Yours Decisions

Capitulo#33

El mundo se pone en contra de ti cuando estás pasando por malos momentos, te recuerda lo mal que lo estás pasando en cada paso que das.

La literatura consta de todo, pero en estas semanas hemos leído obras de William Shakespeare, hecho debates, compartiendo historias personales, escribiendo pequeños fragmentos románticos, una y otra vez. Y para el trabajo final debemos escribir un poema para la clase del señor Leister, quien cuenta conmigo para admirar a toda la clase, aunque para este tiempo no sé si pueda dar lo mejor de mí.

-Creo que el octavo fue bueno, me inspiro. – Me quito los lentes de lectura y me giro hacia Kara – Has trabajado en ese poema los últimos tres días, como es que anteriormente lo hacías en tan solo horas y ahora tu cabeza obstruye los pensamientos románticos literarios.

-Creo que mis pensamientos románticos murieron junto con mi corazón esa noche. – me dejo caer en la cama con la portátil en mis manos para dejarla en mi estómago. – Creo que no iré a clases.

- Lo seguirás viendo de una forma u otra.

-No es por Christian. Ian cuenta conmigo, pero no puedo, otras veces mis manos se mueven por si solas.

-¿Y si es la computadora? Las otras veces lo hacías a mano, o tal vez necesites ir a un lugar tranquilo.

-¿A las nueve de la noche? – se encoje de hombros. Cierro la portátil y la dejo a un lado dándole la espalda. - ¿Crees que vuelva?

-Por favor, Debbie, deja de preguntarme eso. No puedes quedarte esperando a que venga por ti, no lo hagas, déjalo ir si tanto lo quieres, déjalo estar, hasta la puta idea que se casó y se fue con otra. Yo sé que la esperanza es lo último que se pierde, pero ya pierde la tuya o terminaras consumiéndote y volviéndote loca.

-Porque tenía que ser él.

-Deborah….- aprieta sus dientes – No quería decirte esto, pero necesitas a tu madre justo ahora.

-Creo que tomare ese paseo, ahora. – me pongo de pie y dejo la computadora de lado, me coloco los tenis y tomo un bolso, guardo el móvil y veo a Kara colocarse unas botas. - ¿Qué haces?

-Iré contigo, tengo ganas de una hamburguesa.

He decido venir a la playa ya que no puedo llevarla al lago conmigo, es la segunda vez que vengo aquí, la última vez salí corriendo con la nariz rota, venirme a sentar a la arena a escuchar las olas del mar me trae paz, tengo mi cuaderno sobre mi regazo esperando a que mi lápiz se mueva y empiece a crear contenido romántico.

-No. – dice Kara.

-¿No qué? – le pregunto. Ella rueda los ojos y deja de comer la hamburguesa.

-Soy la persona menos indicada para inspirarte en estos momentos. – no sé exactamente que está diciendo, y no puedo reaccionar ante aquello – Vámonos.

-¿Qué? – Se pone de pie – Aun no he escrito nada y lo necesita para mañana.

-No, lo que necesitas es desahogarte y consejos maternos.

Me ha llevado arrastrando literalmente hasta el auto, donde me obligo a subirme y luego condujo diez minutos hasta la casa de Noah, nos quedamos estacionadas unos segundos mientras ella se aferraba al volante.

-Nunca he sido buena dando concejos. – Suspira y me mira – Yo te advertí, te dije toda la mierda que iba a causarte enamorarte de él. – Las heridas vuelve a abrirse – te rompió, Debbie, y yo no sé cómo arreglarte.

-No digas eso, nada es tu culpa. Estoy bien, vamos a casa. – espero a que ponga el auto en marcha y la miro. - ¿Kara?

-Creo que estoy embarazada. – Paso saliva y detengo la respiración – El día de la fiesta, tengo una semana y dos días de retraso. Tengo miedo de hacerme la prueba y que salga positivo, no puedo tener un bebé ahora, y no sé quién es el tipo con el que me acosté esa noche. Estoy asustada, muy, muy, asustada.

-Pero…y no me lo habías dicho en todos estos días, porque…tu..¿no confías en mí?

-Si, si…- suspira exhalando aire. – Te quiero, y confió en ti, pero no sabía cómo decírtelo, no quiero que Jared se entere.

-¿Qué vas a hacer? – ella niega y se encoge de hombros. – Kara, mírame, piénsalo.

-Lo estoy pensado jodidamente cada segundo, pero no puedo, no puedo hacerte esto, tienes que terminar ese poema Ian cuenta contigo, necesitas arreglar tus problemas y yo arreglare los míos.

Me bajo del auto y sujeto su mano antes de apartarme del auto. La miro irse y luego camino hacia la casa de Noah, aun no sé por qué estoy aquí exactamente, pero supongo que algo bueno he de sacar de aquí.

-Cariño…pasa, pasa. ¿Va todo bien? – asiento viendo a su esposo sentado en un sofá individual viendo un partido de futbol. - ¿Quién te trajo?

-Kara. Intento escribir un poema, pero parece que mi inspiración se ha esfumado. – ella me deja pasar y me acerco para saludar a su esposo que ya tuve el placer de conocerlo, es muy gracioso. - ¡Hola señor Smith!

-Hola, hija. ¿Todo bien? El corazón toma tiempo en sanar.

-Lo sé, vamos muy bien. – el levanta su dedo pulgar mientras bebe de su lata de cerveza. Noah me guía hacia la cocina y me sirve una taza de té sin pedírsela. – Gracias. – rodeo mis manos en la taza de té que no esta tan caliente.



#144 en Joven Adulto
#2602 en Novela romántica

En el texto hay: romance, badboy, toxiclove

Editado: 27.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.