Mi linda compañera tuvo las fuerzas para levantarse a las seis de la mañana, darse una ducha y abandonar la habitación, no sin antes dejarme una aspirina con una nota que decía:
No sé si tengas resaca con todo lo que vomitaste, pero esto se llama aspirina y la necesitaras por el resto del día, y compra un café, té ayudara a mantenerte despierta. Un beso.
K.K.
¿K.K? ¿Su apellido también empieza con k? Ahora mismo no tengo muchas ganas de pensar en apellidos con 'K'. Solo me beberé la aspirina y luego me iré a clases, espero poder estar atenta a todo.
Tal vez debí haber ido por un café, haberle hecho caso a mi compañera, pero no, allá voy de cabezotas caminando como zombie hacia mi última clase, la de literatura.
Subo las escaleras rápidamente intentando buscar un asiento libre, lanzo mi mochila a un lado, dejo la carpeta y hago una almohada con mis brazos, recuesto mi cabeza y cierro los ojos intentando descansar un poco antes de que empiece la clase, solo un poco.
-¿! Darían la vida por amor. !? – Levanto la mirada de un solo golpe sobresaltada ante el grito de mi profesor - ¿Y si es así? ¿Por qué?
-¿Tiene que ver con la clase de hoy? – pregunta una chica de por allá arriba.
-No puedo dar la misma clase todos los días, ustedes se aburrirían y no quiero eso, así que estoy capacitado para darles todo tipo de clases, incluyendo la sexual, pero eso es un tema aparte. Así que está bien tener un debate de vez en cuando. ¿Alguien quiere responder?
El salón se queda en un largo e incómodo silencio sepulcral. Hasta que la puerta se abre y Christian ingresa sin saludar mientras se revuelve el cabello ¿mojado?. ¿En serio ha traído el cabello mojado? ¿O recién se levantara?
-Si no responde los enviaren a leer Romeo y Julieta y el trabajo de la crítica les costara un puntaje exageradamente alto. Chicos, conversemos entre nosotros, debatamos, hagamos las pases. ¿Darían su valiosa y apreciada vida por amor? Escuchen bien. Por amor, amor que ahora se encuentran en todos lados, hay diferente tipo de amores en el mundo, pero... ¿Darían la vida por un solo amor?
Levanto la mano.
-Deborah.
-¿Un solo amor? – pregunto y el asiente mientras rodea el escritorio y se apoya con las manos en el escritorio. – A veces un solo amor no merece la pena de una vida. Yo creo en el amor a primera vista, en el amor a distancia, en el amor verdadero – hago una pausa mientras organizo lo próximo que voy a decir en mi cabeza.- Pero a veces nos cegamos tanto de amor que no vemos lo mal que lo estamos pasando, entonces yo preguntaría; ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar por amor?. Creo que debemos estar enamorados locamente de esa persona, amarla hasta los huesos, para poder dar la vida por esa persona. Ese es un amor del siglo XV, donde aún sin conocer realmente a esa persona sabias que el último día de tu vida él iba a estar sentado junto a ti sosteniendo tu mano mientras das el último aliento, o en otro caso, puede ser al revés. Ese es un amor por el que si valdría la pena morir, un amor que te deja ver todo con solo una mirada, caricia e incluso un beso sin necesidad de tomarse un tiempo ajeno.
El maestro mantiene una gran sonrisa de satisfacción y se ha quedado inmóvil. El salón estalla en aplausos y reacciono mientras observo hacia atrás a mis compañeros que me aplauden con una sonrisa. Excepto Christian que mantiene la mirada en el cuaderno escribiendo algo. Seguro alguna crítica deplorable para decírmela luego.
-Deben darle las gracias a Debbie por que no leerán Romeo y Julieta. Y ese, señorita Deborah fue una gran respuesta a mi pregunta y que grande. Felicidades. – sonrió y asiento.
Bien, no esperaba eso. Parece que está bien levantar la mano de vez en cuando y participar en las clases, ahora entiendo por qué la mayoría lo hace, es satisfactorio de cierta manera.
Aunque estoy cansada y muerta del sueño, finalmente las clases han terminado y doy gracias al cielo porque lo único que quiero es...! Rayos! Olvide el trabajo, en serio necesito dormir o me desplomare en el trabajo.
-Debbie y Christian quédense por favor. – me dice mientras voy bajando las escaleras. – Me encanto lo que dijiste y la forma por en la que lo dijiste me hizo aterrizar. – Christian llega a mi lado – La forma en la que hablaste hoy es la misma redacción que tiene el trabajo de Christian.
La carpeta cae sobre el escritorio y la miro. Hay dos y una de ella tiene el nombre de Christian, la abro e intento no verme sorprendido por mi trabajo, a cambio frunzo el ceño y miro a Christian que mantiene la mirada fija al maestro.
-No puedo creer que tengas ese tipo de pensamientos, son muy buenos. – le digo a Christian y miro al maestro – Disculpe. ¿Cree que este es mi trabajo? No fue lo que escribí, señor Leister, lo siento.
-Yo creo que es tuyo. – insiste. Pero vuelvo a negar y sujeto la carpeta que tiene mi nombre, la abro y tomo la única hoja que tiene dentro.
-No soy la chica modelo de su clases – suspiro – Fue una mala idea dejar esto allí, hubiera sido más fácil si le hubiera dicho que no había realizado mi trabajo, y entiendo que si después de esto no quiere darme otra oportunidad, la aceptare y me quedare con el cero.
-Te calificare el trabajo sobre seis y medio. La honestidad es la justicia más clara que puede haber en la vida, y puede salvar a muchos inocentes, pero cumplirás una pequeña condena. Puedes aceptar o obtener un cero. Es tu decisión, si no quieres escribir, está bien.
-Aceptare el seis y medio, realmente aprecio que esté dándome esta oportunidad. ¿Puedo irme, ya? Tengo trabajo.
-Seguro, eso sería todo para ti también Christian, espero que siga así y por fin puedas largarte de mi clase.
Me siento mal por las palabras que el maestro ha usado hacia Christian, lo que me sorprendió fue que el no dijera nada a toda la pequeña charla que tuvimos, a pesar de que hemos tenido nuestras contras, el ha sido diferente cuando estamos solos, y se veía bastante desesperado por esa nota, así que por una vez en mi vida el podrá recordarme por haberlo ayudado con la literatura.