Capitulo#17

No se por cuánto tiempo llore, pero fue de mucha ayuda ya que esta mañana mi cabeza y corazón estaban bastante claros, me sentía liberada y empoderada. Tengo la ligera sospecha de que hoy será un gran día y que todo este último semestre pasara muy rápido y luego ya estar en Columbia.

El maquillaje ha hecho el milagro de mejor mi rostro y ocultar las ojeras y los ojos hinchados, aunque no sabía si dejar mi cabello suelto o llevarlo recogido como siempre, creo que hoy quiero llevarlo suelto. Lo cepillo una última vez y me miro en el espejo de bolsillo, muevo mis labios emparejando el brillo labial.

Tomo mi mochila, mis llaves y abandono la habitación con mi compañera aun durmiendo.
Desciendo las escaleras y al llegar abajo el frio aire de noviembre me envuelve por competo, mi padre está allí enfrente esperándome sentando el muro con mi mochila a un lado mientras revisa su teléfono, me acerco con pequeño brinquitos y una sonrisa enorme.

-¡Mira eso, chica! – Me abraza fuerte mientras me mueve de lado a lado – Estas muy feliz y eso es signo de que te fue genial el día de gracias, cuéntamelo todo. ¿Quieres desayunar?

-Mmhhh…sí. Y claro que quiero desayunar con él mejor hombre. Iré a dejar mi mochila y aprovechare para buscar un suéter.

Mientras desayunamos le cuento casi todo lo que sucedió durante este tiempo, no entro tanto en detalles, no quiero amargar su desayuno, tampoco quiero decirle la horrible propuesta que han tenido hacia mí, aun me duele el pecho de solo recordarlo.

-Entonces – se limpia las comisura de sus labios - ¿Cuál es la conclusión?

-Iré a Columbia, así tuvo que ser desde el principio. Además mamá…- el tenedor y el cuchillo rebotan en la mesa llamando la atención de los clientes más cercanos.  - Papá, solo quiero hacer las cosas más faciles, viste como se puso en la cena.

-Tienes 18 años, sal de aquí, ya no necesitas de ella, sabes cocinar, lavar ropa, sabes defenderte en todo ese aspecto, idependizate. ¿Quieres un departamento? Te compro uno, donde tu quieras, pero alejate de Joe, ella esta enferma, Debbie.

-Ella no esta enferma, es mi madre. – el niega – Papá, te prometo que todo estara bien.

– Creo que el tiene que ser tu esposo.

-¿Quién Christian!? – ahogo un grito y rio burlona mientras levanto las cejas. Mi padre asiente serio mientras mantiene una mirada fulminante, entonces tambien dejo el tenedor y el cuchillo de lado -¿Si? Intenta hablarle de matrimonio. – ruedo los ojos – No lo conoes, y no lo conozco. El es grosero, mal humorado y….siempre esta insultandome.

-Entonces conocelo.

-¿!Como!? Siempre esta evitandome y llamandome de formas ofencivas.

-Entonces dejalo y olvidate de él, nadie tiene que hacerte sentir mal, nadie tiene que decirte que hacer, nadie toma decisiones sobre ti. Hazlo a tu manera, a tu conciencia. – hace una corta pausa que se clava en mi pecho - Te quiero en casa el 20, por que se que sales al 18 de vacaciones, y quiero que te tomes todo ese tiempo en pensar si quieres ir a una univerisdad de privilegios que no te dara nada, que solo llenara un carton que suejtaras cinco minutos para la foto.  La universidad no te da experiencia laboral, solo te instruye, tu forjas la experencia laboral, al igual que la vida, te da el aire y la oportunidad de despertar cada día, pero tu forjas lo demás. Allí estan los materiales, construye tu vida, como tu quieras, de la forma de quieras. – toma las llaves del auto que me ha dejado aquella noche y se pone de pie – Debo ir al trabajo, yo pago el desayuno. – besa mi frente y se acerca a la caja para cancelar.

Recojo mis cosas y aprovecho para salir e intentar alcanzarlo, pero es inutil seguirle el paso a mi padre, siempre camina muy rapido o da pasos muy grandes, me tiro el cabello hacia atrás y empizo a caminar hacia mi facultad.

Crei que este dia seria diferente.

-Es horrible, varias clases se suspenderan y tendremos que tomarlas en otra universidad. – frunzo el ceño ante lo que Dusty me dice – Son las desventajas de estudiar en una unviersidad estatal.

-¿Qué? ¿Qué clase de materias recortaran? – le pregunto.

-No lo se, dependiendo la semana y las clases, te diran que materias se acabaran. – nos detenemos afuera de la clase de literatura – Cruza los dedos, King. Te veré despues. – asiento y empujo la puerta del salon, el maestro ya esta dentro del salon leyendo algo de Stephen King.

-Buenas tardes – saludo el sacude su mano si mirarme, no hay casi nadie, apenas dos chicos y Christian que esta hasta arriba. Tomo asiento en medio y saco mi cuaderno de borrador para empezar a tomar notas. – Maestro Leister ¿ya puedo entregarle mi trabajo que sera calificado sobre seis? – aparta la mirada del libro y me mira, parece que no esta de buen humor.

-No te preocupes por eso, tienes un nueve. – frunzo el ceño y el baja los pies del escritorio, coloca un separador y deja el libro sobre el escritorio.

-¿Qué? No le he presentado mi trabajo y no es justo obtener un nueve sin esfuerzo. – me pongo de pie – Señor Leister.

-Debbie, eres buena en lo que haces, y se que ese trabajo es tuyo, él me lo dijo. – me giro hacia Christian que mantiene la mirada fija en su hermano mayor – Nuestra clase sera borrada del programa, la universidad pierde fondos y no podemos darnos tantos lujos, ustedes se quedan sin una clase, y yo sin empleo. – me giro hacia Christian y el esta tan sorprendido como yo.