Tuvieron que llevarme al centro médico del campus, me pusieron un calmante porque estaba demasiada alterada, mis manos no dejaron de temblar hasta después de un largo rato. Kara dijo que me quede inconsciente por unos minutos, pero yo recuerdo haber estado despierta todo el tiempo, Zoe y su madre llegaron para ayudarme y preguntarme que había pasado, pero yo no le dije nada.
Rusty fue el siguiente en llegar y le rogué a Susan que no llamase a mi madre, eso solo empeoraría las cosas. Aunque yo repetía constantemente que quería volver a casa, se lo pedí con desesperación a Kara cuando llegue a mi habitación, luego de eso no recuerdo nada.
He pasado la noche en el centro medio e hicieron una prescripción médica que le fue llevada al decano para que mi falta fuese justificada, me tendrían allí hasta el mediodía, hasta que mi pulso y mis nervios se controlasen.
-Buenos días – Rusty me dice mientras se estira en aquel sofá que se ve muy incómodo - ¿Cómo te sientes?
-Como si miles de autos hubiesen pasado sobre mí – respondo – Pero un gran peso se ha quitado de mis hombros. Gracias por quedarte, no tenías que hacerlo, en serio.
-Está bien, es mejor que dormir con mi compañero ruidoso. – se incorpora y se acerca hasta mi cama, toma asiento y me mira – Tuviste una crisis nerviosa bastante alta, tuvieron que ponerte oxígeno y darte un calmante un poco fuerte, y tus nervios parecían que iban a dañarse en cualquier momento, menudo susto que nos diste.
Aunque no recuerdo nada de lo que él dice, yo estaba consciente de que estaba en el centro médico, pero no de todo ese diagnóstico ¿mi mente se habrá bloqueado?
-Deberías llamar a algún familiar, no está bien que tengas este tipo de ataques. – Asiento – Puedo quedarme todo el día.
-No, ve a clases, estaré bien. Antes… ¿me alcanzas mi mochila? – él se inclina para sujetar mi mochila, la deja sobre mi regazo y busco mi teléfono, no hay llamadas perdidas, ni mensajes, todo está bien.
-Entonces….¿estarás bien? – Asiento - ¿Segura? – Vuelvo a asentir – Ay, Debbie, no sé si dejarte.
-Ya lárgate, Rusty, no te pongas cursi. – Le dice Kara groseramente – Tu y yo vamos a hablar. – me dice seriamente mientras trago saliva.
Me ha traído un pan dulce y leche chocolatada, según ella es para reponer fuerzas, también me trajo una gelatina de uva, mi favorita.
-Jared me lo dijo. – Le sujeto la mirada – No puedes decirle a nadie lo ocurrido, ese hombre genera muchos problemas, y si no pagas a tiempo, él te cobrara con sangre, será mejor que lo olvides, yo sé que aquello no es fácil de olvidar, pero, Debbie…
-…Lo se…- respondo con una sonrisa baja – Pero, ¿Qué tipo de personas son? ¿Qué es lo que hacen?
-No lo sé, Jared nunca me habla de eso, apenas y sé que tiene un trabajo de mala reputación, él dijo que solo sabría lo que fuese necesario, solo necesario, Karie. – aquello lo hizo con un tono grueso, imitando una voz varonil. – Nunca sabes lo que realmente un hombre hace o piensa, es su naturaleza.
-Kara, me iré a Columbia. – Ella abre sus ojos y borra su sonrisa – Hablare con la Universidad de Columbia para ponerme al corriente y empezar el próximo semestre, solo espero que me validen este.
-¿Te iras? – asiento. Finalmente estoy convencida de la decisión que he tomado, volveré a tomar mi vida de vuelta, esa perfecta e inocente que tenía llena de prejuicios y decisiones tomadas por mi madre, lo demás ya no me importa, solo quiero vivir tranquila como antes. – No, no, no puedes irte, si te vas me cobraran más por la residencia, el decano dijo; Si pierdes a esta compañera empezaras a vivir sola y pagaras como si hubiesen dos personas viviendo allí, así que compórtate, Kara.
-¿Cuántas compañeras has perdido? Además, yo no me iré porque tú seas una mala compañera, me voy porque tengo una propuesta de estudio que sobrepasa mis límites, era mi aspiración al principio, y creí que no llegaría la carta jamás, pero llego y es lo que quiero.
-No te vayas, ningún otra compañera me soportara y tendré problemas. – Suspiro rindiéndose - ¿No te gusta San Diego, ni la universidad?
-No, es que…
<<Tengo miedo a morir o que me hagan algo.>>
Ella suspira rendida.
-Es tu decisión, nadie la puede cambiar. Mucha suerte en tu nueva universidad, y no te olvides de mí, cuando tengas un súper escuela, avísame, puedo hacerte un logo y publicidad. – me guiña un ojo.
-Lo tendré en mente, siempre, gracias por lo de anoche. – ella se inclina y me da un abrazo.
No sé en que estaba pensando cuando salí del hospital, cuando me di cuenta ya estaba en el autobús ocho que me llevaba hasta el bosque donde está el lago, supongo que nadar un rato me quitara toda la mala energía que se quedó impregnada en mi cuerpo anoche.
No puedo creer que no haya hecho nada para ayudarme << ¿Qué clase de hombre permite que un bastardo degenerado toque a una chica en medio de la noche? >> Solo de pensarlo me da escalofríos y nauseas, no quiero que se hombre vuelve a acercárseme nunca más en mi vida. Nunca antes había tenido algún odio tan grande y desprecio hacia un hombre, los últimos dos novios que tuve me enseñaron lo poco que se del amor, creo que nunca aprendí realmente lo que era amar o estar ciegamente enamorada, los dos chicos que tuve a mi lado fueron cortejados por mi madre y presentado a mí, luego de varias citas ellos me pidieron muy caballerosamente ser su novia, ni siquiera estaba ilusionada y sin embargo acepte.