. Si quieres yo la llamo y así-

- Claro, ve tranquila - intervino Benediht.

Es un sol definitivamente.

Sonreí agradecida, caminando con rapidez hacia la salida del restaurante. En el apuro, sabía que me había olvidado el bolso sobre la mesa con mi celular dentro de él, pero eso ellos no lo sabían. Dudo que alguien vaya a revisarlo de todas formas.

Narrador omnisciente

Benediht Coupland era un muchacho bastante corriente. Iba a la universidad, luego al trabajo y, a veces, se sentaba en el banco del parque que estaba cerca de la casa de su abuela. Ese era el momento más emocionante de sus días. Inspirar profundamente el olor a pasto sintético y ramas era su actividad preferida.

Hasta que la vió. La primera vez que su mirada recayó en ella, pensó que esa chica estaba siendo iluminada por alguna especie de luz celestial. Era como si, en un instante, todo hubiese cambiado para él. Y lo hizo, de cierto modo. Ya no se quedaba horas sentado en el parque, sino tras la ventana de su habitación, observando por una rendija a la chica que salía todas las mañanas de la casa de enfrente. Ya no caminaba perezoso a casa después de volver del trabajo, lo hacía con prisa, inundado por la ilusión que le hacía el sentirse más cerca de ella. Las visitas a su abuela empezaron a volverse frecuentes, hasta el punto en el que casi vivía con ella. Ya no buscaba la forma de ocupar todo su tiempo trabajando y estudiando, ya no sentía perder el tiempo cada vez que decidía tomarse un respiro.



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En el texto hay: humor, romance drama, desamor dolor

Editado: 11.12.2024

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