Me despidieron.
Recibí una pequeña liquidación en la mañana y ahora estoy desempleada, con mi clase favorita a punto de ser destruida y Diciembre pisándonos los talones, todo en tan solo dos días. No puedo creer que esto se esté volviendo un desastre cuando casi es navidad y todo debería ser amor y felicidad y chocolate.
Pero aquí estoy, en mi clase favorita con mi profesor teniendo los ánimos por los suelos. Sus clases han empezado a decaer y los alumnos dejaron de venir, algunos de ellos.
-Bien, vamos, vamos a hacer un debate como el de Romeo y Julieta por que el 67% de ustedes no lee, no lo hace porque no quieren. – me muevo un poco incomoda y Christian ingresa sin decir nada con el móvil en la mano, sube rápidamente bajo la mirada del maestro Leister. – Hablemos de algo más toxico que es lo que hoy en día se ve por las calles. Amores violentos y personas ciegas, entonces. ¿El amor te vuelve ciego? ¿Por qué muchas de las mujeres se quedan con el hombre que las agreden?
-Porque son realmente estúpidas – me giro hacia la voz de Christian ofendida - ¿Qué? Es la verdad.
-No, no es cierto. – contesto de mala gana y miro al maestro que mantiene su mirada en nosotros dos. Suspiro y miro mi cuaderno disimulando.
-Solo alguien que no tiene sentido común se queda un imbécil que le pega todos los días.
-Todos tenemos sentido común, lo que pasa es que a veces necesitamos tanto amor que incluso lo más malvado, oscuro y perverso, se vuelve ese espacio cálido que tanto necesitamos. – mi mirada se mantiene en Christian.
-Sí, pero no por eso significa que debas aguantar todos esos golpes.
-Entonces ponte en los zapatos de una mujer a la que le falta amor, y date cuanta que aun que quieras, no puedes dejarlo.
-Eso no es amor, es masoquismo. ¿Qué no dice que si amas tanto algo debes dejarlo ir? Solo alguien tan bruto se dejaría golpear por amor.
-Tienes que escuchar los dos lados de la historia.
-¿Y por eso la del hombre tiene que ser peor? ¿Por qué no puede ser al revés?
-Por qué no tiene sentido que un hombre le pegue a una mujer por amor.
-Y tampoco tiene sentido que una mujer aguante golpes por amor. – mi mirada se mantiene con la suya y el simplemente levantas las cejas – Se llama masoquismo, nadie merece aguantar tanto por un amor que se desvanecerá en las arenas del tiempo.
-Eso no es justo, porque si ha luchado tanto por un amor, al menos merece recompensa.
-El amor no se recompensa, tonta.
-¡Callaos los dos! – el maestro da dos aplauso llamando nuestra atención, y nuestra pequeña discusión/debate. Ha terminado en miradas furiosas por parte de nosotros con suspiros incluidos – Porque siempre son ustedes lo que discuten en los debates.
-Ella solo ha leído el mago de oz y las princesas. Así que el debate lo gano yo.
Mi mirada se mantiene fija en mi cuaderno donde he empezado a dibujar corazones y luego los he tachado, el salón se ha quedado en silencio y me sorprende que nadie haya soltado una carcajada o algo diferente.
-Eso no tiene nada de malo, yo crecí con los cuentos y las películas de las princesas. Disney es una gran inspiración para empezar literatura. – dice una chica rubia sentada a un lado.
-El hecho que no hayas tenido una infancia mágica no te derecho a criticar a los otros por lo que lees. – lo que ha dicho el chico a mis espalda me hace sonreír, así que miro a Christian con una sonrisa burlona mientras el mantiene su mirada en el chico que ha dado su opinión, su ceño está ligeramente fruncido y su dedo pulgar sobre su labio inferior.
-Vale. Vamos a dejar de criticar y pongan atención a la siguiente tarea que os dejare.
Tomo mi esfero lista para empezar a escribir lo que el maestro anota en la pizarra, pero su presencia llena el espacio vacío a mi lado, intento no mirarlo, pero me siento muy incómoda con su presencia a mi lado.
-Así que te hace gracia que los imbéciles se burlen de mí. – lo miro con una ceja levantada.
-No voy a decir nada al respecto. – le digo y miro hacia el frente aguantando una carcajada. No puedo evitar reír y mirarlo – lo siento. – Me muerdo el labio reprimiendo mi risa – Pero en mi defensa te lo mereces.
El me mira por unos pocos segundos, luego se pone recto y pone la atención en el pizarrón. Su mano se coloca en mi pierna sintiendo el calor de su mano, lo miro esperando que me devuelva la mirada, pero a cambio una sonrisa se forma en su rostro mientras escribe la tarea.
-Christian..- susurro y quito su mano de mi pierna. Me arrepiento de haber traído falda hoy. Pero su mano vuelve a mi pierna como si tuviese un imán, pero esta vez empieza a subir pasando la frontera de mi falda, aprieta mi pierna y suelto un suspiro por la boca – Christian..- mascullo.
Su mano sube con un cosquilleo por toda mi pierna, ya casi llega a mi parte íntima y mi corazón solo sabe acelerarse cada vez que se trata de su tacto, cada que se trata de él mi corazón no deja de latir de esta forma superficial.
-Entonces…- fue casi como un grito que me hizo sobresaltar y apartar rápidamente y dramáticamente la mano de Christian de mi pierna -¿Algún problema, Debbie? – me muevo incomoda ante la pregunta del maestro y miro a Christian.