El día tan esperado para todos había llega.
El verano empezó y los exámenes y, el estrés se esfumaron, la mayoría ya estaba fuera a mitad de semana, mientras que yo aún tengo actividades que cumplir, y parece que después de la fiesta en la playa algunas cosas se me acumularon. Peach y Matt vendrán el sábado al medio día para tomar el vuelo, ya tengo mi billete de avión, pero no las maletas, tengo un cesto de ropa que lavar hasta mañana el medio día, por lo que tendré una noche ajetreada después del trabajo.
Al llegar esa tarde a la pastelería Noah me dijo que Lion ha ido a visitar a su padre a Ohio, dijo que lo había visto un poco deprimido cuando llego de la fiesta, y aun no lo entiendo, no volvió a dirigirme la palabra después de esa noche, no recuerdo haberlo ofendido o lastimado. Solo espero que al volver todo sea diferente.
-Hora del cierre. – Noah esta lista para abandonar la pastelería. - ¿Qué? Es verano y este cuerpo necesita irse de vacaciones, y sé que te iras a Texas, así que ve a hacer las maletas, descansa, come y relájate. Es verano. – dice con todo de entusiasmo.
Recojo mis cosas y salgo junto con ella luego de poner la alarma mientras reviso los mensajes que hay en el grupo de Whatsapp, la actividad es amplia para los otros miembros, pero Christian y yo no contestamos ningún mensaje en el grupo, solo nos enteramos de ciertas cosas.
-¿Debbie? – Doy un brinco y miro a Noah - ¿Vas a algún lugar? Te pasare a dejar.
-Quisiera saber si hay una biblioteca rustica por aquí, necesito libros para el nuevo año y quiero comprarlos antes de que empiece.
-Sé a dónde llevarte.
Estamos un poco lejos, Noah lo llamo el suburbio de las tiendas, dice que hay una calle llena de tiendas, hay de todo por allí y es muy poco conocido por los turistas.
No era mentira.
Al girar a la derecha hay una calle larga que tiene tienda, tras tienda, tras tienda, hay de todo un poco, Noah detiene el auto a un costado y se baja, la sigo y miro al frente, allí está la librería rustica de la que tanto hablo.
-Iré por algunas cosas en la tienda de artículos, espérame aquí y luego te llevare a la residencia. – asiento. – Buena suerte.
Empujo la puerta haciendo un timbre por dos segundos. Doy un paso mirando a todos lados, no hay nadie la música es muy escasa y da un poco de escalofríos, empiezo a caminar hacia los estantes con los libros.
-Hola. – Me sobresalto girando sobre mis talones – Soy Joe, el encargado. No hay mucha clientela por aquí, solo tenemos una rata de laboratorio.
-Pues seremos dos, tienen una gran variedad de libros.
-Hasta el más antiguo. ¿Necesitas ayuda o quieres inspeccionar por ti misma? También hay un área arriba, hay café caliente y un cómodo sillón con una luz espectacular.
-Eso suena increíble, gracias. Daré una vuelta y luego te aviso si necesito algo.
-Seguro, estaré por allí o solo grita mi nombre. – asiento.
Me acerco al mostrador con dos libros y Joe se limpia las manos en el delantal rojo para proceder a cobrarme.
-¿Vas al instituto?
-No, estoy en la universidad estatal. – el me mira.
-Lo siento, no quería ofender.
-No pasa nada. – el empaca mis libros en una bolsa de papel y me los deja con el recibo dentro. – Gracias.
-Ten un feliz…- me fijo en el estante a sus espaldas, él me sigue la mirada.
-¿Por qué ese libro no tiene nombre? – él lo saca y lo deja sobre el mostrador, acaricio la cubierta color marrón y luego lo abro.
-Es la primera edición de orgullo y prejuicio, esta edición no saco el nombre de la obra, ni el nombre de la escritora.
-Oh dios mío, esto es una reliquia. ¿No está a la venta?
-No, le pertenece al dueño, está aquí para mostrarse y leerla si quieres, pero no está en ventas y si alguien la estropea pues tendrá que pagar mucho dinero. – la cierro y vuelvo a acariciarla al mismo tiempo que el timbre de entrada suena, no le preso mucha atención. – Genial, allí está otra vez. – aparto la mi mirada hipnótica del libro y le sonrió a Joe.
-Gracias, feliz verano. – le hago de la mano y camino hacia la salida, miro entre las perchas de libros unos ojos color cafés que se mueven al ritmo de las líneas de libros, supongo que esa es la otra rata de la librería que menciono el encargado, abandono la tienda y veo a Noah quien viene con dos conos de helados y una gran bolsa hacia mí, corro a ayudarla y me tiende un helado con una bola de fresa. – Gracias, encontré lo que buscaba. ¿Y usted?
-Todo para mi verano en la playa.
Me despido de Noah con un fuerte abrazo y luego me bajo rápidamente. Camino hacia la residencia y subo las escaleras con tranquilidad mientras examino mi nuevo libro, ingreso a la habitación y dejo la mochila sobre mi cama para lanzarme en ella y continuar con mi lectura.
-Ummm…¿Hola? – bajo el libro y giro mi cabeza hacia donde Kara está empacando. – Creí que empacarías.
-Me voy mañana al medio día, además…- me incorporo – Tengo ropa que lavar, iré en unos minutos. ¿Qué hay de ti?