La madre de Zoe, la señora Susan Clark fue todo un encanto, la cena estaba deliciosa y nos platico sobre su vida universitaria, de como conocía la padre de Zoe y su primer trabajo y demás experiencias que parece compartir mucho con su hija, ya que ella si esta disfrutando de la universidad.
Antes de irnos al muelle ayude a recoger la mesa y a lavar los platos mientras Zoe enviaba una tarea a su maestro de Planificación y control, la carrera de turismo y hostelería debe ser complicado, pero a ella le queda como anillo al dedo.
-¿Qué tal es la residencia? ¿Te gusta? – le sonrió mientras le entrego el plato para que lo seque.
-Algo así, con el tiempo me acostumbrare. – empiezo a restregar otro plato – Aunque mi madre no quiere que me quede aquí, quiere que vaya a casa o a estudiar a Columbia.
-¿Columbia? Esta un poco lejos ¿no crees? ¿Y, por qué, Joe querría llevarte a casa? – paso saliva y le entrego el ultimo plato, me enjuago las manos para quitarme el jabón.
-Por que había un chico en mi habitación – la miro – No estábamos haciendo nada, lo juro, el es amigo de mi compañera, no sabia que había llegado a dormir allí.
-¿Un chico en la residencia de mujeres? – ella carcajea – Un clásico, la seguridad en el campus no es tanta para sacar a un chico de la residencia, aunque si pasase a mayores seguro que seria un gran alboroto.
En la alacena que esta guardando los platos hay una foto pegada al vidrio, es Susan con otro hombre, ella viste un hermoso vestido de novia mientras sujeta un ramo y sonríe mientras él la mira fijamente a los ojos, se ven muy enamorados.
-Oh, eso. – ella mira la foto con una sonrisa.
-Disculpe, no quería ser grosera o imprudente.
-No te preocupes, si la tengo allí es por que soy humana y los sentimientos que tenia por ese hombre eran reales, eran sentimientos de una mujer madura. – su voz se pone triste – Cuando te enamoras hasta los huesos no hay nadie que pueda arrancarte ese amor. Enamorarse es tan fácil, pero dejar de amar, es casi imposible, los sentimientos se oculta haciéndote creer que ya no sientes nada hacia esa personas, pero en realidad estas más enamorada que antes.
-Se necesita una sola mirada para empezar a creer en el amor. – sonrió mientras observo la foto de su boda – Una sola mirada...
-Cuando eres madre no funciona así. - La miro - Uno por los hijo lo deja todo, eso incluye a el amor de tu vida.- su mirada se entristece y esa energía tan fría se aferra a mi cuerpo.
-¿Terminaron? – Zoe aparece por el umbral de la cocina, le sonrió y asiento – Vamonos, antes de que se haga más tarde.
-Si, gracias por la comida y por dejarme dormir en su casa – ella asiente mientras se quita disimuladamente una lagrima, frota mi brazo y se gira apoyándose en el lavadero mientras suspira y yo me acerco a Zoe – Andando.
Hace bastante frío y las luces combinan perfectamente con el manto negro lleno de estrellas, la música ligera y moderna le pone chispa a la emoción de dar un paseo, algunos se bañan en la orilla de la playa mientras que otros pasean tomados de la mano, y yo estoy aquí con mi amiga viviendo una experiencia, creando nuevos recuerdos de la ciudad en la que viviré por cuatro años.
Entonces mi sentido común se pone a trabajar y me pregunta: ¿Quieres vivir cuatro años aquí?
Si mi corazón lo pensó y mi cerebro lo escucho, significa que quiero quedarme en San Diego, que no quiero irme a otra universidad, quiero esta, quiero que este lugar me de la experiencia que debí haber vivido hace dos o tres años atrás, quiero la libertad que no tuve, quiero enfrentarme a todo tipo de desafío, quiero ver el mundo arder, quiero sentir la adrenalina correr por mi cuerpo, quiero desvelarme y beber, quiero reírme a carcajada con las amigas que aspiro hacer. Pero también quiero ser la primera de la clase, aprender nuevas cosas como el español u otro tipo de idioma.
Quiero hacerlo e intentarlo todo.
-Dos por favor. – la escucho decir a Zoe, me acerco al barandal del muelle y escucho como las olas rompen hacia la orilla, es la melodía más bella que puede existir en una preciosa noche como esta, quisiera lanzarme desde aquí y permanecer horas sumergida en el agua.
-La natación no es para niñas, iras al ballet y a las clases de violín - Había dicho mi madre cuando le dije lo que quería estudiar natación, tenia como seis o siete años, mi sentido de expresarme y analizar las cosas e incluso tomar mis propias decisiones se estaba desarrollando, recuerdo que ese verano no había podido nadar en el lago de los abuelos por que no sabia, entones fui cada verano y tiempo libre, y con la ayuda de los gemelos (mis primos) aprendí a nadar, hasta que finalmente podía nada por todo el lago, no importaba si llegaba cansada a casa, yo siempre lo disfrutaba.
-Toma, una manzana con caramelo. – sujeto la manzana por el palito y la observo, el olor a dulce me empalaga y hace que mi boca se haga agua, le doy una mordida prudente evitando que el caramelo se escape de mis labios. - ¿Qué te parece?
-Se ve genial, es muy bonito. Si mi madre me viera ahora, probablemente me castigue de por vida. – le doy otra mordida disfrutando de la vista del mar.